Casi Ángeles 4: Resistiendo diferente

Capítulo 41

En el spa:
Vale: Mi mamá es francesa, pero cuando conoció a mí papá, se vino a vivir a Argentina con él. Después nací yo -relató mientras que Hope le aplicaba una crema hidratante en la cara.
Mar: Su papá era muy amigo del mío, así que crecimos prácticamente juntas -agregó, también haciéndose un tratamiento.
Vale: Exacto. Pero... Bueno, pasó lo del ataque de los salvajes. Ahí murieron mí papá y los papás de Mar. Mí mamá, por seguridad, hizo que nos mudáramos a Francia, y viví ahí hasta hace unos días. La convencí de que me deje terminar el colegio acá, extrañaba Argentina. Ella, obviamente, tenía un poco de miedo por lo que pasó, así que se puso a buscar el lugar más seguro que existiera, y así llegué al NE. Y dio la casualidad de que Mar también estudia acá. No esperaba encontrarla, pero estoy re contenta.
Mar: Yo también. No lo puedo creer, todavía.
Kika: Lamento lo de tu papá, Vale, sé lo que se siente.
Vale: Gracias. Igual, hablemos de otra cosa, no las quiero amargar.
Hope: No te preocupes, está todo bien.
Vale: ¿Así que este spa es tuyo, Hope? Está muy lindo.
Hope: Ay, gracias. Cuando quieras, sos bienvenida -Vale asintió.

Mientras, en el edificio de gobierno:
Luz: ¿Y? ¿Cómo va todo? -le consultó a Ingrid, quien estaba observando a las chicas a través de una de las cámaras del spa.
Ingrid: Va todo perfecto, no se preocupe.
Luz: ¿Qué hacen?
Ingrid: Charlan, nada importante.
Luz: Muy bien. Igual, estate atenta, no te distraigas.
Ingrid: Como diga, señora.

Al terminar de dar la orden, Luz se acercó a la sala de reseteos. Allí, detrás del vidrio y dormido sobre una camilla, se encontraba Simón.
Luz: Pronto va a ser tu turno, payasito -exclamó burlona. Luego, volvió a su trabajo.

En el spa:
Hope: Contame, Valenchu -dijo mientras, disimuladamente, tapaba las camaritas por las que las espiaban con potes de crema-, ¿a vos te gustan los animales? O sea, ¿tendrías una GATA, por ejemplo? -remarcó la palabra, pero al notar su cara de desconcierto, agregó:- O... Un gatito, un perrito, no sé... ¿No? Bueno, dejame, yo me entiendo, no pasa nada.
Mar: No le hagas caso, Vale. Hope es así, pero la queremos.
Vale: Está bien -respondió riendo. No sabía el porqué, pero las preguntas raras de Esperanza, en vez de incomodarla, la hacían sentir en casa-. Kika, vos no hablaste casi nada. Contá algo.
Kika: ¿Qué cuento?
Vale: Yo canto, Mar diseña, Hope tiene un spa... ¿Vos qué haces?
Kika: Yo trabajo en el edificio de gobierno. Enseño un poco de computación a los nuevos asistentes.
Mar: Es muy buena con las computadoras. Para mí, en otra vida fue hacker.
Kika: Tampoco para tanto, jajaja.

Dos días después:
A las 11 de la mañana, en el colegio:
René: Permiso... -exclamó entrando al aula en la que se encontraban, entre otros alumnos, León, Terra, Kika, Mar y Vale.
Uma: Entrá, René. ¿Pasó algo?
René: Tengo que dar un anuncio, ¿puedo? ¿O están ocupados?
Uma: No, no te precupes. La clase ya está por terminar. -René asintió, agradecida.- Esto es un bochinche, esperame... ¡Chicos! -gritó, logrando que los estudiantes salieran de sus charlas y le prestaran atención-. René tiene que hacer un anuncio importante.
René: Gracias, profesora... Bueno, chicos, lo que les quería informar es que en media hora va a ver un acto de condecoración en la entrada del NE. La asistencia es obligatoria, así que los esperamos allá. Permiso. -Al terminar de decir eso, se fue.

Vale: ¿"Condecoración"? En mí vida escuché esa palabra... -le comentó a Mar, quien estaba sentada al lado suyo.
Mar: Estamos igual -respondió sin verla, concentrada en su celular.
Vale: ¿Con quién hablas tanto? -preguntó intrigada.
Mar: Con Tacho... Me está diciendo que él y Luca van a estar en el acto ese, vigilando todo -dijo, tratando de esconder una sonrisa.
Vale: A mí no me mientas. Hay onda ahí, ¿o no?
Mar: Se podría decir que sí, pero todavía no pasó nada. Es más un juego que otra cosa. -Al terminar de decir eso, el timbre sonó.
Vale: Después seguimos hablando de esto, eh.
Mar: Sí, obvio.