Capítulo 4: Larga Espera

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Cuando regresó Yoh, Ririchiyo no volvió a ver a Matamune, aunque también algo había cambiado en aquel muchacho y lo más notable, era el rosario en forma de garras que colgaba de su cuello, pero se le veía bastante triste y pensativo, así que no quería hacerlo sentir mal por el momento y lo dejó pasar, al verlo así, ya se hacía a una idea de lo que pasaba.

Después de ese día, los años pasaron en un abrir y cerrar de ojos, Kaori y los demás ya tenían 14 años.

-¡Abuela!.- llegó Kaori como siempre llena de energía.

-Querida.- Ririchiyo miró hacía la ventana, entre tanto suspiro y suspiro, no se había dado cuenta de que la hora de llegada de Kaori se acercaba. Generalmente llegaba pasadas las 8 de la noche, ya que tenía trabajos de medio tiempo después de ir a la escuela, porque se negaba a ser mantenida por completo por los Asakura.

Ambas, recordaban con cariño el día en que Ririchiyo se presentó ante Kaori como su abuela. La pequeña aún estaba dormida cuando Ririchiyo decidió aparecer frente a ella. Aunque ya estaba acostumbrada a ver espíritus, al ver a la mujer que se aparecía siempre en sus sueños, fue un gran impacto para ella y no había podido evitar gritar y dar un buen salto despertando a todos en la casa, pero después, conforme se iban conociendo y comenzaron a tomarse confianza, Ririchiyo fue un gran apoyo para los momentos difíciles que pasó en los primeros años de entrenamiento y viviendo en un lugar nuevo.

-¿Cómo te fue en el trabajo?.- le preguntó de manera amable Ririchiyo. Kuroneko y Kitsune que siempre iban para todos lados con Kaori, corrieron hacia ella y se acurrucaron en su regazo como si la estuvieran saludando.

-Bien abuela, creó que con esto será suficiente.- de uno de los cajones de su tocador, sacó una pequeña alcancia, la cual estaba repleta de dinero que había juntado durante los últimos 4 años.- He estado hablando por teléfono con algunos amigos de mamá en el gobierno y accedieron a ayudarme a restaurar el templo de la familia y con lo demás intentaré pagarle un poco al Señor Yohmei por todo lo que me ha dado.

-Kaori...- la miro con mucho cariño, su reencarnación era muy similar a ella pero al mismo tiempo eran completamente diferentes, en su vida pasada, en cuánto comenzó a generar dinero, siempre insistió en dárselo a la familia aunque ellos no lo necesitarán mucho en ese entonces.- te has esforzado tanto durante todos estos años, eres buena alumna en tu escuela, en tu entrenamiento eres muy diligente y responsable, además en tus tiempos libres en vez de descansar y jugar como una niña de tu edad, has trabajado. Toda la familia está orgullosa de ti.

-Muchas gracias abuela.- dijo con una sonrisa radiante mientras acomodaba sus cosas.- ahora me queda hablar con el señor Yohmei, le avisaré que mañana me tengo que ir.

Hace aproximadamente un mes, Yoh también se había marchado, pero el fue a Tokio para conseguir un espíritu acompañante y poder acceder al torneo de chamanes que se llevaría a cabo ahí, así que el templo estaba más vacío que de costumbre. El plan de Kaori no era muy diferente al de Yoh, sin embargo ella primero quería regresar a su casa en Kyoto para poder pedir una bendición a sus ancestros, después se iría directamente a Tokio. Salió de su habitación llena de felicidad y se dirigió a la alcoba del señor Yohmei, la cual estaba en el ala esté del gran templo.

-Señor Yohmei.- se sentó fuera de la puerta de quien fue su maestro durante todo este tiempo, ella le tomó mucho cariño y respeto.

-Adelante.- le respondieron del otro lado de la puerta.

-Gracias.- entró y cerró la puerta detrás de sí. Sacó el sobre con dinero y se lo acercó a la persona delante de ella y se inclinó con respeto.- por favor, acepte esta pequeña cantidad de dinero, se que no es mucho pero al menos tomelo como un agradecimiento por los años en los que viví con ustedes.

Cadenas que Atan al Pasado ¡Finalizada! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora