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¡! Escena [+18] 

Su respiración agitada hacía eco en el pasillo

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Su respiración agitada hacía eco en el pasillo.

Estaba desesperado.

Debía encontrar a su pequeño hermano, juro que lo protegería y se odiaría por completo si algo malo le ocurría nuevamente al menor.

Había revisado la escuela de arriba a abajo, izquierda a derecha, pero no había rastros de su igual ni del Haitani menor.

Unos brazos lo rodearon antes de presionarlo contra su pecho. Sabía quién era, solo él tenía ese extraño olor natural. Se aferró al más alto, estallando en lágrimas mientras se maldecía así mismo una y otra vez por dejarse noquear tan rápido.

Por otro lado, el mayor se dedicó a mimar a su casi algo.

Lo cargo hasta el tercer piso, directo a los baños fuera de servicio.

A pesar de obligarlo a chupársela y dilatar su entrada a la par que bombeaba su miembro enfrente de él, besó sus labios una vez más, degustando ese sabor a frutilla que mantenía la boca hinchada del menor

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A pesar de obligarlo a chupársela y dilatar su entrada a la par que bombeaba su miembro enfrente de él, besó sus labios una vez más, degustando ese sabor a frutilla que mantenía la boca hinchada del menor.

Souya estaba avergonzado, tenía miedo y quería a su hermano. O que alguien irrumpiese en ese baño para terminar de una vez por todas el infierno en el que se encontraba.

— Lo haces muy lento, mocoso. — atacó el más alto para retirar los dedos de su mano y meter los propios hasta el inicio de ellos.

— Duele. — sus piernas temblaron e intentaron cerrarse, pero fueron separadas bruscamente por el mayor.

Las embestidas falsas y bruscas lo hicieron llorar levemente. Su entrada ardía ante esa brusca intromisión hasta que accidentalmente rozó su próstata.

Arqueo la espalda mordiendo el labio interior.

— Más-más. — gimió tirando la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos antes de cubrir su rostro con su único brazo funcional.

Se sentía bien, su cuerpo estaba siendo atendido, pero su mente le decía que era un placer enfermizo del cual se arrepentiría una vez finalice el acto.

— Estás apretando mucho mis dedos. — su voz ronca chocó contra su cuello, lo estremeció. — ¿Te gusta que te follen duro, no es cierto, pequeña zorra?

Formuló -gritó- 'sí' entre gemidos agudos y sus piernas temblaron ante el cosquilleo en la zona abdominal. Su pene soltaba un líquido translúcido, que indicaba que en cualquier momento se correría.

Esa respuesta lo hizo sonreír grande antes de moverlos aún más brusco, asegurándose en todo momento de que su teléfono capte cada sonido obsceno y no pierda el enfoque de como maltrataba el trasero de Angry, sin que este pusiera alguna objeción.

Por curiosidad -o morbo, quizás- detuvo el movimiento de sus dedos. Souya lo tomo de la camisa y tiro de ella hasta quedar a milímetros de distancia, rogándole que retomara su trabajo mientras movía las caderas.

Rindou sonrío, ese era el material perfecto para el chantaje.

Arreglo su ropa y salió del baño cerrando la puerta, dejando al algodón de azúcar celeste llorando en el baño mientras intentaba acomodar la propia

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Arreglo su ropa y salió del baño cerrando la puerta, dejando al algodón de azúcar celeste llorando en el baño mientras intentaba acomodar la propia.

Que agradezca que él, Haitani Rindou, jamás tendría sexo en un lugar tan sucio como lo era ese baño.

Mascota - RingryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora