Capitulo 3

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Lucas al verse solo, saca el celular de su bolso, y espera unos segundos hasta que en la otra línea le responde.

-Al fin. Jefe, tenemos problemas… la hija de Andurregui se encuentra acá… que se yo porque esa pendeja de clase alta se encuentra acá, es obligación de tu gente haber estado al tanto…no sé pero van a tener que hacer algo, esa niña nos va a estorbar y no vamos a poder investigar tranquilamente las truchadas de Andurregui…

Él se encontraba contando cómo estaban las cosas en casa de Santiago, sin saber que a poca distancia y oculta se encontraba Victoria, quien lo observaba la forma en que se movía y se deslizaba de un lugar a otro, de forma elegante pero peligrosa, muy parecido a un felino salvaje, cosa rara en un maestro que yoga, que tendía a ser más pacífico con una apariencia más pasiva.

Aunque con lo que escuchó no había que ser un genio, para adivinar que no era un verdadero maestro, sino un espía donde ella, una diva star era el estorbo. Desvía la vista y percibe el bolso del rubio a poca distancia de ella, así que se acerca a revisar que había tras de esa cara de ángel caído. Mientras Lucas seguía con la conversación

-Más vale que planeen bien que harán con la pendeja porque yo- se da media vuelta y se encuentra que la pendeja que ahora llevaba una larga cabellera dorada, estaba al lado de su bolso con su billetera- Te llamo luego…te dije que luego- cuelga mirando furioso a la chica- ¿Qué haces aquí?

Tory sonríe

-Respuesta equivocada, honey… Ahora mismo me vas a decir que es lo que haces aquí, Lucas Vallejos Navarro, al menos que quiera que grites y llame a mi daddy, para decirle que sos un trucho.

Normalmente, él podía controlar sus instintos, estudiar el objeto en cuestión, usar el juicio crítico para poder actuar en momentos difíciles.

Y ahora estaba frente aquella mujer, que no medía más de un metro sesenta, vestida de pollera rosa y bikini del mismo color, llevando sin entender el motivo una peluca sosa, amarilla. Pero no tenía idea de que hacer, ni de cómo enfrentarla.

-Yo te puedo explicar todo

-Comienza machote que soy toda oídos- dijo lanzándole una mirada sensual

-Yo…yo….

Tenía dos opciones.

Una es contarle la verdad o la segunda y la que más le apetecía era amedrentar a la chica, además, que aparte de obligarla a no decir nada lograría que desapareciera de la casa y se fuera de vacaciones a unas de esas playas del Caribe junto a sus amigos ricos.

Lucas se acerca a ella quitándole de las manos su identificación.

-Cómo te atreves a invadir la intimidad de una persona. Sé qué los de tus clase, acostumbran a creer que el mundo es suyo, pero con mis cosas no te metas, nena- le dijo con vos dura y fría

-No cambies el tema, ricitos. Y dime…

-Yo no tengo nada que decirte- Lucas la sujeta fuertemente del brazo

-Suéltame, si no querés que le diga a mi daddy que metió a un polis en casa, porque eso es lo que sos, no es cierto, oficial Lucas Navarro

Lucas sonríe, con una perversa mirada, siempre ha sido capaz de reconocer el terror en sus oponentes, y esta pequeña criatura que simulaba una aparente valentía, tiritaba por dentro, lo apreciaba por la rapidez que respiraba y parpadeaba y como sus dulces labios temblaban.

-Si te conviene no vas a decir nada

-No te tengo miedo

-Si lo tenés, estás empezando a sudar. Mira nena, no me gusta que me amenacen, así que más vale tener esa apetitosa boquita cerrada si no querés que te coma al desayuno…

Dulce PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora