𝙲𝚊𝚙. 𝟸𝟺 - Dueño

5 0 0
                                    

- Seven se irá con nosotros, de vuelta a Roppongi.

Sentenció Ran. La pelirroja se encontraba detrás de Baji, quien se afanaba en impedir que este la llevara.

- ¿No tienes puto cerebro? -Contestó Baji, crujiendo los dientes conforme fruncía el ceño, tomó uno de los cuchillos sobre la mesa y apuntó al de trenzas.- No dejaré que te la lleves para involucrarla en más pleitos de pandillas. ¡Casi muere! No estoy dispuesto a que pase de nuevo.

- Ya cállate, can. -Dirigió una mirada desdeñante al cuchillo, Rindō empezaba a sacar una navaja desde su bolsillo derecho.- No dejaré que sigan peleando por ella como si fuera un trozo de carne, esa mujer podría poner de rodillas al mundo si quisiera.

- Maldito infeliz.

- Ya es suficien..

Seven se paralizó en un segundo, sintiendo cómo un brazo firme rodeaba sus hombros hasta que un filo plateado se acercara peligrosamente a su garganta.

- Oigan, oigan..

La chica giró sus ojos al escuchar aquella voz, encontrándose con una sonrisa despreocupada y ojos amarillentos en un tono miel, aquellas cejas ligeramente arqueadas hacia arriba en una burlona expresión para aquellos chicos, quienes no se percataron de su presencia.
Ella no podía siquiera tragar saliva, un simple movimiento haría que la navaja generara un corte, por lo que su respiración se pausó.

Ran y Baji giraron hacia el dueño de aquella voz, encontrándose en una tensión indescriptible.

El semblante de Seven era totalmente frívolo, apenas frunciendo ligeramente el ceño mientras sus ojos entablaban contacto visual con Hanma.
Vieron al chico con aquella navaja al filo de la garganta de ella y sus ojos puestos en ambos tras voltear.

- Se olvidan que la pelirroja aún tiene dueño, ¿No? -Advirtió Hanma.- No me invitaron a esta reunión. Supongo que a alguien se le olvidó.

Sonrió, nuevamente dirigiéndose a Seven.

- Desquiciado.

Masculló Baji, haciendo puños.

- Cuida tus palabras, perro.

Respondió Hanma.

- Oh, vaya. Así que, ¿Terminarás el trabajo que la pelea de Valhalla no hizo?

Dijo Ran.

Hanma frunció el ceño, ahora fulminando a la mujer con la mirada. Retiró la navaja del cuello ajeno, esperando respuesta de la pelirroja.

- ¿Apenas te apareces, Shūji?

- ¿Irás con ellos?

Cuestionó, observando a la mujer conforme guardaba su navaja.

- ¿Me estabas siguiendo?

- ¿Irás con ellos?

Repitió la pregunta, serio.

Todos esperaban la respuesta de la pelirroja.

Por un momento, Seven se encontraba en el fuerte dilema de la dirección que debería tomar.

Podría ir con Hanma y refugiarse en él, pero, ¿Tendría algún sentido?
Su mano apenas se estiró unos momentos para tomar la de Hanma.

Era Hanma a quien esperaba ver desde que despertó en el hospital, era él a quien añoraba abrazar y refugiarse, besarlo, tocarlo, estar a su lado y decidir cuál sería su nuevo rumbo.

Ran divisó aquello y no tardó en buscar detenerla a toda costa.

- Adelante, Amane. Ve con tu dueño.

Musitó. Los ojos de Seven se ensancharon un poco, apenas girando para ver al Haitani mayor.

Hanma frunció el ceño ante aquello, estirándose para tomar con brusquedad el brazo de Seven.

- Nos vamos.

La pelirroja por momentos crujió los dientes, apartándose bruscamente.

- ¡Ya basta!, ¡No soy su maldita mascota! Iré a Roppongi y es mi decisión final.

Ran sonrió con ligereza, suspirando.

Hanma quedó perplejo por unos segundos, viendo a la mujer.

- Como quieras.

Musitó, dándole la espalda para irse.

Baji la vió por unos momentos.

Por un lado estaba alegre de que Seven finalmente se opusiera a Hanma, aunque estaba preocupado por las circunstancias a las que la chica se exponía al ir a Roppongi.

Aún así, no podía hacer nada, sabía que ella era completamente libre de decidir lo que deseara.

- Suerte en Roppongi.

Musitó el pelinegro, antes de retirarse de allí.

Por un momento las piernas de la mujer temblaron, antes de tomar asiento, intentó recuperar un poco de aire.

- Felicidades.

Musitó Rindō, extendiendo su puño para que la mujer lo chocara.
La chica por un momento sonrió y chocó el puño del menor.

Por un momento, la pelirroja sintió como si un peso en su espalda la hubiera dejado.

Los chicos continuaron su desayuno, terminando relativamente pronto, antes de irse hacia Roppongi.
El trayecto en tren duraba una hora, hora en la que los tres platicaban con tranquilidad.

- ¿Y en dónde nos quedaremos al llegar?

Preguntó la pelirroja, con una paleta en la boca.

- Tenemos una casa allá.

Ran esbozó una pequeña sonrisa ante el pequeño asombro que la mujer intentó disimular.

Dios, los Haitani eran jodidamente ricos.

- Son tres habitaciones, sala, comedor, baño, terraza y piscina.

La mujer ensanchó los ojos un momento, haciendo que el Haitani mayor riera un poco.

- Bueno, supongo que nos divertiremos.

Dijo Seven.

- Esa es la idea

Aseguró Rindō.

𝑻𝒐𝒐 𝑪𝒍𝒐𝒔𝒆 「𝑻𝒐𝒌𝒚𝒐 𝑹𝒆𝒗𝒆𝒏𝒈𝒆𝒓𝒔」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora