Un par de meses transcurrieron lentamente. Fue pesado para Kail desde que no pudo tener esas interesantes conversaciones con la princesa. No quería insultar a la humanidad de este mundo pero es que todos estaban demasiado atrasados y no podían seguirle el ritmo.
«La princesa es una genio natural... qué desproporcionada es la vida en la que unos reciben más que otros»
Durante estos meses había decidido escribirle cartas en las que le envió mucha información sobre cualquier cosa que recordase. Podía hablar de física, algo de química, filosofía, algunas teorías como el gato de schrödinger y teorizar sobre el efecto que la gravedad afecta sobre el tiempo.
No importaba lo que escribiera, siempre eran interesantes las respuestas que la princesa le dio. Es más, la princesa añadió pruebas irrefutables a la teoría de la gravedad y el tiempo.
Durante su estancia en el castillo, la princesa escogió dos lingotes de hierro del mismo lote y a uno de ellos mandó aplicar la magia de gravedad. La oxidación sobre el lingote afectado por la gravedad fue mucho más acelerado. Por supuesto, incluso le envió los dos lingotes con la explicación detallada en cincuenta páginas dentro de un pequeño paquete certificado.
Ante eso solo pudo mostrar una amarga sonrisa. En la Tierra solo se pudo crear esa teoría con los planetas donde la curvatura de la gravedad causaba una variación en el tiempo. Aunque es verdad que una teoría nunca puede ser probada como verdadera porque nunca se puede asumir que sabemos todo lo que hay que saber al respecto, las pruebas de la princesa fueron irrefutables.
—Es la primera vez que conozco a una verdadera genio, solo leí sobre ellos pero de verdad están en otra liga completamente diferente a la nuestra. ¿Qué habría pasado si hubiera nacido en la Tierra y estudiado en una universidad?
Leyla seguramente habría cambiado el mundo, de eso no tenía ninguna duda.
Kail no podía saber que en estos momentos, esa genio estaba haciéndose secretamente con el control de su propia vida. Secretos que no deben salir a la luz de los herederos de los otros reinos, negociaciones con su padre para entregarle esos secretos, todo ello desde su habitación.
Había dirigido a los espías infiltrados en otros reinos a tal magnitud que parecía conocerlo todo incluso si no había estado allí. Fue gracias a eso que consiguió los trapos sucios y pudo entregárselos a su padre para que hiciera uso de ello y no necesitase que recurriese al matrimonio.
El rey fue abrumado, ni una sola vez tuvo el control durante las negociaciones pero fue por los beneficios que tuvo que estar de acuerdo con su hija. Sacudió los cimientos de la realeza de otros reinos y obtuvo unos "aliados" para su reino.
—Ella está demostrando teorías de forma irrefutable y aquí estoy yo, utilizando invenciones que otro genio ideó durante el pasado. Que persona tan penosa soy.
Estaba en el despacho que tenía en la fábrica de bicicletas y solo pudo suspirar desanimado. Frente a una verdadera genio no importaba cuantos estudios tuviera o cuanto se esforzase de más, su límite superior no era el mismo que el de ellos.
Pero siguió moviendo su pluma. No era capaz de ser como un genio y nunca podrá serlo. Ya dejó atrás los sueños imposibles para centrarse solo en su meta que todavía tenía posibilidades. Podría estar abatido pero eso no significa que fuese a rendirse.
—Su coeficiente intelectual debe de superar los 200 en cualquier test de IQ, no, tal vez podría ser mucho mayor.
Negarlo no le haría bien, la princesa era una genio a diferencia suya. Lo llegó a aceptar después de leer el informe sobre la teoría explicada que le envió, ese informe estaba tan bien redactado que incluso le costó leerlo.
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The Engineer
Science FictionUn hombre de treinta y tres años se da cuenta que ya no se encuentra en su despacho ideando un método revolucionario. No se encontraba en la Tierra ni tampoco tenía su antiguo cuerpo. Es solo un ingeniero en otro mundo en el que existe la magia. ¿Po...