Capítulo 16: Un Ave Con Las Alas Rotas (Parte 2)

266 27 67
                                    

Después de ese día, pasaron algunos días más. No sabía si el tiempo ahí pasaba de la misma manera que en el mundo actual, pero, según sus cálculos, ya deberían de haber pasado 15 días desde que llegó.

Los días eran pacíficos cuando su padre se iba de la casa. Ella ya se imaginaba que había tenido un padre cruel, pero jamás uno que fuera capaz de tirar a su propia hija moribunda por un barranco sin tener ningún remordimiento de conciencia.

-Ririchiyo.- Kaori dio un ligero salto. Por estar concentrada en sus pensamientos, no había escuchado a su madre que la llamaba preocupada hasta que le tocó con suavidad el hombro.- ¿Te sucede algo?

-No mamá.- dijo de manera automática. Durante el tiempo que había pasado, intentó hacer algunas cosas para poder cambiar su destino, pero su cuerpo no reaccionaba como ella quería en los momentos cruciales y simplemente actuaba por su cuenta, aunque ella ya sabía que no sería posible cambiar el destino que ya estaba escrito por que sólo estaba recordando su vida anterior, era un simple recordatorio de su pasado.- la cosecha de este año a sido muy buena, creo que podremos ir a vender lo que sobre.

-Si, lo haremos. Seguramente tu padre no llegue en varios días, así que no tendremos que preocuparnos por nada.- aunque tenía una sonrisa en su rostro, se podía ver el cansancio y la frustración en su rostro, sus labios estaban resecos y debajo de sus ojos, tenía gruesas ojeras, estaba casi en los huesos, a excepción de su vientre el cual estaba ligeramente abultado. No habían comido en 5 días, no tenían el suficiente dinero como para comer del diario y su pequeño huerto apenas les era suficiente para el autoconsumo.

Aunque últimamente, su madre Izayoi, había estado dedicándose a observar sobre los momentos exactos para la cosecha y el cultivo de ciertos cereales para la venta, lo que les estaba generando un poco más de ingresos recientemente, pero por culpa de su padre, el dinero no lo podían aprovechar. Así que además de la agricultura, se dedicaban a vender cosas de ninbre, como zapatos, sombreros, bolsas, etc, pero casi no vendían porque en el pueblo sabían a lo que se dedicaba su padre y les guardaban cierto rencor.

-Hijita.- dijo Izayoi mientras le hacía una trensa en su cabello a su hermana menor Takitsubo.- perdoname, no logre hacer nada por detener a tu padre ese día y terminó llevándote a no se donde. Debiste de haber tenido mucho miedo.

-...- antes de que Kaori pudiera decir algo, hasta sus narices llegó un aroma a quemado.- ¿¿??

-Seguramente se está quemando la casa de alguien en la aldea ¿Porque no vamos a ver para tratar de ayudar?.- le dijo su madre tomando de la mano a sus hermanos y después, le tendió la mano para irse.

A mi madre no le interesaba si le tratan mal en el pueblo por ser la mujer de un bandido, a ella le gusta ayudar a las personas.- miraba con admiración a la mujer que la llevaba de la mano. Su madre era idéntica a ella, llevaba su cabello negro maltratado suelto que le llegaba más abajo de la rodilla, sus manos estaban llenas de cayos debido a su trabajo tejiendo y en su piel, además de signos de ser golpeada por su marido, llevaba símbolos de toda una vida trabajando en el campo ya que era de varios tonos más oscuro en cara, brazos y piernas que en el resto de su cuerpo.

-¿Como era vivir con los abuelos?.- de repente le dio curiosidad por saber donde se había criado una mujer tan maravillosa.

-Oh.- la sorprendió con su pregunta.- era muy agradable vivir con ellos, ya que eran personas muy dedicadas a su trabajo como agricultores, ellos me enseñaron lo básico de las plantas que conozco. Tu abuela cocinaba muy rico y era muy amable, tu abuelo era muy estricto pero al mismo tiempo nos consentia mucho.

Después de dejar a los más pequeños en la casa, Kaori y su madre fueron a ver que sucedía, pero cuando llegaron a la aldea se quedaron paradas, congeladas por el terror. Había muchos bandidos asaltando a la aldea, la gente que estaba refugiada en sus casas o encerrada en los almacenes salía despavorida ya que los bandidos incendiaban las casas de madera para que salieran de manera forzosa. A los hombres mayores los herian y los estaban separando de las mujeres y niños, a los cuales los tenían en cuclillas y con la cabeza tapada en una esquina.

Cadenas que Atan al Pasado ¡Finalizada! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora