Capítulo 2: Resurgimiento

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-Ugh...- el efecto del medicamento se le había pasado demasiado rápido a Irasue, quien solamente se limitaba a quejarse del dolor que tenía.

Los médicos le daban pocos días de vida, el cáncer del que sufría estaba demasiado avanzado, Irasue nunca había ido al médico, aunque ella sabía que algo malo le pasaba a su cuerpo.

-Kaori, es increíble que hayas resultado ser la señorita Ririchiyo, nuestra matriarca.- Irasue acariciaba la mejilla de su sobrina.- pensé que mi vida sería más larga, después de todo, no tengo poderes de adivinación.

-Tía...

-Lamentablemente, no conozco toda la historia de nuestra matriarca, pero lo que sí se, es que era alguien sumamente poderoso. Sabiendo esto, puedo morir en paz, se que nuestro noble linaje no desaparecerá una vez que yo muera.

-...- ante la despedida de su querida tía, Kaori comenzó a temblar y a sollozar.

-Pero mi niña, tienes que recibir una educación adecuada. Escucha, tienes que viajar a Isumo, ahí se encuentra la familia Asakura, se supone que ellos fueron quienes le dieron cobijo a nuestra antigua matriarca, pero por algunos problemas, fue expulsada... esperó que no recuerden ese detalle y puedan ayudarte. Kuroneko y Kitsune serán tu llave de entrada. Después de todo, en estas épocas, los niños con poderes especiales como los tuyos son muy escasos. Kuroneko, es un guardián sagrado de un templo y Kitsune es una deidad local. Ambos son espíritus que han sido otorgados generación tras generación una vez que el portador fallece. Ahora es tu turno.- con una última sonrisa débil, la mano de Irasue cayó a su lado.

Esa noche, llovió intensamente, como si el cielo llorara por una gran pena. Al día siguiente, Kaori fue la única en el funeral de Irasue. Caminó lentamente hacía su casa vacía y se sentó en el comedor. Kuroneko y Kitsune flotaron a su alrededor y se acercaron a ella como si intentarán consolarla y recordarle el último deseo que tenía su tía.

-Tienen razón... tengo que buscar a los Asakura.- se secó las lágrimas y se puso de pie. Busco una vieja maleta y ahí puso un poco de ropa y algunos utensilios personales, también el Kagura Suzu que le habían entregado.

Dio una vuelta por su casa vacía, como si se estuviera despidiendo de ella y después se dirigió al lugar donde se encontraba el templo antes de la llegada de Hao el cual estaba en el mismo terreno que la casa. Ahí se acercó, se arrodilló, encendió un incienso y comenzó a rezar con devoción. No se había dado cuenta que aún estaban las fotografías de sus ancestros regadas por todas partes, levantó la cabeza y vio la pintura de quien había sido la primera matriarca de la familia Hino: Ririchiyo Hino. Era identifica a ella, cabello largo, lacio y negro, piel fina y blanca y unos ojos color margenta, aunque fuera una pintura, aún así podía transmitir su fuerza, coraje y valentía. Aún no podía creer que ella fuera la reencarnación de esa gran mujer ¿Quizás los fragmentos de recuerdos eran los de Ririchiyo? Cuando terminó de rezar, apagó el incienso, regresó a casa por su equipaje y el dinero, después de darle una última mirada de despedida salió de la casa para dirigirse a la estación de tren. Tenía que viajar de Kyoto a Isumo.

Con ayuda de Kitsune y Kuroneko, logró llegar a una mansión ligeramente más grande que su casa. Se acercó a la puerta y con vacilación, comenzó a tocar la puerta.

Salió a recibirla un anciano de cabello raro y de baja estatura, al verla le sonrió amablemente, como si la conociera de toda la vida.

-Hola pequeña ¿Qué deseas?.- En ese momento Kitsune y Kuroneko aparecieron a su lado, aunque el anciano delante de ella no parecía asombrado al verlos.

-Mi nombre es Kaori Hino, mi tía me dijo que viniera para acá para que usted me entrenará.

-¿Uh? Pero la familia Hino era muy poderosa en cuanto a poderes espirituales, no creó que necesiten nuestra ayuda.

Cadenas que Atan al Pasado ¡Finalizada! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora