Un número considerable de caballeros estaba reunido, algunos apenas llegaban y otros ya llevaban tiempo controlando la particular escena. Fue de improvisto, ocultos por las penumbras nocturnas, de la forma más rastrera que pudieron, intentaron colarse descaradamente en el Santuario, no se lo explicaban, sabían que era un movimiento posible, por ello estaban patrullando, pero que fueran una minoría considerable, les resultaba insultante y estúpido.
Más aun cuando tomaron la cobarde decisión de retirarse, ¿sería solo una distracción? o ¿que era lo que querían lograr con todo ese espectáculo? El pisciano no podía entenderlo, queriendo razonar todo aquello, era una perdida total, era arriesgado y no tenía un beneficios más allá del matar un par de los suyos, pero con el riesgo de perder unos cuantos de ellos, no era factible, debía haber otra razón y era urgente encontrarla, quien sabe, tal vez ellos descubrieron algo que el santuario desconocía, lo cual podría darles una ventaja peligrosa, debía ponerse en todos los escenarios posibles, aun cuando estos fueran absurdos y rebuscados, con el Dios de la muerte todo era posible.
En ese momento, su mente se inclino por su primera opción.
No fue algo notorio al principio, era algo imposible de detectar cuando están en plena pelea, pero cuando las cosas se calmaron uno que otro guardián pudo percatarse de la falta de algunos de sus compañeros, nombres resonaban de aquí para allá, quizás para cerciorarse que efectivamente no estaban, o solo para avisar al aire que esa persona estaba faltando, cual fuera la razón, alerto aun más a los presentes, imaginando en sus cabezas los peores escenarios, al final, perder un camarada no dejaba de ser doloroso y nada beneficioso para la guerra que se ejecutaba.
- ¡Falta ella, la caballero de plata! - grito un aprendiz a lo lejos - La caballero de Ofiuco.
- Tiene razón, no veo a Ángel por ningún lado. - El nombre de su pupila alerto las alarmas del santo de piscis - ella no tardaría tanto...amenos que algo le pasará.
No, era imposible. Que le ocurriera algo a una mujer tan terca y obstinada era impensable, preocuparse era innecesario pero entonces ¿por que sintió como si su mundo se desestabilizara por un segundo? Quería salir a buscarla, quería estar seguro, quería ver con sus propios ojos que ella estaba bien, pero por sobretodo viva.
- Albafica, calma, la conoces estará bien, debe tener una buena a explicación para tardar tanto, ella... - era algo fácil de ver, al menos para el guardián de la primera casa, tal vez para muchos más, cuando su compañero oía hablar de su "preciada" alumna se convertia en otra persona, una mucho más instintiva y menos seria.
- Lo se Shion, lo se incluso mejor que tú, pero eso no quiere decir que no puedo preocuparme. - se aparto de su camarada, con una notoria frustración casi palpable en su rostro, confiaba en ella, en sus capacidades, en su fuerza, pero aun así la vida no es algo que tengamos resuelto, de un momento a otro podemos perderla con demasiada facilidad, siendo caballeros aun más, decidido, acompañaría a la búsqueda de los caballeros restantes, hasta que...
Apareció, sin heridas, con unos pocos raspones, sin casi signos de esfuerzo, sin una respiración agitada o algo que apuntara a su inminente tardanza, solo su presencia arrogante y soberbia, lo que sembró algo de alivio en unos, no pudo escapar de la mirada incrédula de otros, en su caso, no sabia con certeza donde comenzaba su alivio y donde terminaba su enojó. Algo le decía, llamenlo instinto, sexto sentido, lo que fuera, pero sentía que algo no estaba cuadrando.
- ¡Dios mio casi nos matas de un susto! Creímos lo peor - la increpó un muchacho que al parecer era unos pocos años mayor que ella.
- No es necesario que se preocuparan por mi, puedo con un par de espectros yo sola - su voz no era necesariamente arrogante, esa no era su intención, aun con ello, no logro dar otra impresión más que esa, molestando a otro par de los vigilantes.
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La aprendiz de piscis (saint seiya the lost canvas)||En Reedición||
FanfictionEl destino es ciertamente misterioso, enigmático, una constante incógnita que nos hace pensar en por qué las cosas son como son y por que terminan de la forma que terminan. Uno jamas se imaginaria que dos personas tan diferentes se verían envueltas...