Capítulo 38

444 25 26
                                    

Mel: ¡Teo! -Exclamó emocionada al verlo, y quiso acercarse a abrazarlo.
Teo: ¡Alto! ¡Quedate quieta! -Mel frenó desentendida, hasta que puso más atención en su novio y notó su vestimenta y su arma. Él miró a sus compañeros y les ordenó:- Vayan a buscar a los demás. Deben estar cerca.
Mel: Te vendiste, igual que Luca... -Afirmó, mirándolo a los ojos.
Teo: Uy, a estos salvajes cada día les falla más... No te ofendas, hermosa, pero estás un poquitito loca. Vení, vamos a la camioneta. -La agarró de un brazo para llevarla, pero ella se soltó.
Mel. ¡No! No me toques.
Teo: No me la compliques, vamos.
Mel: Yo, con vos, no voy a ningún lado hasta que me digas qué te pasó. Porque yo puedo entender que se te haya ido el amor por mí, que hayas conocido a otra persona, que me traiciones... Pero no me entra en la cabeza como es que te traicionaste a vos mismo... ¿Vos te acordás que, antes de las explosiones, estabas llevándote a Paz desmayada, y cuando te descubrí también me desmayaste a mí?
Teo: ¿Paz? -Preguntó, sintiendo algo familiar en ese nombre.
Mel: Sí, Paz. Yo no le había contado a nadie lo que pasó, porque tenía la esperanza de que todo tuviera una explicación, pero veo que no. El tipo fiel y noble del que me había enamorado nunca existió.
Teo: Bueno, basta, me cansaste. -Dijo para disimular la angustia que le provocaba lo que le decía la chica. Calibró su arma para desmayar y volvió a apuntarla.- Vas a subir al auto por las buenas o por las malas.
Mel: Mira, Teo... Yo nada más te voy a decir una cosa: Conmigo, metete todo lo que quieras, pero con nuestro hijo, MI hijo, NO... Porque sí, este bebé que tengo en mí panza también es tuyo.
Teo: ¿Qué? -Preguntó mientras bajaba lentamente la pistola, totalmente shockeado. Esa revelación le cayó como un balde de agua fría y lo dejó sin reacción. Por un lado le resultaba absurdo, pero, por el otro, algo dentro de él le creía.
Ambos se quedaron unos largos instantes mirándose fijamente a los ojos, hasta que los guardias volvieron.

Guardia: No encontramos a ningún rebelde, deben haber escapado.- Comunicó al llegar.
Mel: Creo que no me queda nada para hablar con vos, Teo. -Siguió hablándole, ignorando a los cazadores.- Ojalá que pienses y te arrepientas de todo lo que nos estás haciendo. -Mientras los soldados los observan sin entender, ella empezó a caminar para irse.

Sin embargo, uno de los guardias la apuntó con su arma para evitar que escape. Afortunadamente para Mel, Teo reaccionó en el momento justo.
Teo: ¡No! -Gritó mientras evitaba que su compañero disparara.
Guardia: ¡¿Qué haces?! Es una salvaje clase A, no la podemos dejar ir.
Teo: A mí bajame el tonito, eh. Y te recuerdo que el protocolo dice que a las embarazadas no se les puede disparar el tranquilizante.
Guardia: Tenés razón, disculpame.
Teo: ¿No encontraron al resto de los salvajes? -Cambió de tema.
Guardia 2: No. ¿Seguimos rastrillando la zona?
Teo: A esta altura ya deben haber escapado, no tiene sentido. Mejor, volvamos.

En otro sector del bosque:
Mientras Melody enfrentaba a Teo; Tefy, Jhonny y Paloma estaban paralizados. Se habían escondido de los cazadores, pero Luca los había encontrado y los observaba atentamente.
Guardia: ¿Qué hacemos, Luca? -Le consultó, haciendo que desvíe su mirada de ellos para verlo a él.
Luca: Ehh... -Dudó unos segundos, debatiendo internamente qué hacer.- Vayamos a buscar en otro lado, parece que no están por acá. -Los cazadores le hicieron caso y se fueron, y Luca los siguió, aún sin saber por qué tomó esa decisión.

Luego de unos segundos, Palo, Tefy y Jhonny salieron de su escondite, totalmente sorprendidos por la reacción de Luca.
Jhonny: Pensé que nos iba a delatar, ya me veía adentro del muro. -Confesó.
Palo: Yo pensé lo mismo...
Tefy: Pero no lo hizo -dijo sonriente.- ¡No es un traidor, ¿Entienden?! -Paloma y Jhonny la miraron, todavía un poco desconfiados. Ya no sabían que creer.

Melody, después de escapar de los guardias, empezó a caminar para alejarse lo más que pudiera de ellos.
Mientras que hablaba con su ex novio, tenía una gran angustia, pero se contuvo las lágrimas. Sin embargo, apenas estuvo lejos, no pudo evitar llorar.
Unos pasos más adelante, pudo ver cómo Jazmín y Rama aparecían de entre unos árboles y se acercaban a ella. Al ver a los cazadores habían tenido que esconderse y, apenas pudieron, fueron a buscar a su amiga, temiendo que le hubieran hecho algo.

Casi Ángeles 4: Resistiendo diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora