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La Diosa abrió los ojos lentamente intentando adaptarse a la luz, soltó un quejido y se llevó la mano a la frente su herida estaba cubierta por una venda. Tosió un poco y se incorporó en la cómoda cama, era la de su habitación en el complejo. Recordó todo lo que habia sucedido y se puso de pie, tenía que ver si sus compañeros estaban bien, vio su ropa, ya no estaba con su traje, ahora llevaba unos pantalones de pijama y una sudadera gris, se colocó las pantuflas y salió.

Recorrió los pasillos y en la sala se encontró a Tony, en un sillón con una bolsa de hielo en la cara. La joven frunció el seño y se acercó al hombre quien tenía los ojos cerrados.

—¿Tony?— El hombre pegó un pequeño salto en su lugar y abrió los ojos enormemente.— Lo siento. ¿Qué pasó? ¿Estas bien?

—Oh, nada, tu novio me dió una paliza, estoy bien.— El millonario se acomodó en su asiento.

—¿Steve?— El hombre asintió.— ¿Qué pasó luego de que me desmayé?

—Te trajeron aquí para que seas atendida. El golpe en la cabeza, la pérdida de sangre y los días sin dormir hicieron que te desmayaras.— La Diosa hizo una mueca de disgusto.— El niño y los demás te trajeron para que te curen. Y yo seguí al cap porque el culpable de todo fue el psiquiatra que atendió a Barnes, ¿Lo recuerdas?— La Joven asintió.— Bien, pues estaban en una base de Hydra, el hombre, Zemo, solo quería acabar con nosotros.— El millonario suspiró.— Y todos caímos en su juego.

—¿Y los demás? ¿Wanda? ¿Clint? ¿Y Rhodes? No pude salvarlo de la caída.

—Rhodey está bien, tengo que ir con el para ayudarlo a caminar de vuelta. Y los otros están en la Balsa, una prisión de máxima seguridad en medio del océano.

—Dios, Tony. ¿Qué hemos hecho?— Un gesto de horror asomó por el rostro de la Diosa.— Quiero ver a los demás.

—Claro, avisaré al general para dar aviso de que irás, toma un quinjet, te enviaré las coordenadas.— la Diosa asintió.

Una vez en el Jet, ya vestida con unos jeans, un hoddie oversize y unas vans, emprendió viaje hacia la prisión donde estaban sus amigos. Stella necesitaba verlos, se sentía realmente mal, ella creía firmemente que al firmar los acuerdos todo sería mejor, que podría estar con sus amigos combatiendo contra los malos sin el sentimiento de culpa que sentía constantemente. Pero todo había salido muy mal, había mandado a sus amigos a la cárcel, se habia peleado con el hombre que quería y peor aún, esa culpabilidad que golpeaba su corazón todavía estaba ahí e incluso más fuerte que antes. Durante el viaje pensó en Tony, en Wanda, en Clint y su familia, en Steve y en como todo había cambiado para el grupo que ella sentía como una familia.

...

—Necesito ver a los prisioneros, por favor.— Habló al guardia que custodiaba la puerta de metal.

—¿Tiene autorización del General?

—Sí no tuviera autorización, ¿Cree que estaría aquí?— La Diosa comenzaba a perder la paciencia.

—No puedo dejar que pase sin autorización.

—Mira, idiota, si no me dejas pasar, me meteré en tu mente y retorceré tu cerebro hasta que pidas por favor volver al sótano de tus padres a jugar al lol. ¿Entiendes?— El hombre miró a la Diosa con cierto temor se giró para presionar unos botones a un lado de la puerta la cual se abrió lentamente.— Muchas gracias.— Sonrió e ingresó al lugar, la puerta se cerró detrás de ella y se vió obligada a avanzar unos pasos. Cuatro celdas se extendian por un corto pasillo, caminó hasta el centro de este y giró para ver a sus 3 amigos y al otro hombre del grupo del capitán en sus celdas, Barton al sentir la presencia de la Diosa se puso de pie con las manos sobre el vidrio de la celda.

Daughter of the Stars -The AvengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora