Capítulo 6

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Quizá las casualidades de la vida nos hacen encontrarnos de las maneras más inesperadas.

–Lo siento, no debería estar aquí.

Me levantó rápidamente de la banca. Y lo escuchó.

–¿Viste lo que hizo Zoe?  sé que lo viste. Por favor no digas nada.

–No te preocupes. No es mi asunto.

Comienzo a caminar rápido. Es por eso que no debo enamorarme de nuevo. No quiero sufrir de nuevo. No quiero llorar todo el tiempo por alguien que ni siquiera lo merece. Camino de vuelta a casa sin dejar de llorar. Este sufrimiento me acompañará toda la vida y es por eso que no quiero enamorarme porque no quiero sufrir más de lo que ya sufro.

Al llegar a mi casa. Parece que todos se han ido. La mesa está vacía y mamá supongo que ha salido con ellos. Comienzo a limpiar la mesa. Recojo toda la basura mientas pienso en todo que lo que me ha sucedido. Realmente me siento muy triste. Quisiera deshacerme de toda esa tristeza pero no encuentro la manera.

Al día siguiente. Camino hacia la escuela, llevo un paraguas pues han dicho que probablemente lloverá y el cielo realmente está bastante gris. Más vale prevenirme.

Al llegar al pasillo donde se encuentra mi salón de clases miro a Zoe esta gritándole a Noah. Me doy la vuelta y decido ignorarlos. Hasta que por fin acaba vuelvo a caminar hacia el salón, entró y los miro tan sonrientes fingiendo que nada acaba de pasar. La próxima vez haré algo al respecto, aunque sea la más mínima cosa. Noah se va a su asiento y su expresión cambia un poco. Pobre realmente debe estar muy triste.

Él no merece ser tratado así. ¿Cuál será la razón por la que se deja tratar así? no la encuentro. Él es muy apuesto y podría estar con cualquier chica que sea mejor que Zoe.

Se llega la hora de la salida. Ha comenzado a llover mucho. Todos los estudiantes corren. Camino por donde esta techado para evitar mojarme. Y justo están Zoe y Noah parados donde se estacionan todas las bicicletas. Él saca un paraguas de su mochila y se lo extiende ella se arrebata y camina lejos. Él se queda ahí.

Me acercó poco a poco a él. Le pongo la mano sobre el hombro.

–Lo he visto. He visto la manera en la que te trata. Déjame ayudarte.

Le extiendo el paraguas. Él me mira confundido. En cuánto lo toma.

–¿Estás segura?–Es lo último que le escucho decir antes de comenzar a correr.

Voy bajo la lluvia. Tratando de evitar los charcos que ya se han formado en el suelo. Al menos él no se va a empapar. Al llegar a mi casa me cambió la ropa lo más rápido que puedo.

A la mañana siguiente amanezco algo resfriada. Pero no me siento tan mal como para ir a la escuela. Al entrar al salón comienzo a estornudar demasiado.

–Que tonta–Asegura Zoe.

–Al menos yo no le quitó el paraguas a mi novio.

Ella sólo me ignora. Quizá no lo dije en voz alta y ni siquiera me ha oído. En ese momento veo llegar a Noah. Corre hacia mi.

–Gracias por el paraguas.

Comienzo a estornudar antes de poder responder.

–Cielos, esto debe ser mi culpa. No te preocupes ahora mismo vuelvo.

Lo veo salir corriendo fuera del salón. Al pasar el rato el ha venido y me ha traído medicina.

–Muchas gracias.

Tomó una de las pastillas que me ha dado. Al llegar a casa me siento aún peor. Para mi mala suerte, mi mamá se ha ido con Cali y Papá a pasar estas noches para planificar la boda de mi prima. Estoy sola.

Estoy sentada frente al televisor viendo una película de terror. Cuando alguien llama a la puerta. Al abrirla me encuentro a Noah.

–Yo realmente me siento muy culpable por lo que te sucedió. Lo siento demasiado. Vi que te veías muy mal y quise venirte ayudar.

–¿Cómo supiste que vivo aquí?

–Zoe me lo dijo.

–Pasa–Le pido.

Él entra. Y mira todo a su alrededor.

–No hay nadie en casa y realmente me siento algo mal.  ¿Puedes hacerme compañía?

–Claro. ¿Qué veías?

–Una película de terror.

Él se sienta a verla conmigo pero no para de asustarse con todas las escenas terroríficas. Me ocasiona demasiada gracia es bastante tierno. ¿Cómo alguien puede tratarlo tan mal?

La noche se va a acercando y yo comienzo a sentirme más mal. Me da demasiada fiebre. Entonces no recuerdo nada de esa noche hasta el día siguiente que despierto. Noah está  en una silla durmiendo a lado de mi cama. No entiendo nada de lo que está sucediendo pero me sorprendo demasiado al ver que en sus manos esta mi cuaderno. Con mi secreto más preciado. No puede ser ¿lo ha visto?

Lo veo abrir los ojos lentamente. Y yo finjo estar dormida. No puede ser, por qué me esta pasando todo esto. Si él ahora debe saber que me gusta. Pero eso no es lo peor, se ha enterado de mi más grande secreto. No puede ser.

Un chico nuevo cada semanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora