Capitulo 56

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Subí al auto y aceleré haciendo rechinar las llantas. No sé qué era, no sé si era tristeza, enojo o decepción. Tal vez un poco de las tres o más bien un mucho.

Dan iba a pasar por Pablo y Mariana. Los cuidaría en casa hasta que Emilia y yo llegáramos. Cosa que no pasaría. Ella regresaría a su casa o no me importa a dónde demonios vaya, solo laquiero lejos de mí.

- ¿Por qué ten temprano? - preguntó levantándose del sillón.

- Qué te importa - dije de mala gana, no estaba de humor.

- Huy - se burló - El Claudio gruňón ha vuelto - dijo antes de salir por la puerta.

Me deje caer en el sillón, sentía un horrible dolor en el pecho. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido como para enamorarme de ella? Había logrado por completo su propósito: Enamorarme y Destrozarme.

Todas las veces que al inicio me decía "Me las voy a cobrar todas Meyer" ahora lo cumplía. Si ese día en el partido no la hubiera seguido a casa y no le hubiera confesado nada, esto no estaría pasándome. Realmente me arrepiento de todo.

El sonido de la puerta de un auto cerrarse me sacó de mis pensamientos. Rápido me puse de pie y prácticamente corrí a la ventana de la sala e hice a un lado la cortina.

Traía los zapatos en la mano, su cabello completamente desordenado por el aire y su maquillaje corrido por las lágrimas. Que ganas de correr a ella, abrazarla, besarla y hacerla mía una y otra vez... Pero ella nunca fue mía. Solo fingía serlo.

Volteó hacia la casa y después se recargó en su auto cubriendo su rostro, lloraba.

Cerré la cortina y apagué la luz de la sala para subir a mi habitación.

- ¿Clau? Claudio... ¡Despierta! ¿Clau? - unos golpes en mi mejilla me hicieron abrir los ojos sorprendido.

-¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué? - dije
aceleradamente mientras trataba
de deshacer el nudo que se había
hecho con las sabanas y mis piernas.

Ambos rieron - Que quieren enanos - les dije acostándome de nuevo frotando mis ojos.

-¿Claudio dónde está Emi? - preguntó Mariana abrazándome - Su auto no está y tampoco está en su habitación - hizo un puchero- Y tenemos hambre - ambos rieron nuevamente

- Pero tampoco están sus cosas - agregó Pablo y Mariana asintió con la cabeza. -¿E-Ella nos dejó? - los ojos de mi hermana comenzaron a cristalizarse. ¿Que no le bastó con hacerme daño a mí? También a ellos.

- Mariana, Pablo... - resoplé y me enderece sentándome en la cama - Ella ha vuelto a su casa... - no tenía ni la menor idea de que decirles.

- ¿Por qué? ¿Ya no nos quiere? - las lágrimas no tardarían en hacerse presentes en su rostro. No pude decir nada. No podía decirles que nos había mentido a todos - Pero ella prometió que estaría aquí.

- Mariana no llores ¡Sí! - dije en un fuerte tono que lejos de tranquilizarla la asustó y la hizo llorar con más intensidad. Pablo salió de mi habitación tras su hermana quien había salido corriendo.

Emilia's POV

Bajé del taxi, mi cabello ya era un desastre, mis zapatos estaban en mi mano por lo que mi vestido se arrastraba ensuciándose e incluso rompiéndose y seguramente mi maquillaje estaba más que arruinado. Saqué las llaves de mi bolsa y miré hacia la casa Meyer. Todo en mi interior se retorció. No pude más y me recargué en el auto y comencé a llorar una vez más con todo el sentimiento del mundo. Traté de tranquilizarme y subí.

Gracias a la cuenta de emergencia que mi padre me había dejado, pude pagar una habitación en un hotel. Me tiré en la cama en cuanto el botones salió. Ahora si estaba más sola que nunca. Claudio nunca me lo perdonaría.

Todo el Domingo y Lunes me la pasé en la habitación, ni siquiera había salido para que ordenaran el cuarto, no era necesario no me había parado de la cama, solo para ducharme, pero después regresaba a esta.

Martes al mediodía, ya era el segundo día que faltaba a clases solo quedaban dos semanas. Esta y la de exámenes.

Pero me aterraba ir y encontrarme con él. Me aterraba que me ignorara y sé que terminaría llorando.

Finalmente decidí que no me quedaría para toda la vida ahí. No me resignaría a perderlo así de fácil. Me tenía que escuchar, tenía que creerme. Tenía que comprender que por él cambié.

Llegué a la tienda de discos. Su motocicleta estaba ahí. Sentí unas náuseas terribles. No podía hacerlo. Encendí nuevamente el auto y regrese al hotel.

Me, myself & I (Claumilia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora