Su

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¡! [+18]

Las ojeras adornaban sus ojos caídos, su rostro se notaba más delgado y la mirada cada vez más pérdida

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Las ojeras adornaban sus ojos caídos, su rostro se notaba más delgado y la mirada cada vez más pérdida.

Evitaba a toda costa verle la cara a cualquier persona, nadie entendía el porqué de su extraño y repentino cambio de actitud.

Cada vez que hacian mención sobre eso, de manera indirecta o directa, se tensaba notablemente y eso estrujaba el corazón de su gemelo.

¿Qué paso? ¿Por qué su hermano no confiaba en él? ¿Estaba en problemas?

Aunque, eso no era el único extraño, siempre había un Haitani merodeando por dónde estaban, en especial el de lentes. Y, cuando finalmente Souya decidió hablar sobre ello, fue arrastrado por Rindou rápidamente.

— Yo- él- te juro que no quise- perdón. — su voz tembló mientras sus ojos brillaban, no entendió. ¿No quise?

— Souya, nos vamos. — agarró su muñeca y tiró de ella, pero Nahoya lo abrazo rápidamente.

— ¿Qué mierda? Vete al-

— Está bien hermano, Rindou y yo quedamos con vernos después de clases. — se separó del abrazo, los ojos azules le rogaron que no lo dejará ir.

Cuando el caño de escape sonó y salió del trance. Sus ojos viajaron hasta la cabellera esponjosa alejándose. Elevó la vista, encontrando unos ojos peculiares viendo a esa misma dirección.

No era tonto, sumo dos y dos; salidas de madrugada; picaduras; moretones; la mordida de un perro.

Perro, con nombre y apellido.

— Mierda Sou, ¿Qué hiciste? — murmuro mirando el techo de su habitación.

Las ojeras adornaban sus ojos caídos, su rostro se notaba más delgado y la mirada cada vez más pérdida

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Las ojeras adornaban sus ojos caídos, su rostro se notaba más delgado y la mirada cada vez más pérdida.

Evitaba a toda costa verle la cara a cualquier persona, nadie entendía el porqué de su extraño y repentino cambio de actitud.

Cada vez que hacían mención sobre eso, de manera indirecta o directa, se tensaba

Si bien esta vez fue menos dolorosa que las anteriores, gracias al jugueteo previo y estimulación que recibió su miembro al tener el de Rindou dentro, jamás se acostumbraba a su intromisión.

Sentir como entraba y salía con rapidez, causando un chapoteo que inundaba la habitación, el temblor de sus piernas cuando golpeaba su próstata directamente. Inevitablemente, gimió fuerte, cerrando los ojos. No quería seguir viendo cómo el mayor se deleitaba profanando su interior.

— O-oh mierda — jadeo Rindou ante la estrechez de su recto. Soltó ambas muñecas y sujeto su cintura, embistiendo aún más fuerte su interior húmedo. Decir que estaba encantado con tenerlo solo para él era poco.

Aún con los ojos cerrados, encerró las sábanas del motel en su mano. Mordió su labio inferior pensando lo mejor que podía si debía avisar su pronta eyaculación. Abrió la boca y entre jadeos mezclados con gemidos sonoros aviso.

— M-me voy a-ah mm correr. — arqueo la columna.

— Vamos, córrete para mí, zorra. — hablo grave sin detenerse, Rindou también estaba llegando al clímax con el delicioso abrazo húmedo y caliente que recibía su pene. Se sentía malditamente bien estar dentro de su pequeño.

Mascota - RingryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora