❝ ¡ Podríamos ser 𝐄𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 ! ❞ ✩ [Glamrock Freddy x Monty]

✮ 𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒆𝒄𝒊𝒏𝒖𝒆𝒗𝒆

Perspectiva de Freddy.

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• Tras haber pasado una semana en el hospital, hoy finalmente me dan el alta y puedo regresar a casa.

Todavía siento algo de dolor en el cuello, pero con unas vendas para cubrir la herida y unos medicamentos estaré bien.

Camino hacia la salida del hospital junto a Gregory. Él estuvo a mi lado durante todo el tiempo que pasé en el hospital.

- Gracias por todo. - Le agradezco y pongo mi mano sobre su cabeza para acariciar su cabello. - No tenías porqué quedarte conmigo todos los días.

- ¿Por qué no? Tu siempre me cuidas cuando me enfermo. - Él responde y agarra mi mano, apartándola de su cabeza.

- Es diferente. - Sonrío, pero antes de poder seguir hablando, Gregory me interrumpe.

- ¿Pensaste sobre lo que hablamos? - Su pregunta me toma por sorpresa.

• Gregory y yo hablamos hace unos días sobre Monty. El insiste en qué debería perdonarlo, y Roxanne también ha estado molestándome para que escuche su versión de la historia.

- No... - Suspiro, y sigo caminando. - No he querido pensar en ello.

- Monty se siente mal por lo que pasó también. - Salimos por las puertas del hospital, y vemos al enorme camión estacionado en la calle del frente. - ¿No fuiste tú quien me dijo que cuando tienes un problema con alguien, lo mejor es hablarlo?

- ¡Es diferente! - Me apresuro a cruzar la calle y entrar lo antes posible a la casa rodante. Cuando entro, todo está increíblemente oscuro, y parece que no hay nadie.

- ¡Sorpresa! - De repente las luces se prenden, y Roxy, Chica y Vanessa salen de sus escondites para tirar confeti sobre mí. - ¡Bienvenido de vuelta!

• Río, y limpio el confeti de mi cabello. Miro alrededor y la casa parece estar todavía en pie.

- Muchas gracias. - Digo con una sonrisa, y Chica se acerca para darme un abrazo. - Me alegra saber que todo sigue en orden.

- Sí... - Roxy dice, y cuando la veo noto que está tratando de tapar una ventana rota. - Todo en orden.

• Luego de la pequeña bienvenida sorpresa, los cinco nos sentamos a cenar. Durante todo el día no hubo ningún rastro del pelirrojo.

- ... ¿Dónde está? - Le susurro a Roxy.

- Ah, ¿No te enteraste? Él murió... - Ella responde tranquilamente, y la fuerte noticia hace que me sobresalte.

- ¡¿QUÉ?! - Grito, dando un pequeño salto sobre mi asiento, haciendo que todos me miren. Roxy empieza a reír.

- ¡Solo bromeo! - Ella golpea suavemente mi brazo. - Salió a caminar.

• Suspiro molesto. No quería dejarles saber que todavía me preocupo por él.

La noche transcurre bien, y como siempre, al que le toca lavar los platos es a mí.