Capítulo 10: Deber y Honor

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He estado vagando por este mundo en tres ocasiones. En ese tiempo, he conocido a muchas personas, sin embargo, hubieron cuatro personas especiales que marcaron mí vida. Después de mí madre, hubo una joven que salve de un futuro incierto. Tenía el don de bloquear cualquier poder espiritual o el don de otra persona, en un principio, la salve pensando en que podía ayudarme a bloquear mi propio don que consistía en leer la mente de los demás, para mí, ella sólo era mi ruta de escape. Sin embargo, cada vez que ella hablaba alegremente con otros jóvenes de su edad o no estaba a mi lado me sentía inquieto, pensaba que era por que su don me transmitía paz, pero después entendí que no era sólo eso. Cuando nos separamos y fui derrotado por primera vez por la familia Asakura, me enteré que ella fue la que les entregó el Rosario de los 1080 para poder sellarme, no puedo negar que la odié por haberme traicionado y jure vengarme de ella y de la familia Asakura. Pero, cuando la volví a ver mil años después cuando reencarno en su nieta, entendí que jamás podría odiarla. Era completamente diferente a como yo la recordaba, al menos ya no tenía esa mirada triste y asustada de siempre, ya parecía tener más valentía y tenía una alegría que la hacía brillar. Ella por fin, había encontrado su lugar ideal. Al principio, no pretendía molestarla hasta que fuera lo suficientemente mayor como para poder estar juntos, aunque yo me hubiera convertido en el Rey Chamán, estaba dispuesto a convertirla en mi reina aunque no tuviera sus poderes espirituales y por fin viviríamos juntos. Pero ahora, por mí culpa, sus poderes despertaron y ella se ha vuelto una participante del torneo, tarde o temprano nos enfrentaremos.

-¡Señor Hao!

Pero cuando llegue el momento, me encargaré de ello, no puedo hacerle daño después de haberla recuperado después de tanto tiempo. Por ahora no tengo más opción que protegerla durante todo el caminó hacia la aldea Apache.

-¡¡Señor Hao!!.- Opacho gritó y comenzó a jalarlo de su túnica blanca.- llegaron a molestar a la señorita Kaori unos tipos malos.

-Mierda.- Hao se levantó de golpe y fue corriendo hacia donde había dejado a Kaori y a su grupo.

-¡Ofrenda al Dios zorro!.- cuando llegó, vio como Kaori, la reencarnación de Ririchiyo, lanzaba un ataque que mando a volar a sus contrincantes. Llevaba únicamente un top que le cubría el pecho que estaba comenzando a notarse y dejaba al descubierto su abdomen plano con una fina piel blanca. Con sus movimientos, las gotas del agua caían hacia lo que parecían unos pantalones cortos que le llegaban a la mitad del muslo, su cabello revoloteaba a su alrededor y su poca ropa mojada se pegaba a su delgado y delicado cuerpo.

-¡¡Señor Hao!!.- Opacho salto a su cabeza y con sus manos cubrió sus ojos.- no tiene que ver a un joven soltera desnuda, si no ella no se podrá casar.

-Tranquila Opacho, ya cerrare los ojos.- con cuidado, le quitó las pequeñas manos de la niña.- Primero tenemos que asegurarnos de que ellas vayan directamente a la aldea, después nos encargamos de esos malditos.

-El señor Hao matará a esos tipos. Que bueno, no tenían que haber pensado en la señorita Kaori de esa manera.

-No te preocupes, quemare sus pequeñas almas en cuanto los encuentre...

*** ***

Tal y como les había dicho Hao, el pueblo se encontraba a tres días de distancia de donde se encontraban originalmente, sin embargo, se tardaron 1 semana en llegar, porque se detenían a dormir, comer, bailaban un rato o disfrutaban de los atractivos turísticos de la zona, después de todo tenían tiempo de sobra. También habían encontrado nuevas pistas acerca del torneo.

Las primeras rondas serían en equipos de tres personas. Después, los últimos 4 equipos, se enfrentarian en una segunda ronda. Los integrantes de los últimos equipos, se enfrentarían entre sí. Ganaría aquel que haya mantenido su over soul activo durante toda la pelea.

Cadenas que Atan al Pasado ¡Finalizada! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora