Charla

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Llegó a casa lo más rápido que sus temblorosas piernas permitieron

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Llegó a casa lo más rápido que sus temblorosas piernas permitieron.

Se sentía usado y humillado. Las lágrimas que caían de sus ojos marcaban un pequeño trazo hasta el mentón antes de perderse en su ropa mal acomodada.

Abrió la puerta del apartamento rápidamente, el silencio le hizo saber que Nahoya seguía en la escuela, después de todo, se había escapado cuando perdió al rubio de vista.

Dejo caer el bolso en el suelo y fue hasta el baño para quitarse la ropa bruscamente, dañando ligeramente la costura del uniforme algo sucio por estar tirado en el suelo.

Se metió en la tina, abrió el agua impaciente esperando que se llene.

Frotó el jabón contra sus brazos, barriga y piernas, debía quitarse la sensación de las manos paseando por su cuerpo. Lleno su cantidad bucal de agua para enjuagarla, aún sentía el miembro de Rindou en ella. Quiso vomitar, pero se contuvo, Nahoya podía llegar en cualquier momento; no estaba preparado para un cuestionario del porqué se había escapado y había vomitado en medio del baño.

El agua que golpeaba con fuerza su cuerpo ocultaba las lágrimas, pero sabía que no pararía de salir en un buen rato.

Mordió su labio antes de detener el flujo de agua.

Debía calmarse o tendría una recaída, otra vez.

Seco su cuerpo con cuidado, se envolvió de hombros a rodillas y fue a paso lento hasta la habitación que pertenecía a sus padres antes de abandonarlos. No supo cómo ni porque, pero un día llegó de la escuela con su gemelo y sus progenitores no estaban, ni ellos ni sus pertenencias.

Pero, están vivos, ellos le pagan el departamento y estudios, dejando una cantidad considerable para alimento u otro capricho.

Se vistió con una camisa holgada acompañada de un short negro antes de buscar refugio en las colchas impregnadas del olor de Nahoya, era un dulce como el melocotón, pero, con un toque de picante, similar al que usaba a la hora de hacer ramen.

Dejo caer los párpados totalmente agotados, muchas emociones y sensaciones nuevas en tan poco tiempo agitaban su corazoncito.

Tenía que afrontar las cosas, debía pensar fríamente en lo sucedido para poder contárselo a...

¿A quién?

Cierto, a demás de su gemelo y Hakkai, no tenía a nadie. Nahoya haría algún escándalo en la escuela o donde sea que encuentre primero al rubio, y Hakkai le contaría a su hermana (que por cierto es muy agradable) y ella le daría una patada en la nuca al Haitani. Todo desencadenaría a un problema mayor si salía de sus labios.

¿Qué hago?

Termino de vestirse entre pequeñas lágrimas, si cuerpo tembloroso y sudado no ayudaban para poder irse de una buena vez

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Termino de vestirse entre pequeñas lágrimas, si cuerpo tembloroso y sudado no ayudaban para poder irse de una buena vez.

Abrió la puerta cuando estaba más o menos decente, esperando que el otro ya esté en otro continente si es posible. Tenía la mirada gacha, no tenía valor para mirar a alguien a los ojos.

— Al fin sales. — abrió los ojos grandes y tenso su cuerpo, estaba tan perdido que no noto que aún seguía allí. — Camina.

Levanto la cabeza al sentir una mirada fija en él, el temor y la desesperación se vieron reflejados en sus orbes azules; quiso huir, pero fue empujado contra la pared antes de ser acorralado allí mismo.

— Escúchame bien porque no lo repetiré. tembló y cubrió su boca para no gritar o soltar algún chillido. — Harás lo que te ordene sin rechistar, de lo contrario, este video circulará dentro y fuera de esta asquerosa escuela ¿Entendido?

Asintió miedoso, no se atrevió ni a parpadear ¿Y si se enojaba y esta vez lo tocaba?

— Más te vale, de igual forma, no creo que a tu querido hermano mayor le agrade verte rogando para que te rompan el culo como la puta que eres.

El rostro de Haitani le dio a entender que el horror plasmado en su cara ante cada palabra lo gozaba tanto como ninguna otra cosa.

Mascota - RingryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora