Padres - WangXian (omegaverse)

Extra

¿Cómo fue el nacimiento de A-Yuan?

Empezaba la mañana siendo un 11 de enero, Wei Ying abría sus ojos a las 5 de la mañana como ya era costumbre desde que su bebé lo despertaba rígidamente tal como su padre. Lan Wangji a su lado se sentaba automáticamente dada esa hora, pero antes de levantarse y empezar su día, primero se acercaba al rostro de su pareja y dejaba un pequeño beso en su mejilla, luego acariciaba su pancita con mucho amor y entonces dejaba la cama.

Wei Ying emitió un sonido de queja cuando el puesto a su lado quedaba vacío y el calor que lo acurrucaba se iba. Quería dormir un poco más, pero el sueño se había ido y su fuente de calor se estaba alistando para meterse a bañar, con un mohín bastante pronunciado se sentó también y miró hacia su esposo que dejaba fuera del closet el traje que llevaría puesto ese día.

—Lan Zhan...

El nombrado dejó lo que estaba haciendo y lo miró de vuelta. —Buenos días, cielo.

Wei Wuxian sonrió aún con los ojos adormilados y estiró sus labios para el beso de los buenos días que su esposo se acercaba a darle. Antes de que Lan Wangji pudiera separarse lo suficiente, Wei Ying lo abrazó del cuello y susurró en su oído: —Cariño quédate, por favor.

El alfa se separó un poco para mirarlo y examinar que todo esté bien. —¿Es momento?

—No, solo quería tenerte más tiempo así. Solo unos minutos más.

El alfa se quedó abrazando a su omega, disfrutando del suspiro de felicidad que lanzó. Acarició su cabeza y besó sus labios, frente y mejillas, soltando sus feromonas que perfumaban a su omega y lo mantenían tranquilo y relajado.

—¿Quieres bañarte conmigo? —preguntó Lan Wangji luego de un rato, su omega no pareció pensarlo mucho y asintió totalmente de acuerdo. Entonces fueron juntos a la ducha, Lan Zhan lo ayudó a desvestirse y a sentarse en un banco y luego él también quedó desnudo, ambos dejaron que el agua caliente mojara sus cuerpos, había partes de su cuerpo que por obvias razones ya no podía alcanzar, pero Lan Zhan se encargaba de ello dando masajes de vez en cuando mientras lo jabonaba. 

Luego de estar limpios se vistieron y bajaron a la cocina. Lan Wangji preparó lo que llevaría para comer en su trabajo mientras Wei Ying lo veía desde una cómoda silla. Ninguno de los dos tenía hambre al ser muy temprano, pero el alfa sabía que en unas horas su amado estaría hambriento, por lo que había dejado en envases la mitad de lo que se había preparado, para que lo calentara después.

Tomaron café en el tiempo que faltaba antes de que el alfa partiera a trabajar, Wei Ying, por lo contrario, luego de que su pareja se fuera se acostaría de nuevo quizás mirando su celular o una película hasta que tuviera hambre, comería y lavaría la vajilla, tendería su cama, ordenaría y limpiaría lo que estuviera fuera de lugar y luego saldría a dar un paseo, a comprar algo o simplemente se quedaría en casa, durmiendo más de lo que recuerda que lo hacía. Su rutina era sencilla, desde que había detenido su trabajo en el centro infantil todo era más fácil y más tranquilo y su bebé necesitaba que así fuera. Además de que ya no podía realizar su rutina antigua sin que hubiese repercusiones, solía estar todo el tiempo de pie, saltando, bailando, corriendo y jugando con los niños que tenía a su cargo y eso lamentablemente ya no podía hacerlo.

Cuando su esposo se fue a trabajar se permitió soltar un suspiro, su instinto le decía que el parto estaba demasiado cerca, tenía leves dolores que no podía considerarlos como alarma; sin embargo, persistía esa incertidumbre. No era un dolor constante ni punzante, era una ligera molestia que a lo largo de ese día no desapareció.

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El 12 de enero su rutina volvía a empezar, esta vez sintiendo que el dolor había aumentado, pero todavía lo mantenía sin problemas. Se levantó luego de que su esposo fuera a bañarse y bajó las escaleras despacio hasta llegar a la cocina, con mucha dedicación preparó alimentos para su amado, evitando hacer combinaciones extrañas que se le antojaban en ese momento. Poco después, Lan Zhan bajó ya vestido hacia el comedor, saludó a su pareja con un gran beso de buenos días, saboreando la boca de su esposo que por algún motivo estaba amarga.