Esa noche había sido quizás una de las mejores para aquella pareja, pues fue relajante para ellos estar sólo los dos, abrazados, viendo la ciudad y tratándose con tal cariño que nada parecía imposible.
Habían vuelto de madrugada a la casa, se habían quedado hablando y riendo hasta perder la noción del tiempo, por lo que ambos al llegar cayeron dormidos como piedras. Abrazados hasta que la tarde llegara ni siquiera escucharon la alarma de la chica, despertaron abrazados el uno al otro.
Una tarde en la que habían encargado comida a elección del chico, un pastel que ella pidió, esa fue su comida pacífica. Ese día estaban en total sinergia. Se quedaron recostados en el sillón para ver películas, después se dieron un baño juntos, parecían la pareja que eran cuando recién empezaban a vivir juntos.
- Amor, ¿Me veo bien?
Preguntaba mientras se veía al espejo. Estaba en un vestido negro de tirantes precioso, largo por arriba de las rodillas con una falda circular. A su cintura estaba ciñiendo un corsé negro que alzaba su busto y resaltaba su cintura, llevaba unas medias negras de red y botines.
- Te ves fabulosa.
Musitó con una leve sonrisa, viéndola desde el otro extremo del cuarto. Él llevaba unas botas negras cortas y unos jeans gris obscuro rotos, se estaba colocando pulseras de cadena plateadas en ambas manos, al igual que se puso una playera negra suelta.
Había dejado su cabello caído como en muy pocas ocasiones, y a consecuencia de los deseos de su novia se había puesto delineador negro de manera discreta en los ojos, su arete lo llevaba consigo como siempre.- Tú no te quedas atrás.
Sonrió ladina mientras iba a tomar una chaqueta negra de cuero del armario, poniéndosela la remangó hasta los codos, yendo hacia el taburete para tomar de allí algunos anillos y pulseras para ponerse, entre ellos el que Hanma le había regalado.
- ¿Ya estás lista?
Preguntó volteando a verla.
- Sí, pero antes de irnos, tengo tu regalo de cumpleaños.
Eso lo hizo abrir un poco los ojos por la intriga, arqueando una ceja sonrió, viendo que la chica se agachaba para sacar debajo de la cama una caja forrada en papel negro con un moño dorado.
- Vaya vaya, ¿Qué será?
Preguntó acercándose, tomó la caja mientras la chica se veía ansiosa por que viera su regalo.
Destapó la caja y veía un papel rugoso por encima, quitó este y vió algo de tela morada.
Arqueando una ceja tomó la tela, alzándola vió que era larga y la tomó con ambas manos para contemplarla bien. Se trataba de una gabardina morada por fuera con un patrón de calaveras de distintos tamaños y decoraciones como flores y espirales, podría perderse minutos enteros apreciando el detalle con el que fue hecha. Por dentro el diseño igualmente tenía calaveras y mandalas, pero el forro era dorado. Volteándola con las manos para verla por todos lados vió que tenía un gorro también.
Sin pensarlo se la colocó, viendo que le quedaba a la medida inclusive de las mangas, donde siempre quedaban cortas.- ¿Te gustó?
Preguntó ella con una pequeña sonrisa tras verlo, él estaba emocionado mirándose al espejo, veía cada detalle de aquella gabardina y cada vez la amaba más.
Ni siquiera Hanma mismo recordaba cuándo fue la última vez que recibió un regalo de cumpleaños, a lo mucho comía pastel y Seven era quien lo sacaba a comer, pero un regalo así, para alguien que no espera nada en sus cumpleaños, era hermoso.
- No me gustó, me encantó.
Dijo tras acabar de verse, yendo para abrazarla por la cintura la elevó un poco del piso y la besó.
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𝑻𝒐𝒐 𝑪𝒍𝒐𝒔𝒆 「𝑻𝒐𝒌𝒚𝒐 𝑹𝒆𝒗𝒆𝒏𝒈𝒆𝒓𝒔」
Fanfic- No soy ingenua, sé cómo es él. Es un loco desenfrenado para quien la vida o los límites no tienen importancia, quien sólo ama el placer propio, la felicidad momentánea, quien prioriza su entretenimiento por sobre todo... Así es Hanma. Su voz se oy...