Capítulo 2

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Jimena se frota los ojos para después parpadear varias veces, la noche ha caído en París, ¿qué hora será? Sólo sabe que cuando cayó rendida todavía era de día.

- Buenas noches mi morenita.- Óscar entra en ese momento con una bandeja repleta de comida y una botella de champán.- Te has pegado una buena siesta.

- ¿Y por qué a ti no te ha afectado el jet lag? No lo entiendo, si yo he viajado mucho.- su marido le besa en la mejilla antes de preparar la mesa de su suite en uno de los mejores hoteles de la ciudad del amor.

- No te pongas así mi ratoncita, esto estaba planeado, mañana ya tendremos todo el día con compromisos, y tendremos tiempo para ver la ciudad antes de regresar a casa.

La hermana menor de las Elizondo observa las vistas desde el enorme ventanal, claro que no dudó en aceptar esta oferta que se le presentó sin embargo...le preocupa la salud de su abuelo, intenta llamar todos los días y su mamá siempre le dice que todo está bien; al igual que con sus hermanas.

- Volveremos en un par de semanas, sé que Franco estará deseando que le ayude con algunas fábricas. Nos hemos vuelto más indispensables de lo que pretendíamos.

Jimena acepta la copa de champán con una sonrisa, jamás pensó que terminaría en París con el amor de su vida y cumpliendo uno de sus sueños, está feliz, y muy enamorada.

- No tienes por qué mimarme tanto.- él se sienta junto a ella en la cama.

- Claro que sí, quiero que veas este viaje como nuestra luna de miel, te mereces esto y mucho más, no quiero que te aburras siendo mi esposa, ¿entendido?

- Creo que eso es imposible.- ambos dejan las copas a un lado, los besos y las caricias se convierten en las protagonistas de la noche.

- ambos dejan las copas a un lado, los besos y las caricias se convierten en las protagonistas de la noche

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Mientras tanto...

Sara comienza a tener fuertes dolores de barriga, rápidamente golpea el brazo de su esposo.- ¡Franco, Franco!

- ¡¿Qué, qué pasa?!- pregunta él todavía algo adormilado.- ¡¿Es el bebé?!- Su mujer asiente con la angustia en su rostro.

- Vale, no perdamos la calma, voy a llamar a tu mamá para que venga a quedarse con Andrés, tenemos el bolso del hospital preparado.

Gabriela no tarda nada en llegar a la hacienda, afortunadamente, Andrés sigue durmiendo profundamente.

- No preocuparos, iremos al hospital en cuanto nos aviséis.- Gabriela besa la frente de su hija antes de que esta se meta en el coche.

- ¡Duele mucho! ¡¿Por qué tuve que hacerte caso?!- Franco ya se conoce ese tipo de frases, con Andrés fue casi peor.

- Si nuestra pequeña Gaby se ha adelantado...no me quiero imaginar cuando sea toda una mujer.

- Creo que ahora ese es el menor de nuestros problemas, ¿no te parece?- enseguida otro grito de dolor por las contracciones.

Unas horas más tarde...

Hacia la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora