EL PRECIO DE UNA PROMESA ROTA

11. TE MIRABA DESDE LAS SOMBRAS

NARRACIÓN DE BASTIAN
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Si tu quieres hacer que las cosas funcionen debes hacerlas tu mismo, entrar en sus vidas, sin que ellos se den cuenta, estar tras el telón, pero el mirar de lejos a alguien sin que ella lo sepa es frustrante.

Muchas veces sentí remordimiento, bueno la verdad es que pensé sentirlo, me gustaba mirarla, con esos ojos azules y su sonrisa, encanto a más de un pretendiente, cuando llego a la ciudad, la había estudiado tanto, que sabía cuáles iban a ser sus próximos movimientos, por lo que me mude a Milán 6 meses antes de que ella decidiera mudarse con sus hermanos, los cuales al ser tan ingenuos creyeron los rumores que se dijeron de persona a persona por toda la universidad, así ellos se encargaron de alejar a todos los hombres que se acercaban a su hermanita.

Me decía a mi mismo que aún no había llegado mi momento, aún debía mantenerme bajo las sombras, esperando el día adecuado para aparecer frente a ella, después de todo llevaba la parte más importante de mi hermana su corazón, de cierta manera me pertenecía, y sería el instrumento para destruir a Alexander.

El verla tan vulnerable, parecía que realmente tenía miedo del mundo, tan tierna, siempre preocupada por los suyos, sin saber que incluso sus padres la usaban como una mercancía, para obtener ganancias.

Cuando estaba por acabar su carrera, al fin podía ir cosechando lo que todos éstos años había sembrado, ingrese como asesor en el departamento de titulación, y me encargue de designar a que lugares iban a ser realizadas las prácticas de los estudiantes del último año, era el momento de montar todo el espectáculo, fue tan fácil asignarle la empresa de su futuro prometido, debía ingresar en la boca del lobo, no dudaba como iba a actuar Alexander era muy egocéntrico desde que lo conocí, además sabía que nunca fue él mismo desde la muerte de Lucía, y la promesa que le dijo a mi hermanita sería de ayuda para mis propósitos, el destruyó mi vida, ahora yo haré lo mismo con el.

No me sorprendió, cuando recibí la solicitud de Abril, ella personalmente hablo con el director de escuela para que no usen el apellido de su padre, quería brillar por ella misma, nunca uso su apellido para tener beneficios, era todo lo opuesto a mi hermana, mi rubia era más extrovertida, a pesar de que Abril era popular no logro hacer tantas amistades, gracias a todo el teatro que monte, solo tenía a sus hermanos, y estos cuando viajaron después de acabar sus carreras, la dejaron sola, en este momento estaban lejos, lo cual le hacía aún más vulnerable.

Su primer día en su trabajo, me estacione en la esquina, hacía mucho frío, vi que a las 7 am salió corriendo de seguro porque se había quedado dormida, enseguida se subió a un taxi y la seguí hasta que llegue a su nuevo lugar de trabajo, estaba vestida con una falda tubo de color negro, junto con una blusa beige, la vi entrar con su sonrisa saludar a los guardias.

Pasaron los días y me mude al departamento al lado del de Alexander, nunca llegue a encontrarme con el, Un día vi que el idiota, la traía en brazos, se veía enferma, al siguiente día la vi escapando de la misma, la siguiente ves que la viera sería la primera vez que ella me vería, a pesar de siempre verle desde las sombras, ella aún no sabía de mi existencia.

El día finalmente llego, vi como abría lentamente la puerta, realmente es una niña muy dulce, cuando iba a correr al ascensor se choco conmigo, y la tomé de la cintura evitando que se cayera, tan pequeña en mis manos, cuando alzó su mirada, me quedé quieto tenía unos hermosos ojos azules, no pude evitar sonreír, cuando intento separarse terminó resbalando nuevamente, por la que la sostuve más cerca de mi cuerpo.

- Estas bien- le dije, sabía que se puso nerviosa, la vi sonreír, y morder su labio inferior, sus mejillas se tornaron color carmesí, no pude evitar sonreír, algo se movía en mi interior, algo que hace tiempo ni había sentido.

- Si gracias- respondió, mientras desvió su mirada, se separo de mis brazos y entró rápidamente en el ascensor.

El sentirla así de cerca, hizo estremecer mi interior, sabía que Alexander, no la merecía, y yo me encargaría de alejarla de él.

Las piezas estaban sobre la mesa, jugadas y contra jugadas, aquí yo era el juez, y no descansaría hasta destruirlos a todos.

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NARRACIÓN DE ABRIL

Me encontraba desesperada, Iker se puso de rodillas a atenderle a Benjamín, quien no reaccionaba, me puse de rodillas y lo tome de la mano- Benja, abre los ojos- le dije pero el no respondía.

- Llama a una ambulancia William, aún respira pero necesito llevarlo de urgencia al hospital - le dijo Iker, mientras se encontraba atendiendo al mismo.

- Ten ayudo- le dije mientras William se comunicaba con la línea de emergencia.

- Dicen que vienen en 10 minutos

- Necesito que busquen unos paños limpios, tiene una herida en el abdomen, y le golpearon la cabeza.

Después de entregarle lo que le pidió mi hermano, trate de ver a mi pequeña, pero no estaba a la vista.

- Voy a verle a Aurora- dije desesperada, me fui a recorrer el mismo pero, solo estaban juguetes de niña, veo en el mueble el osito que mi pequeña sabe llevar a todas partes, lo tomo entre mis brazos y las lágrimas no tardan en llegar, recorro cada habitación, gritando su nombre, pero todo esta vacío, siento que mi corazón empieza a salirse.

Al regresar a donde estaban, ya se encontraban los paramédicos.

- Necesita oxígeno, necesito que le canalicen dos vías. Les indicaba Iker

- ¿Quién es usted? Le preguntaron

- Soy el Dr. Rossi, vamos al hospital *******.

- No esta por ningún lado mi niña- le digo a William

- Estas segura amor

- Si amor- respondo, mientras veo que Iker se esta yendo junto a Benja.

- Espera ire a ver por las escaleras de emergencia, tú espera aquí.

- Voy contigo- le digo

- No quedate aquí, por si alguien viene, sí se algo te llamaré.

- Amor si le pasa algo a mi niña.

- Tranquila amor pronto la encontraremos.

- Esperemos a la policía

- Es peligroso

- Debo ir por nuestra niña, si llegan diles por donde me fui.

El verlo irse me lleno de temor, cuando escucho unos pasos tras de mí

- Hola pajarito- conocía esa voz, era mi amigo.

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