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Hogwarts es tan grande que hay 142 escaleras, algunas amplias y despejadas, otras estrechas y destartaladas. Algunas llevan a un lugar diferente los viernes. Otras tienen un escalón que desaparecía a mitad de camino y hay que recordarlo para saltar entre eso y el tener que ir de un lado a otro para tomar clases hay veces que termino agotada pero eso no quita que las clases sean geniales teníamos que estudiar los cielos nocturnos con nuestros telescopios, cada miércoles a medianoche, y aprender los nombres de las diferentes estrellas y los movimientos de los planetas. Tres veces por semana íbamos a los invernaderos de detrás del castillo a estudiar Herbología, con una bruja pequeña y regordeta llamada profesora Sprout, y aprendemos a cuidar de todas las plantas extrañas y hongos lo que hace que descubriéramos para se deben de utilizar, Pero la asignatura más aburrida era Historia de la Magia, la única clase dictada por un fantasma. El profesor Binns ya era muy viejo cuando se quedó dormido frente a la chimenea del cuarto de profesores y se levantó a la mañana siguiente para dar clase, dejando atrás su cuerpo. Binns habla monótonamente, mientras escribía nombres y fechas, y hacía que El médico el Malvado y Ulrico el Chiflado se confundieran. El profesor Flitwick, el de la clase de Encantamientos, era un brujo diminuto que tenía que subirse a unos cuantos libros para ver por encima de su escritorio. Al comenzar la primera clase, sacó la lista y, cuando llegó al nombre de Harry, dio un chillido de excitación y desapareció de la vista, pero cuando me menciono pude notar miedo, aunque no es el primero y es raro ya que no he hecho nada malo solo a los gemelos y fue algo leve según yo. La profesora McGonagall es siempre diferente. ella es una profesora con quien se pudiera tener problemas. Estricta e inteligente, nos habló en el primer momento en que nos sentamos en su clase —Transformaciones es una de las magias más complejas y peligrosas que aprenderéis en Hogwarts. Cualquiera que pierda el tiempo en mi clase tendrá que irse y no podrá volver. Ya estáis prevenidos. — nos dijo y entonces transformó un escritorio en un cerdo y luego le devolvió su forma original. Todos estábamos muy impresionados y no aguantábamos las ganas de empezar, pero muy muy pronto nos dimos cuenta de que pasaría mucho tiempo antes de que pudieramos transformar muebles en animales.  Después de hacer una cantidad de complicadas y adoloridas anotaciones, nos dio a cada uno una cerilla para que intentáramos convertirla en una aguja. Al final de la clase, sólo Hermione Granger y yo habíamos hecho algún cambio en la cerilla. La profesora McGonagall mostró a todos cómo se había vuelto plateada y puntiaguda, la clase que todos esperaban era Defensa Contra las Artes Oscuras, pero las lecciones de Quirrell resultaron ser casi una broma. Su aula tenía un fuerte olor a ajo, y todos decían que era para protegerse de un vampiro que había conocido en Rumania y del que temía de que volviera a buscarlo. Su turbante, nos dijo, que era un regalo de un príncipe africano como agradecimiento por haberlo liberado de un molesto zombi, pero ninguno creía demasiado en su historia. Por un lado, porque cuando Seamus Finnigan se mostró deseoso de saber cómo había derrotado al zombi, el profesor Quirrell se ruborizó y comenzó a hablar del tiempo, y por el otro, porque habían notado que el curioso olor salía del turbante, y los gemelos locos insistían en que estaba lleno de ajo, para proteger a Quirrell cuando el vampiro apareciera. lo bueno que no estaba mucho más atrasado que los demás. Muchos procedían de familias muggle y, como yo, no tenían ni idea de que éramos brujas y magos. Había tantas cosas por aprender que ni siquiera un chico como Ron tenía mucha ventaja. Lo que siempre me sorprendia es que a pesar que los gemelos tengan su clase en otra punta de Hogwarts más alejado de mi clase aun asi me esperaban en veces afuera o aparecen de repente... —¿Qué tenemos hoy? -preguntó Harry mientras echaba azúcar en sus cereales. —Pociones Dobles con los de Slytherin — respondí ya que los chicos no me caían para nada mal —Snape es el jefe de la Casa Slytherin. Dicen que siempre los favorece a ellos... Ahora veremos si es verdad. — nos dice Ron — Ojalá McGonagall nos favoreciera a nosotros — dijo Harry La profesora McGonagall es la jefa de la casa Gryffindor; pero eso no le había impedido darnos una grandísima cantidad de deberes el día anterior. Harry cogió prestada la pluma de Ron y contestó una carta la envió con Hedwig. Al terminar la comida nos dirigimos a la clase de pociones las cuales se da abajo, en un calabozo. Hacía mucho más frío allí que arriba, en la parte principal del castillo, y habría sido igualmente tétrico sin todos aquellos animales conservados, flotando en frascos de vidrio, por todas las paredes. Snape, como Flitwick, comenzó la clase pasando lista y, como Flitwick, se detuvo ante el nombre de Harry —Ah, sí — murmuró el profesor Snape —Harry Potter. Nuestra nueva... celebridad. —dice el profesor y Draco Malfoy con sus amigos Crabbe y Goyle rieron tapándose la boca. Snape terminó de pasar lista y se detuvo en mi nombre me voltea a ver y luego al pergamino donde tenía la lista y hace una cara de repulsión me llama la atención pociones, pero siento que este profesor será un problema. Sus ojos son tan negros como los de Hagrid, pero no tienen nada de su calidez. Los del profesor son bastante fríos y vacíos hacen pensar en túneles muy oscuros —Vosotros estáis aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones — comenzó. 

Misol Black (La Piedra Filosofal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora