Capitulo 28

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Sin León, sin Silverio, sin Claudio... ¿Qué se supone que haga ahora? Qué tedioso que era estar sola. Silverio estaba con Machu, León con la estúpida de Antonia y Claudio, pues con su soledad era feliz.

Empujé fuertemente las puertas de la cafetería, seguramente habría pocas personas, pero nunca estaba de sobra llamar la atención, al menos no para mí.

Perfecto, no podía ser más perfecto. León sentado sobre la mesa sujetaba a su Barbie por la cintura mientras la devoraba por completo. Decidí ignorarlos, caminé hasta una de las últimas mesas, no estaba de humor para ver las asquerosidades que el "par de enamorados" hacían.

Saqué mi celular. ¡No tenía nada que hacer! A los cinco minutos me aburrí de los juegos precargados en mi móvil, así que saque una hoja y un par de marcadores para comenzar a distraerme. Comencé a escribir en la hoja mi nombre una y otra vez, entre corazones, estrellas, flores y otras formas abstractas la hoja blanca comenzaba a llenarse.

- ¿Pero qué? - fue lo único que alcancé a decir al momento que me arrebataron la hoja, haciéndome rallar la mesa.

- ¿Qué es esto? - preguntó Claudio mientras se sentaba frente a mi viendo la hoja que prácticamente arrancó de mis manos.

- Primero, ¿Qué demonios te ocurre? - era mi turno de usar la indiferencia - En segundo; ¿Qué no era que no me querías cerca de ti? - fruncí mi ceño al ver su rostro divertido - Y tercero, no te importa. - de la misma forma como lo había hecho él, le arrebaté la hoja.

- Nada, aún te quiero lejos de mí y no sé, puede que si me interese - contestó en orden cada una de mis preguntas

¿De verdad te interesa algo sobre mí? - pregunté bajando la hoja para después recargarme en la mesa

- No - sonrió hipócritamente - Pero al imbécil de León le enfurece verme cerca de ti-volteó sobre su hombro para ver hacia donde estaban los "tortolos"

- Oh vamos Claudio - reí - Deja de inventar excusas para estar cerca de mí - sonrei - No las necesitas, sé que te gusto - le guiñé un ojo, no tardaría en explotar.

- ¿Qué? - soltó una carcajada - Por favor, solo quiero provocarlo y así tener un motivo para partirle la cara - tomó la hoja nuevamente para examinarla

- Así que quieres provocarlo... - repetí y asintió con la cabeza - Yo te ayudo - dije poniéndome de pie, caminé hacia él quien me miraba extrañado sin entender lo que planeaba.

Lo tomé de la mejilla y me acerqué a él uniendo nuestros labios. Estos se mezclaban tan suavemente, tan dulcemente. Era increíble lo que provocaban en mí sus perfectos labios. Me separé lentamente, sus ojos
se abrieron, no podía mentirme. Lo disfrutaba. Sonreí al momento que nuestras miradas se conectaron, di un corto beso sobre sus labios antes de tomar mi bolsa para dirigirme hacia la salida de la cafeteria.

Como era de esperarse, todas las miradas se posaban en nosotros, algunas me seguían a mí y otras seguían observando a Claudio quien seguía sentado en la mesa. Sentía la fuerte mirada de León sobre mí, pero como hace unos instantes decidí seguir ignorándolo.

Volteé sobre mi hombro para ver hacia donde estaba Claudio. Tomó la hoja con cierto enojo y también comenzó a caminar hacia la salida. No debía detenerme, si lo hacía tal vez me reclamaría y todo se iría a la basura.

Caminaba a toda velocidad por los pasillos, haciendo caso omiso a sus llamados. Tenía que salir lo antes posible de ahí, tenía que escapar de su camino ahora mismo.

Logré salir del edificio sana y salva, seguramente querría asesinarme por haberlo besado delante de otras
personas. Volteé hacia atrás y cuando creí que se había cansado de seguirme lo vi saliendo corriendo por la puerta.

"Rayos" - pensé al recordar mis altos tacones que me impedirían a toda costa poder huir. Sin embargo lo intenté. Comencé a correr por los jardines del campus. Corría todo lo que mis piernas me permitían, tal vez si corría por algún tiempo, se cansaría y lo olvidaría. Pero a quién engaño, ese hombre era uno de los mejores del equipo. Tardó menos de un minuto en alcanzarme, me tomó por la muñeca para tratar de detenerme y con un fuerte tirón me atrajo a su cuerpo, pero ante un estúpido movimiento mío terminamos en el piso. Terminó tirado en el césped conmigo sobre él. Su ceño estaba fruncido y me miraba con enojo. Rápidamente me puse de pie para volver a huir, pero este me tomo del tobillo haciéndome frenar de golpe clavando uno de mis tacones en la tierra. Claudio comenzó a reír al verme ante tal dilema, ahora yo furiosa movía con fuerza mi pie tratando de salvar mi zapato, pero era inútil. Tiré con toda la fuerza posible logrando sacarlo pero sin el tacón. Y debido a la fuerza que había utilizado terminé cayendo nuevamente sobre él quien no paraba de reír.

- ¡Eres un tonto! - le dije molesta bajándome de su anatomía para recostarme a un lado de él en el césped - ¿Tienes idea de cuánto me costó ese par?

- No me importa-giró y rápidamente se acomodó sobre mi cuerpo sosteniendo su peso en sus codos - ¿Por qué hiciste eso? - preguntó volviendo su rostro nuevamente serio.

- Porque... - mordí mi labio inferior - Porque me gusta besarte - confesé y su rostro comenzó a relajarse - Vamos Clau... quitémonos las caretas - estaba dispuesta a contestar lo que fuera que preguntara, estaba dispuesta a confesarlo todo. A excepción de mí apuesta con Silverio.

Me, myself & I (Claumilia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora