Barbara

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Linda estaba en su casa, sola, el timbre sonó y Linda fue a atender. Al abrir la puerta, se encontraba una muchacha, de cabello castaño claro, ojos verdosos, de piel morena y tenía buena figura.

—Hola, ¿Qué se le ofrece? —saludaba Linda.

—Linda... ¿No te acuerdas de mi? —preguntaba la muchacha.

—Emmm.. no? Cómo sabe mi nombre —.

—Linda, soy yo! Barbara —.

—Barbara? —.

—Sí! No me recordabas, hermanita? —.

—Bueno... Es que ha pasado tanto tiempo.. —.

—Hay, no exageres! Solo fueron 3 años! No es para tanto —.

—Claro.. quieres pasar? —.

—Cómo no? Gracias —decía Barbara mientras pasaba.

Linda fue a servirle un té que se había hecho no hace mucho, se lo entregó. Hablaron por unos cuantos minutos.

—Y, ¿Tienes novio? —preguntaba Barbara.

—Tenía.. me engañó con mi mejor amiga hace unas semanas —.

—Samara? —.

—Sí... —.

—Nunca creí que fuese a hacer un acto tan despreciable —.

—Lo siento.. —.

—No pasa nada —decía Linda mientras tomaba su té.

—Me imagino que, debes de tener algún otro interés —.

—A qué te refieres? —.

—Bueno, ¿Te gusta alguien, no? —.

—Ehh?! Pero si acabo de salir de una relación! —.

—Te conozco desde que eras un feto de dos meses, no me puedes mentir tan fácilmente —decía Barbara entre risas.

—Esteeeee... Bueno.. sí, me gusta una chica... —.

—UNA CHICA!? —escupía el té sorprendida. 

—Sí.. la verdad no sé si también le guste —.

—Wow... Eso es.. WOW! Nunca creí que a mi hermanita le gustase una chica —.

—Ya estoy madurando! Qué esperabas? —.

—Jajaja, te entiendo.. —.

—En serio? —.

—Sí! Recuerdo que cuando tenía tu edad- —.

—No estás tan vieja cómo para decir eso sabes —interrumpió Linda riéndose.

—Shhh! Ya sé pero ya sabes... En fin, cuando tenía tu edad, no estaba tan segura de que me gustaba. Al principio creí que me gustaban los chicos, pero luego sentí un interés un tanto carnal por las chicas, tuve buenas experiencias con ellas sabes... —.

—Creo poder ayudarte con esta chica —.

—De verdad..? De verdad harías eso por mi? —preguntaba Linda emocionada.

—Claro! Ahora que estoy de regreso, trataré de ayudarte en todo lo que pueda —.

—Te quedarás? —.

—Sí, la verdad la vida en Colombia es.. buena, pero la verdad extrañaba mucho a mi familia, y no los dejaría por nada del mundo —.

—Gracias... De verdad, no sabría cómo recompensarte —.

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora