Sunderance (Zootopia)

Capítulo 1 Zanahorias y Arándanos

Una maleta nunca se había visto tan siniestra, al menos a los ojos de sus padres; sus hermanos y hermanas; sus tías y tíos; sus vecinos y amigos. Una sola maleta que contenía todo lo que necesitaría hasta que se estableciera en la ciudad, desde ropa hasta sus artículos de oficina y productos de belleza más necesarios. Era una cosa vieja difícil de manejar. Cuadrado, moldura de metal, un revestimiento que se había caído hace años, una capa exterior dura que estaba destinada a proteger cosas que en realidad no eran tan frágiles de todos modos. Abultado, poco atractivo, de color verde lima con un estampado de zanahorias blancas a ambos lados, con los broches habituales que se cerraban con una llave de tamaño real. Había pasado de moda hace décadas, pero era el único que tenía. Sus padres nunca habían esperado que uno de sus cachorros saliera de la Madriguera.

Los mismos padres que usaban la maleta para impedir que saliera de casa. Otra vez. La pata de Stu Hopps agarró el mango, que afortunadamente era duradero, para atraerla hacia él. Permitió que él la detuviera, aunque no se movió del umbral de la puerta. Por supuesto, la verían salir como una señal de que realmente estaba pasando por eso, como si la puerta principal alguna vez hubiera sido una barrera para retenerla. Pero la verdad era más complicada. Para ella, ya estaba en Zootopia. Su mente, su trabajo, su corazón y su futuro estaban en la ciudad.

Su cuerpo simplemente estaba retrasado.

"Papá, por favor, detente", dijo en voz baja, bajando las orejas cuando dejó la maleta por décima vez esa mañana. Estaba cansada de discutir, cansada de ver el miedo y la tristeza en los ojos de su madre y el pánico en los de su padre. Su madre, al menos, había dejado de llorar. No se atrevía a pensar que la bonita y regordeta conejita mayor simplemente se había quedado sin lágrimas antes de encerrarse en la cocina. "Tengo que hacer esto. Quiero hacer esto. He estado trabajando durante meses solo para obtener el permiso para encargarme de la defensa de Otterton, sin mencionar el infierno que pasé para encontrar un guía".

"Guía", su padre frunció el ceño, acercó la maleta y la colocó a sus pies como si agarrarla le permitiera abrazarla. "Quieres decir guardaespaldas. Incluso tú sabes que no es seguro, y sigues adelante sin pensar en lo que le hará a tu pobre madre. Nos tendrás a todos muy preocupados, Jude. Y es egoísta. Solo... Simplemente egoísta".

Oyó el temblor en su voz y vio las lágrimas en sus ojos. Otra vez. Y me dolió Oh, dolía tan profundamente y quería moverla a abrazarlo; acurrúcate más cerca y déjalo envolver sus brazos alrededor de ella como lo había hecho durante toda su vida cuando necesitaba consuelo. Quería darle tranquilidad, asegurarle que ella iba a estar bien y que siempre sería su pequeña torta de zanahoria.

"Hemos tenido esta conversación antes", se encontró diciendo, manteniendo su voz tan profesionalmente fría como lo habría sido cuando hablaba con uno de sus clientes. "He visto esas lágrimas antes, de ti y de mamá. Ahora tengo que irme, porque el tren a Zootopia solo pasa una vez al día y ya he perdido suficiente tiempo".

Verlo cerrar los ojos y bajar la cabeza la lastimó de nuevo. Otra pequeña aguja en su corazón, otra pequeña astilla de duda que no podía aceptar. Así que se acercó a él, le dio un ligero beso en la mejilla antes de susurrar: "Los quiero mucho a los dos. Por favor, no me odien".

Luego tomó su maleta y, parpadeando para contener sus propias lágrimas, salió por la puerta.

" Puedo protegerte".

Sentada en el taxi, viendo pasar el paisaje familiar de Bunnyburrow a una velocidad relativamente mansa, recordó las palabras y la voz que las había pronunciado. La sorpresa, el destello instantáneo de incredulidad. Ese pensamiento momentáneo de que había sido un llamador chiflado, incluso alguien de la Madriguera. Tratando de asustarla para que renunciara a lo que muchos de ellos veían como un viaje temerario a Foxes Den. Esos sentimientos se desvanecieron rápidamente cuando no hubo continuación de su silencio.