𝐈𝐭'𝐬 𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐚 𝐒𝐤𝐚𝐭𝐞𝐏𝐚𝐫𝐤. || • 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐃𝐞𝐤𝐮 •

𝙴𝚕 𝚒𝚖𝚙𝚞𝚜𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚊𝚕𝚒𝚘 𝚋𝚒𝚎𝚗.

Izuku PØV'S:

– Silencio. – dije antes de saltar la puerta de madera coincidente con la cerca.

– No soy tan imbécil. – habló obvio en respuesta y yo solo pude suspirar divertido por su comentario.

Apoyando mis dos manos en la columna del costado me impulse para subiré a ella y le extendí mi mano para que me pasará mi skate, cosa que luego de entregarmelo salté quedando dentro del patio trasero, acción que el imitó luego sin preocuparse de su tabla, puesto a que la tenía puesta en su mochila.
Puse mi dedo índice sobre mis labios comienzan  caminar a la puerta trasera escuchando un bufido a mis espaldas y abrí la puerta de manera lenta mirando a todos lados en la oscura cocina.

– Sabes, si tanta inseguridad te daba no haberlo propuesto en primer lugar. – su voz baja se escuchó por encima de mis cabellos, intuyendo que también veía el interior oscuro de mi cocina.

– Solo no quiero despertar a nadie. – susurro en respuesta y con cuidado levantando un poco la puerta (incluso si no era necesario). La abrí dejándolo pasar primero para luego volver a cerrarla teniendo las mismas precauciones.

Me volteé encontrándonos con el chico parando mirando expectante a lo cual lo miré sin entender que esperaba de mi.

Levantó una ceja. – Yo no vivo acá, no sé que esperas.

– Oh- Si, verdad. – pasé por su lado saliendo de la cocina. – Es subiendo las escaleras. – marqué el camino a lo cual él me siguió sin hacer ruido, lo cual agradecía profundamente.

No traes a un desconocido a casa, claro que no.
Katsuki no era un desconocido.
Para mis padre si.
No para mi.

Más al momento de que solo él ruido de nuestras zapatillas pisando los escalones mi mente pensó que recién a esta instancia quizás no fué la mejor idea.

“Tu padre es medico.”
Mi mente habló.
Y quize morir.

Me muerdo él labio interno arrugado mis cejas y cerrando fuerte los ojos, mi alma deseaba que ya se hubiera ido o que su turno fuera más tarde del usual, esto ocurría por no preguntarle cuándo estaría por casa al volver como siempre. ¿Pero porqué me culparía? Yo no sabía que esto iba a pasar, solo lo veía como una juntada con un viejo amigo y Denki, de la cual me iría a las dos horas a dormir. Mi pensamientos de culpabilidad fueron mayores al los racionales.
Hereditario; les echaría la culpa si pudiera.

– No es la gran cosa. – me dije para calmarme más salió entendiéndose como si de mi cierto hablase.

Pude sentir como sus ojos rojizos se pasearon por todo mi cuarto en un análisis rápido; paredes, camas, estantes, escritorio. Viendo detalles pequeños también, encontrando cosas a las cuales mirar fijamente, tal y como lo hacía conmigo de vez en cuando.

– Mierda, no veía uno de estos en años. – habló con cierta sorpresa y una sonrisa minúscula sé posó en su rostro mientras caminaba a la cabecera de mi cama.

– ¿Huh? – lo miré sobre el habló volteando me levemente dado a que estaba buscando en mis cajones él botiquín que usaba mis mayores madrugadas.

Noté como pasaba él dedo corazón e índice por el dorso de varios libros en mi estantería para luego bajar la cabeza hasta el último estante y soltar una risa nasal.

– Dios, yo lo había tirado hace banda. – habló bajando su torso mirando mis cosas, precisamente una figura.

– ¿Qué? ¿Dirás que es estúpido? – sonreí irónico. – Ya lo he escuchado todo de Denki, no hace-