EL PRECIO DE UNA PROMESA ROTA

20. POR LA ETERNIDAD

NARRACIÓN DE ALEXANDER
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Siento que nada de lo que sucede es real, han sido tantas emociones, no quiero ni pensar en como afrontar el futuro.

Es tan extraño poder hablar con Lucía, me siento dividido por un lado tengo a mi primer amor, y por otro a la mujer que cambió mi vida, estaba preocupado debido a que Bastian volvió a desaparecer, se que el no se dará por vencido, a toda costa intentará destruirme.

No llegó a acostumbrarme a ver a Abril con ojos negros, la sigo mientras se dirige al ascensor, al subir la moto nerviosa, aún guarda sus manías como en el pasado, tengo lo mejor de dos mundos, sin embargo lo mismo me ha llevado al fracaso.

- ¿A dónde vamos? - le decía mientras ella intentaba desviar la mirada

- Confía en mi- me decía mientras tomaba mi mano

- Sabes que estas loca

- Un poco, pero es por ti- me dijo mientras llegamos al último piso, ella salió primero, por momentos realmente parecía que era real.

- ¿Que hacemos aquí? - le pregunté mientras ella me seguía jalando

- Recuerdas cuando me perseguias

- Claro que si, desde el primer día que te vi me enamore

- La verdad es que yo también, sin embargo tenía miedo de que pudieras lastimarme, por lo que huía de ti, en este momento creo que de lo único que podria arrepentirme sería de eso, perdimos tanto tiempo, la verdad es que nuestro amor fue corto, pero a la vez perfecto.

-Realmente te quedaste por mí

- Lo hice, pero ahora llegó el momento de marcharme

- ¿Por qué lo harías? - no entendía el porqué desearía marcharse

- Alex realmente mientras estuve viva te ame con todo mi ser, aquel día del accidente podía ver mi cuerpo en el auto, mientras yo flotaba, por más que intente regresar no lo conseguí, al ver que decidieron desconectarme, terminé llorando junto a mi cuerpo, me aferre tanto a él, que pude quedarme dentro de Abril.

- ¿Por qué no me lo dijiste?

- Es enserio, realmente crees que tú habrías creído mis palabras, no te mientas terrón cito de azúcar. - comenzó a reírse mientras bailaba con los brazos abiertos a mi alrededor, esa mirada la conocía.

- Estás pensando en irte - le dije mientras ella, agachó su mirada.

- Es el momento adecuado, e sido egoísta al intentar quedarme, aferrarme a estar a tú lado, mi tiempo terminó Alex- bajo su mirada, vi como una lágrima caía de su ojo izquierdo, deslizándose por su mejilla

- No te vayas por favor - le dije, mientras limpiaba con un beso aquella lágrima

- Esta ni es mi vida Alex, incluso aún si quisiera quedarme, me he dado cuenta que soy demasiado egoísta, esta no es mi vida, incluso este momento ella debería estar junto al hombre que ella ama, sin embargo aquí estoy robándole su tiempo.

- No quiero perderte- la tomó entre mis brazos, aferrado al miedo de volver a perderla

- Nunca me perderás ya que yo te amaré por la eternidad- ella me devuelve el abrazo, después de unos momentos se aleja de mí, tomando mi rostro entre sus manos, se acercó tanto que no pude contener mis sentimientos y la bese, como si fuera el último beso.

-  No quiero que desaparezcas

- No te preocupes- con su palma toco mi pecho- aquí siempre estaré, ya sabes espero que en la próxima vida reencontrarnos, nos amamos con tal intensidad, que el tiempo nos permitió.

- ¿Qué haré cuando te vayas? - tomé su mano, uniendo nuestros dedos.

- Se que te enamoraste de Abril, ella logró sacarte de aquel lugar en el que te sumergiste por mí. - bajo su mirada, como si de esa manera ocultara sus sentimientos, aquello no es posible conocía cada uno de sus movimientos,    sabía que significaba cada gesto, el tiempo nunca lograría destruir lo que sentía por ella.

- También te amo a ti, nunca te olvide, cada día me sentía culpable, pero resultó imposible no dejarla entrar a mí corazón, ella es luz por si misma, nunca conocí a alguien como ella.

- Sabes, está bien que abrieras nuevamente tu corazón, se que me amaste mientras viví, ahora debes ser feliz, te libero de tu promesa. - se alejo de mi dándome la espalda.

- Prometí amarte incluso después de la muerte- la tome d ella mano esperando que me mirará, pero no lo hizo

- Tienes que seguir adelante Alex.

- No podría vivir con el precio de una promesa rota

- Te estoy liberando, sabes me entere de algo

- No quiero que lo hagas, no quiero perderte

- Diablos Alexander ese es el problema, estoy muerta lo nuestro es imposible desde hace diez años, y sabes tu lo haces más difícil, no me escuchas te estoy diciendo que Bastian le dijo algo a Abril.

- No me interesa saber lo que él dijo

- Claro que importa, se que te sentiste culpable de mi muerte, pero no fue así tú eres otra víctima más, el que nos chocó, el que daño el cinturon fue el- me dijo gritando, mientras intentaba asimilar cada una de sus palabras, pero a caso era posible tanta maldad.

- Eso no tiene sentido, todo puede ser Bastian, pero se que el te ama, siempre fuiste todo para él, solo lo dices por la promesa.

-Alexander, mírame debes tener cuidado de Bastian, el hará hasta lo imposible por lastimarte, no entiendo su  odio hacia ti, solo se que es peligroso, es alguien demasiado inteligente y hará todo por herirte.

- No dejaré que dañe a mi familia

- Así me gusta idiota, ahora vive sin ataduras del pasado, lucha por tu presente y deja de pensar en el futuro, desde hoy prometeme ser feliz.

- Te lo prometo - le dije, después de eso se acercó a mi, tomándome de la mano me hizo sentar en el piso, ella se sento en mis piernas, se acercó a mi dándome un beso en mi mejilla, - adiós amor mío - dijo, después de eso solo cerró los ojos.

Parecía que el cielo se sentía triste con su partida, el adiós a mi primer amor, había una sonrisa en el rostro de Abril, al fin mi promesa estaba de cierta manera cumplida, la ame con locura, pero no podía seguir engañandome, Abril se robo mi corazón desde aquel día que entró en mi oficina, por más que me resistí a amarla fue imposible, aquella mujer a la cual había herido de mil maneras, me dio el mejor regalo a mi pequeña Aurora, sin embargo ahora la había perdido.

Sentí como comenzó a moverse entre mis brazos, cuando abrió sus ojos, ahí estaban sus ojos azules, parecía que iba a matarme.

- Sueltame idiota

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