𝓢𝓽𝓻𝓮𝓮𝓽𝓼

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Fushiguro Tōji

Tiempo: Una semana antes de la misión de la Asociación de Vasijas del Tiempo.


Los clientes iban y venían, ser la cajera de un hipódromo no era el mejor trabajo del mundo pero me mantenía hasta poder terminar la carrera.

Aunque el trabajo tenía sus ventajas, o mejor esa ventaja de verlo a él.

Un cuarentón, que se notaba que su vida no estaba muy organizada, con ciertos aires de egocentrismo y que no le gustaba hablar de sus sentimientos a la luz del alba.

Siempre que lo veía pasar la puerta algo en mí se ponía feliz, aunque si lo ves de afuera, tal vez no era lo más romántico ver a una persona adulta apostando por animales maltratados, pero estuve muy sola como para ponerme a psicoanalizarme para poder coquetear con alguien.

-¥1000 al 38.

Aquí está, obviamente fijándose la pantalla de la carrera y extendiendo un billete sin ver para donde yo estaba, tomé el billete y le di su ticket. Eres idiota, tienes que decirle algo, sino van a pasar meses y seguiremos aquí, sin siquiera saber su nombre.

-Muchas gracias por su apuesta, señor...

Su mirada se clavó en mí, sentí un frío en mi nuca, tal vez me tendría que quedar callada.

-¿Señor? ¿Acaso me viste cara de viejo amargado que viene aquí con su bolsa de monedas que le robó a su esposa?

Su voz no era muy amigable y mi compañera me quedó mirando algo preocupada.

-Es que...no sé su nombre, así que fui respetuosa solamente.

-Fushiguro Tōji, y no seas respetuosa, no me gustan de ese tipo...

Mi cara se convirtió en un tomate y lo único que salió de mi fue asentir con la cabeza, él se alejó de la ventanilla y tuve que seguir atendiendo con normalidad, si podía después de esa frase.

Terminé mi turno y me encaminé rumbo a mi departamento, mi mente venía ocupada en qué cenar o si tendría que comprar algo para la alacena.

-Andar sola por la noche trae muchos riesgos...

Me giré rápidamente con mi gas pimienta en la mano y vi que era él, me tranquilice un poco pero no del todo, en sí no deja de ser un extraño.

-Disculpe señor, pero yo me puedo cuidar muy bien sola.

Hice mi mejor intento para parecer lo más intimidante posible pero enfrente de él, dudo mucho que haya llegado a verme decente siquiera.

-Dudo que te guste andar sola por esta zona, ven que te acompaño hasta tu casa...

A ver , ya sé, nunca confiar en los extraños, menos hombres de dudosa procedencia y muchísimo menos de noche, pero yo no nací para escuchar consejos.

-Claro, mientras no me mates o me robes, me puedes acompañar...

Fushiguro soltó una pequeña risa y se puso a mi lado, empezó a caminar a mi lado, era algo incomodo hasta que decidí empezar a preguntar.

𝕺𝖓𝖊-𝕾𝖍𝖔𝖙𝖘 (𝕸𝖚𝖑𝖙𝖎𝖋𝖆𝖓𝖉𝖔𝖒)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora