Capítulo 8: Drácula & Ángel.

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"Venga ya, (mejor amiga). ¿Realmente es necesario?" Te quejaste mientras tu amiga te arrastraba por los amplios pasillos del centro comercial. Y era por una simple razón: se acercaba Halloween. (Mejor amiga) había visto como una gran idea el ir a comprar un disfraz para las dos, aunque la culpa de todo residía sobre Nami, que había decidido hacer una fiesta en su casa.

"Por supuesto que lo es. Ya me dirás tú cómo vamos a ir a la fiesta sin disfraces. Sería un desastre" Dijo lo último llevándose las manos a la boca como si fuera una gran tragedia. Suspiraste audiblemente y te dejaste arrastrar por tu amiga dentro de la recién abierta tienda de disfraces.

Había trajes para todos los gustos: de vampiros, de brujas, de fantasmas... (Mejor amiga) miraba a sus alrededores con una sonrisa de oreja a oreja mientras que tú, por el otro lado, mirabas los disfraces con indiferencia.

"Oye, (mejor amiga), no merece la pena. La mayoría son para niños" Dijiste con un toque de molestia en la voz. En ese mismo momento podrías estar disfrutando de la falta de exámenes con Law en el apartamento, posiblemente actuando como cualquier pareja enamorada haría. El pensamiento trajo un leve color rosáceo a tu cara. Aunque, claro, cuando tu amiga te arrastró fuera del apartamento esa mañana Law estaba aún dormido, así que esperabas que siguiese así. Estabas tan absorta en tus pensamientos que no te diste cuenta cómo tu amiga te llevó al mostrador de la tienda, dónde había una chica con pelo rosa recogido en dos coletas y ojos extraños. Su atuendo era también raro, pero lo dejaste pasar poniendo el hecho de que a lo mejor era para atraer clientes. La chica se dirigió a vosotras con una sonrisa.

"¿En qué puedo ayudaros?" Tu amiga se aclaró la garganta, pensando claramente en lo que iba a pedir.

"Disfraces" Dijo únicamente y te quedaste con la boca abierta, sorprendida por la estupidez de tu amiga. ¿En serio? Pensaba que ibas a pedir un chocolate con tostadas Pensaste sarcásticamente, pero no lo comentaste en alto. A la dependienta, en cuyo traje estaba la placa con su nombre -Perona-, le pareció una gotita en la frente y rió nerviosamente.

"Ah, me lo había imaginado... Pero, ¿algún tipo en especial?" Tu amiga se llevó el dedo índice a la barbilla y se le iluminó una bombilla sobre la cabeza.

"Algo para adultas, los disfraces expuestos son para niños" Perona se quedó pensativa un rato, antes de sonreír. Salió del mostrados y os señaló que la siguieseis. Os llevó a una puerta al final de la tienda, al lado de los probadores. Dentro habían más disfraces, pero estos eran disfraces no muy apropiados para niños. Te pusiste colorada ante la idea de vestir eso delante de tus amigos... y de Law. Era verdad que habías compartido momentos íntimos con él, pero no querías ser tan directa.

"Creo que estos serán de vuestro agrado. Cuando elijáis, venid al mostrador de nuevo" (Mejor amiga) asintió y os quedasteis solas en la habitación.

"Bueno, (tu nombre)... ¿tienes alguna idea del disfraz que quieres?" Negaste rápidamente con la cabeza, dando un último vistazo a los trajes expuestos.

"¡Ninguno de estos!" Tu amiga hizo una cara y puso un brazo sobre tus hombros.

"Oh, venga ya, (tu nombre). Sabes que a Law le encantaría verte con uno de estos" Te quedaste meditando un rato... bien largo... te quedaste pensando tanto rato una decisión coherente que casi te empezó a doler la cabeza. Entonces suspiraste derrotada.

"Vamos a ver qué hay aquí"


Entraste en tu apartamento con la bolsa donde residía el disfraz que ibas a usar. A decir verdad, habías intentado elegir el menos revelador, pero era casi imposible. Eso sí, no podías dejar que Law viese el disfraz hasta el día de la fiesta, esa noche. Suspiraste cuando te aseguraste de que Law no estaba a la vista y pasaste cautelosamente a tu habitación.

La felicidad existe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora