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Por encima de las puntas de los altos pastizales, que se movían suavemente con la suave brisa, subía lentamente el resplandor de la aurora y los pájaros empezaban a cantar advirtiendo el nuevo día.

Escucho el típico ruido del crepitar de las llamas, y sus ojos poco a poco iban captando el lugar, estaba acostado en el suelo, en medio de los pastizales, levanto la cabeza viendo que lo tapaba una frazada.

—Despertó Alfa— saludo una voz rasposa y un poco tembleque, pero seguía siendo tan profunda como lo fue alguna vez en su juventud— me alegra ver que se encuentra bien, las primeras transformaciones son muy dolorosas, normalmente deja dormido al humano tres días seguidos, usted me sorprende, es el primero que veo que despierta en unas horas.

Jungkook se sentó apretando la cabeza, aun todo su cuerpo dolía y la cabeza seguía dando vueltas, miro a su alrededor viendo a un anciano sentado sobre un tronco, alimentando el fuego con más leña, se miro y se encontraba desnudo, la frazada lo tapaba de la cintura para abajo.

— ¿Que...— quiso preguntar pero la ponzoñosa y desgarradora realidad golpeo sus cabeza empezando a recordar todo lo que paso el día anterior, la forma en que su alfa se adueño de su cuerpo cuando empezó a sentir un lamento doloroso de aquel ser dueño de su felicidad, los desgarradores recuerdos de Jimin, el sentimiento de culpa, la perdida — ¡mi omega! — jadeo ahogado de repente empezando a respirar aceleradamente, sin poder contenerse las lagrimas volvieron a abrumarlo.

La arrugada y tembloroso mano presiono levemente su hombro tratando de calmarlo.

— tranquilo alfa, por favor cálmese... a su omega no le gustaría verlo de esa forma— hablo tranquilamente el hombre.

— Mi... hermoso omega... ya no está— se lamento el alfa con la voz quebrada apretando el pecho justo sobre su corazón.

El viejo alfa suspiro, se agarro del bastón para levantarse.

— Alfa, ¿usted está seguro? — pregunto agarrando un par de ropas pasándole a Jungkook.

— Ayer... deje de sentir sus emociones— contesto, agarrando la camisa.

— ¿usted cree que el destinado de un gran alfa sangre pura será tan débil? ¿Acaso no cree en su omega, alfa? — volvió a preguntar el viejo echándole sal a la herida.

— porque no creí en él lo perdí— respondió secamente y mirando por primera vez al anciano — y yo no soy sangre pura— aseguro.

 —Lo es, usted es un sangre pura, el nuevo guerrero de la Diosa Luna, lo servirá cuando ella lo llame, defenderá al débil, dará justicia a lo injusto y abogara al inocente— explico el viejo mirando esos ojos lleno de lagrimas.

Aquellas lagrimas dándole seguridad de que la Diosa eligió bien esta vez, porque si el guerrero puede ser tan transparente como para dejar ver sus lagrimas sin pena alguna, significa que será un gran alfa, y no abusara del gran poder y fuerza que se le había dado, no como él lo fue alguna vez quien abuso de esos dones pensando que era indestructible, abusando del débil y humillando pueblo tras pueblo, violando omegas y desgraciando a parejas destinadas, éste alfa no iba a ser la basura que fue él en el pasado, que ha vivido más de novecientos años pagando sus pecados, aceptando su cruel y largo castigo.

Porque este viejo alfa sangre pura había hecho el peor de los pecados, se proclamo Dios y quiso ocupar el sagrado lugar de la Diosa Luna.

Sufrió viendo infinidad de personas que amo y enterró cientos de veces. Pero ese día el viejo estaba feliz, alegrándose de que por fin su madre luna le perdono, era momento de ir a descansar, ya no dolía, ya no era pesado, era perdonado.

Omega Valiente (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora