Capitulo 35

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Capturó mi labio inferior con una dulzura única, tan diferente a los demás besos. Inconscientemente subí mis manos hasta su cuello y justo cuando estaba por responderle el beso, el fuerte timbre retuvo por todo el campus. ¡Qué injusto!

De golpe se separó de mí, pronunció algunas palabras por lo que solo asentí con la cabeza y después desapareció corriendo por los jardines, pero mi estado de estupefacción era tan grande que ni siquiera entendí que era lo que había dicho.

Sacudí un par de veces mi cabeza, aun no lograba creer que me había dicho eso.  "Mr.NoTengoSentimientos" había aceptado que le agradaba. Tomé mi bolso y escarbé entre todo el desorden que había dentro de ésta hasta localizar mi celular, miré la hora. Aún tenía cinco minutos para llegar a clase a tiempo.

Me puse de pie y me sacudi eliminando cualquier rastro de tierra o césped de mi short para después caminar hacia el edificio para entrar a clases.

(…)

- ¿Y qué pasó con la llamativa Emilia? - la voz de León retumbó en mis oídos. - Su despertador no sonó y se quedó en casa-dije sin prestarle mucha atención
- De todos modos, siempre te ves hermosa - volteé a verlo. ¿No era que tenía novia?
- ¿Nos vamos? - la voz de Claudio evitó que le contestara algo
- Claro - contesté fingiendo entender. Caminamos hacia el estacionamiento después de que Claudio y León se cansaran de repudiarse con la mirada. Lo que me indicaba que mi plan iba a la perfección.

- Gracias - reí - Me salvaste.
- ¿Te salvé? - entrecerró sus ojos - Si tan solo hace unas semanas eran la "pareja perfecta" - hizo una aguda voz que me hizo soltar una carcajada.

- Era pura fachada - le dije entre risas
- Él de un día a otro me dejó por Antonia- mentiría si dijera que no me dolía - Pero bueno... - arrastré las palabras y me di la media vuelta - Nos
vemos luego - di apenas dos pasos cuando escuché nuevamente su voz -¡Hey! Dijiste que terminaríamos hoy el trabajo de física - volteé nuevamente para poder verlo

-¿Cuándo? - la verdad no recordaba haberle dicho algo así.

- Hoy -di unos cuantos pasos hacia mí - En la mañana, en el jardín - eso era lo que no había entendido, es comprensible estaba en shock - Por favor Emilia no me hagas arrepentirme de lo que te dije.

- No - alargué - Tú eres el culpable, pasas de prácticamente gritarme "Te odio" en la cara a "Me agradas" - imité su voz - ¡Estaba impactada!

- No te dije "Me agradas" te dije que comenzabas a agradarme - aclaró

- Todavía no cantes victoria - dijo
burlonamente

- Mira Claudio- amenacé - No te
pases de listo.
- Ya ya ya - repitió - ¿Si lo terminaremos hoy? - regresó al tema principal
- Está bien-accedí - Pero tendrá que ser en mi casa - hice una mueca
de desagrado
-¿Sigues molesta? O ¿Por qué no quieres en mi casa? - metió sus manos en sus bolsillos
- No, no es eso - nada sería mejor que permanecer más tiempo fuera de mi casa - Pero mi madre está en esos días del año en que finge preocuparse por mí.
- ¿Finge?
- Así es - acomodé mi cabello - En fin... ¿En mi casa?
- Te sigo - dijo sacando sus llaves para después caminar hacia su motocicleta.

Entramos a mi casa, parecía vacía. Más bien estaba vacía, seguramente mi madre estaba en la oficina. Me dejé caer en uno de los sillones de la sala y él se sentó a un lado de mí.

- Linda casa - dijo recorriendo todo el lugar con la mirada

- Gracias - sonreí

Comenzamos con la guía, ya era poco lo que faltaba. Así que se terminaba el encadenamiento de Claudio conmigo. Cosa que no era muy buena, pero después de todo habíamos avanzado mucho. Silverio perdería la apuesta... Si es que aún la recuerda.

- Casi toda la semana estuviste en mi casa; ¿Tus padres no te dicen nada? - preguntó entre risas.

- Seguramente mi padre si me regañaría - sonreí con melancolía - Pero mi mamá no - subí los pies al sillón - Ni siquiera se da cuenta si estoy aquí o no.

- ¿Y tu padre?- dijo sin entender muy bien

- Él falleció cuando yo tenía nueve años - le expliqué - Y desde entonces mi madre se encarga de la empresa que ambos tenían, así que por eso se la pasa metida en su trabajo.

- Emilia - se escuchó la voz de mi madre entrando a la casa.

- En la sala - respondí

-¿Tú sabes de quien es la motocicleta que está afuera? - entró a la sala y creo que descubrió quién era el propietario de dicho vehículo. Claudio se puso de pie y seguido yo lo hice.

- Claudio Meyer - dijo educadamente tendiendo su mano hacia mi madre como saludo, ella lo miró de pies a cabeza. Rogaba por dentro que no hiciera o dijera nada descortés.

- Silvia Ayala-dijo dándose la vuelta ignorando por completo el saludo de Claudio, dejándolo con la mano en el aire.


















¿Quieren maratón?

Me, myself & I (Claumilia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora