Banna empacaba en su habitación, el monitor de su computadora encendida esperando una llamada de un profesor de su nueva escuela, tanta ropa, herramientas y libros, mientras en la radio sonaban a los resultados de la liga pokemon, el campeón Touya se alzaba victorioso después de la interrupción del año pasado, ella se notaba indiferente a ello, simplemente enfocándose en aquella esfera roja y Blanca vacía que le había obsequiado una vieja amiga hacia mucho tiempo.
Observaba todo dentro de su maleta acomodado minuciosamente.
-hay algo que quiero que veas aquí. -llamo su padre desde la sala-
Banna salió de su habitación sin saber que esperaba, notando una jaula medio abierta en la sala, parecía haber algo adentro, esperando a salir, ella se acercó con cierta curiosidad, se asomaba una pata de color café desde afuera de la jaula, pequeño y asustadizo, se negaba a salir de ahí y Banna solo lo veía sin saber que hacer y de pronto ese pequeño zorro asomaba su cabeza con sus orejas hacia atrás con cierta desconfianza, el pequeño zorro se acercó a Banna olfateando su mano y después dejando acariciar con total confianza de ella y después corriendo de forma juguetona alrededor de ella, buscando jugar, su melena blanca como la nieve, simplemente hacía su cabeza parecer más pequeña de lo que era realmente.
-veo que le gustas -dijo su padre rascándose la cabeza-
Banna le vio con cierto miedo, sin saber exactamente qué iba a hacer al respecto.
-¿un Eevee? pense qué no querías ninguno en la casa -dijo Banna-
-ya se, ya se, simplemente necesito a alguien que cuide de ti allá en Alola.
Eevee se devolvió a verle con cierta seriedad, al escuchar esas palabras, Takara se agachó dándole la Pokebola donde estaba Eevee.-¿ya tenía una? -pregunto Banna-
-no es de esos que le gusten estar ahí dentro demasiado tiempo.De pronto una notificación de llamada sonaba desde el ordenador de Banna, ella volvió apresurada junto a Eevee respondiendo a aquella llamada, esperando al profesor Kukui, solo se encontró con la profesora Burnet , quien se notaba ciertamente cansada de todo.
El padre de Banna se paro detrás de ella, viéndose confundido.
-¡Alola!
-pense qué el profesor Kukui estaría aquí hoy.
-bueno, siendo honesta con usted, no tengo idea de adonde fue él, solo dijo que tenía cosas que solucionar, así que seré yo la que se encargue de explicar todo por ahora.
-me alivia un poco -decía Banna mientras Eevee saltaba a su regazo atento a la conversación- no creo que pueda llevarle el ritmo.
-y otra cosa antes de terminar, solo disfruta de las cosas aquí.
Eevee dejaba soñar un grito alegre, que sólo hacía a la profesora sonreír.
La llamada terminó y Banna se levantó de la silla dejando a Eevee en el suelo, terminando de empacar todas sus cosas dejándolas en la sala, Eevee siguiéndole con curiosidad para ver que hacía, recogiendo las cosas que se caían.Banna se agachó y le le acarició la cabeza.
-¿ansiosa por ir a Alola? -preguntó Banna-
Eevee asentía animada y vio la Pokebola en el cinturón de Banna, con cierta incertidumbre y bostezo en cansancio, viendo todo a su alrededor buscando adonde dormir, Banna volvió a su habitación y cerró su maleta tras asegurarse de que todo estaba allí, tirándose a la cama pensativa sobre lo que pasaría.
Eevee se acurrucada debajo de las cobijas junto a Banna, cediendo frente a la calidez de esta, esperando a que amaneciera para poder seguir.
Banna se mantenía viendo hacia su techo, las estampas que había pegado allí, recordando cada intento fallido de encontrar una excusa para iniciar un viaje, sin saber exactamente qué haría después, sus ojos lagrimeaban en su melancolía, ella se levantó y encendió su computadora una vez más, buscando entre páginas algo que le ayudase, artículos, blogs, foros, nada de nada, sintiéndose decepcionada, ella se mantenía despierta, buscando una forma de siquiera poder dormir, el pequeño zorro se despertó por la luz del monitor y de inmediato fue hacia su maestra, dio un salto al escritorio poniéndose entre ella y el teclado, tratando de hacer que se calmara.
-no te preocupes, puedes volver a dormir.
Eevee se negaba a volver a las cobijas y estuvo con ella todo el tiempo que necesitaba para poder calmarse, evitando que se concentrará demasiado en lo que le preocupase, Eevee rápidamente le convenció de apagar el ordenador, Banna le abrazaba con fuerza, sintiendo la suavidad de su pelaje, entrando en calma, pensando claramente, disculpándose incontables veces con Eevee.
Pudo finalmente acostarse a dormir con Eevee vigilando atenta por un par de horas antes de dormir junto a Banna sabiendo que no habría nada de que preocuparse, ya llegaría el momento en el que pudiese cuidar de ella otra vez.
Una noche tranquila, sin más, problemas terminaban, mientras el día del viaje arribaba, con la alarma sonando a toda fuerza, Banna se despertaba, agarrando su maleta, yendo a la primera estación de buses, tomando uno hacia el aeropuerto aún con Eevee sobre su hombro, las demás personas pasaban al lado de Banna, algunos niños pidiendo acariciarlo, a lo que Eevee aún desconfiaba al principio, pero rápidamente se acostumbro, encontrando placentera aquella atención.
-¿no tienes hambre? -preguntó Banna-
Eevee asintió agitando su cola hacia la idea, Banna observo su reloj, quedando al menos unas tres horas antes de su vuelo, pero apenas llegarían al aeropuerto en media hora, una parada detuvo el bus, una sola pasajera subió, una chica con el cabello de color miel, ojos azules claros como el cielo, con un sombrero rojo y lo que aparentaba ser un mega-aro en su muñeca izquierda.
Ella agarro el asiento desocupado al lado de Banna sin preocuparse demasiados al respecto, hasta que notó al Eevee en el regazo de Banna.-¿ese es tuyo? -preguntó la chica- es muy lindo
-si... si... si es mio
-¿ya has pensado en qué quieres que evolucione?
-estoy bien con cómo es ahora -contestó Banna-
-conozco al menos un par de personas así -dijo la chica- y la verdad, me parece bien, solo ten esto.
La chica sacó de su bolso una docena de Pokebolas y tres pociones, obsequiándoselas a Banna, ella las agarró metiéndolas en su bolso sin pensarlo demasiado, aún.
-suerte con tu viaje.
La chica se bajó al bus y ya la siguiente parada fue la de Banna, bajandose allí, buscando algo para comer junto a Eevee, dando con una zona de alimentación para Pokemon, le obsequiaron tres pufflés para Eevee, un cepillo y varios juguetes más, asegurándose de mantener a Eevee entretenida.
El encargado vino y examinó a Eevee, dándole una lista a Banna de lo que le podría gustar, ella simplemente escogió uno al azar entre sus nervios, mientras el pequeño zorro le miraba confundida.
Eevee disfrutaba de su comida, mientras Banna le cepillana con calma mientras comía, sin apresurarse, sin siquiera hacer algún movimiento brusco mientras esperaba a que su alarma sonara, para después ir al avión junto a su acompañante.
Tomando su asiento con Eevee en su regazo, aún con la incertidumbre de que había más allá en Alola, ella decidió que ese sería el lugar donde viviría hasta terminar con sus estudios o simplemente decidiera ir de viaje.
A las tres horas, ella ya había dado el primer paso en Alola junto a Eevee, viéndose afectados por el calor, ellos pararon al café que le habían dicho, esperando por quien sea que tuviese que estar allí, ellas dos estaban agradecidas por el aire acondicionado.
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Pues, hace poco volví a jugar Pokemon platino y bueno, me puse a buscar en el barril de las memorias que es mi 3dsY se me antojo hacer esto, ahora, anunciaron un nuevo juego, justo un día después de terminar de escribir esto y esta vez, parece estar bueno
Solo voy a hacer algunos capítulos para probar
Ya después decido si hacer una historia completamente de Pokemon
Ahora 2023...Olviden mis palabras