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Al llegar al inminente edificio que tenía una enorme letra A en el centro, Stella se bajó de la motocicleta e inclinó su cabeza hacia arriba para contemplarlo. Suspiró y esperó a que Steve se sitúe a su lado para tomarlo de la mano y caminar juntos hacia la puerta.

La joven no entendía porque estaba nerviosa, ella solía hablar por mensaje y llamadas con sus amigos, no los veía muy seguido porque ellos siempre se encontraban trabajando pero siempre estaban ahí. Pensar en que volvería a trabajar, en que tendría que luchar y ayudar a otros hacia que el estómago de la Diosa se revuelva bruscamente. Una vez dentro del ascensor Steve marcó el número 63 y subieron aún tomados de la mano, cosa que a la joven la confortaba de una manera impresionante. Al llegar al piso, salieron del ascensor encontrándose de frente al resto del equipo mirándolos o más bien mirando sus manos, Thor enarcó una caja y miro a su hermana quien rápidamente miró su mano junto con la del capitán y la soltó dirigiendose a su hermano.

—¡Thor! No te veía hace varias semana y no eres capaz de darme un abrazo.— Fingió estar enojada haciendo que su hermano mayor la tome por los hombros envolviendola entre sus fuertes brazos. Una vez que se alejó de su hermano, se dirigió a Natasha también proporcionándole un abrazo.— Estas bella como siempre Nat.— La joven se separó del abrazo sonriéndole a la agente.

—Tu no te quedas atrás, estas más sexy.— Rió la pelirroja contagiando a la joven. La Diosa se dirigió a Clint quien extendió la mano, el hombre no era muy fan del afecto físico.

—Eres especial Barton.— Rió la joven, que ahora se dirigió a Banner que hizo el mismo gesto que el agente. Lo que hizo reír a la joven.— Tu también Banner. Por cierto, gracias por los libros de meditación y alineación de chakras me ayudaron a recuperar mis poderes mejor de lo que yo lo habría hecho.— El hombre asintió sonriendo. Ahora la joven se dirigía a Stark.— Hey, tu, no finjas que no quieres abrazarme, ven aquí.— La joven abrió los brazos esperando que el millonario la abrace. El hombre no dudo ni un segundo y envolvió a la Diosa con sus brazos, duraron así unos segundos hasta que el hombre se alejo un poco de ella.

—Stella, sabes que el edifico donde vives es mío, ¿Verdad?— La joven asintió con temor pensando que el hombre la iba a hechar de su casa.— Lo que quiere decir que puedo mirar las cámaras de seguridad.— "Demonios, habrá visto como cuando estaba ebria rompí dos macetas del hall, voy a fingir demencia." Pensó la joven intentando pensar en alguna excusa para evitar el regaño.— Ahora, explicame porque en los últimos 6 meses la única persona que ha entrado y a salido de tu departamento ha sido tu sola.— La joven lo miró confundida pues no entendía a lo que él hombre se refería.— Quiero decir, eres una mujer soltera y sexy en Nueva York tendrías que llevar hombres todos los días a tu departamento, mi pregunta es, ¿Porqué te prohíbes tener sexo?.— Con cada palabra que salían de la boca del hombre Stella abría la boca con sorpresa cada vez más, la chica hubiese preferido que el millonario hable de las macetas rotas antes que de su falta de contacto sexual.

—Stark, yo no tengo que hablar de mi vida sexual contigo. ¿O acaso yo te pregunto frente a todos si el viagra te hizo efecto?— La joven se giró hacia los demás que veian la escena con sorpresa y diversión.— Bien, hay que trabajar ¿o no? Andando.
En menos de 10 minutos los siete vengadores se encontraban con sus trajes montados en el quinjet. Al cabo de unas horas ya habían llegado a Sokovia, Europa del Este.

—Bien, el lugar está protegido, tendremos que pasar a todos los soldados.— Todos asintieron a las palabras del capitán y comenzaron a salir del Quinjet. Al llegar a la entrada del lugar vieron un vehículo todo terreno y una motocicleta.

—Al parecer nos dejaron un regalo.— Habló Natasha subiéndose al todo terreno, a esta la siguieron Barton y Stella.

—Yo tomaré la moto.— Habló el capitán.— Thor y Tony pueden volar. Nosotros no.

Daughter of the Stars -The AvengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora