Sin aliento ™️ [Daryl Dixon]

→ 4. Fate makes death

«0.4 El destino hace la muerte»

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Tiré mi cigarro al suelo justo cuando una mujer pelinegra se lanzó a los brazos de Rick.

Después de está acción se dio cuenta de mi presencia y se separó del líder.

- ¿Quién es? - preguntó dirigiéndose a su ¿Novio? ¿Marido?, lo que sea.

- Nos la encontramos en el bosque - dijo mientras miraba el ceño fruncido de su mujer.

Y como si algo hubiese hecho click en su cabeza, los ojos de ella se dirigieron a mi compañero.

- ¿Qué es eso? - preguntó mientras su voz iba subiendo de tono, alertando a las demás personas.

- Un tigre - la respondí, mientras rodaba los ojos.

Por arte de magia y así sin más un calvo apareció mientras me apuntaba con un rifle.

- ¿Quién eres? - dijo apretando la mandíbula, mientras el cañón de su arma se movía por los nervios.

Qué pesados, dije en mi mente por la insistencia de la gente.

- Se llama Macke y ahora es parte del grupo - anunció Rick intentando mantener la calma.

- No puedes hacer esto - dijo él calvo mientras se acercaba peligrosamente a mí.

Mi única reacción fue sonreír, mientras me preparaba para el ataque, pero por mala suerte Rick y el arquero se colocaron delante de mí.

- Se va a quedar y no hay más que hablar - dijo un señor mayor mirándome con ternura.

¿Y a éste que le pasa?, me pregunté a mi misma mientras miraba las caras de todos los presentes allí.

Harta de tanto agetreo, me distancie un poco del grupo y me senté en el porche de la granja.

Siendo seguida siempre por el chino, coreano o lo que sea.

- Oye - me llamó mientras se sentaba al lado mío.

- ¿Qué? - dije desinteresada mientras acariciaba el pelaje de mi mascota - la cuál estaba acostada en mis pies-.

- No te preocupes, con el tiempo te cogerán confianza - dijo mientras apoyaba una de sus manos en mi hombro.

- ¿Quién dijo que eso me importa? - pregunté mientras miraba un punto fijo entre la hierba.

Glenn se quedó unos segundos pensativo y luego prosiguió hablando.

- Pues lo di por hecho - mencionó mientras se rascaba la cabeza nervioso - ya que al venir aquí pensé que te sentías mal por ellos - dijo señalando al grupo.

- Solo - dije intentando buscar las palabras adecuadas - no estoy acostumbrada a estar con tanta gente - finalicé mientras veía como él se levantaba.

- Ven - dijo mientras comenzaba a continuación caminar - te presentaré a Maggie, seguro que la encantará conocerte - anunció acercándonos a una castaña de pelo corto.

- ¡Glenn! - exclamó ella al darse cuenta de la presencia del nombrado, acto seguido se tiró a sus brazos.

- Maggie - la llamó después de unos segundos de abrazo - Te presentó a la nueva - dijo señalándome.

- Hola - dijo ella estirando su mano hacia mí.

Pero yo no sé la devolví, no me gusta el contacto físico, gruñí en mi mente mientras miraba su mano.

Ella al ver que no le devolvería el gesto bajo la mano un poco confusa.

- Macke - me limité a decir mientras miraba fijamente sus ojos.

Incómoda se presentó para luego disculparse e irse con Glenn.

Genial, bufé resignada al ver que se había ido justo cuando había decidido al menos decir mi nombre.

Justo cuando iba a encaminarme al bosque una joven rubia se metió en mi camino obligándome a parar.

- Papá me ha dicho que te muestre lo baños para que así te puedas asear - me comunico con una sonrisa.

Un resoplido salió de mis labios y asentí a aquella información.

Necesitaba una ducha así que cuando llegamos, me quité mi mochila, saqué una muda de ropa y me desvestí.

Ella ya se había marchado hace tiempo así que encendí la ducha y mientras esperaba a que calentará, repase con mis dedos alguna de mis cicatrices.

El humo que se formo en la habitación me saco de mi trance, haciendo que me metiese rápidamente debajo del chorro.

Noté como el agua hirviendo me quemaba cada parte de mi cuerpo, pero eso no me importó mucho, así que una vez bien aseada, salí de la ducha y me coloqué la ropa.

Cuando ya estaba preparada, salí de la habitación y me puse rumbo al exterior.

No sin antes haber cogido mi mochila y haber guardado la ropa sucia en una bolsa de plástico.

Algunas personas me saludaron mientras pasaba al lado de ellos, pero yo ni siquiera les miraba.

Ya fuera, busqué con mi mirada a mi compañero, al localizarlo me encaminé hacía él.

Justo cuando estábamos por mitad del campo una voz hizo detenerme y maldecir entre regañadientes.

Gilipollas, dije con enfado en mi mente.

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Vestimenta:

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