Pícaro I

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La habitación es cálida, recostarse en la cama se siente como un abrazo amoroso en la fresca primavera. Huele a casa, a seguridad y amor, huele a una mezcla dulce entre lotos y lirios, le parece increíble cómo a pesar de los años Jin Ling se siga sintiendo tan presente.

Su sobrino ha sido un ancla permanente, más allá de ser una carga impuesta por el egoísmo de su hermana, él lo toma como la delgada cuerda que lo mantiene conectado a tierra. Jin Ling, su sobrino, su niño, su tesoro, la única razón para no abandonar todo y alcanzar a su a-Die y a-Jie en el descanso eterno.

Oh, a-Ling y la forma en la que se enteró, una de las múltiples razones de su rabia por Wei Ying era, irónicamente, por su regreso. No deja de lado el conocimiento de su conciencia que reconocía el regreso del patriarca, "Era cuestión de tiempo", se repite ahora, y aún con este hecho Jiang Cheng no estaba preparado para la revelación de su propio malestar a su sobrino. Yu Chen es un cómplice confiable, arrastró al niño lejos cuando sus ataques de ira se convirtieron en tempestades que arrasaron con todo a su paso, mantuvo a raya la curiosidad del chico aludiendo todo a su conocido mal carácter.

Nunca había visto sus ojos con tanto miedo, tras colapsar frente a su sobrino luego del templo Guanyin y la contención de emergencia por Yu Chen recuperó un atisbo de conciencia, reconoció su entorno lo suficiente para gastar todos sus esfuerzos en recomponerse. Jin Ling se refugió a espaldas de su mano derecha, temblando con cada respiración, la vista fue desagradable para el propio Wanyin. Nunca, ni con las amenazas más horrendas, Jin Ling abrió sus ojos de esa forma, llenos de incertidumbre y oscurecidos por la creciente amenaza, las lágrimas complementaron el cuadro y el corazón de Jiang Cheng se rompió, increíblemente, un poco más.

Se supone que era su protector, su tutor que jamás le haría daño...duele recordarlo, duele aún más lo desconsolado que estuvo el mes completo luego de la revelación. Separarse milimétricamente de jiujiu era impensable, casi un pecado mortal, lloró día y noche; apenas podía abrir los ojos cuando el cansado líder de secta por fin logró sentarse en su cama, por órdenes de su sanador principal se le dieron somníferos que lo mantuvieron postrado por algunas semanas hasta que por fin se estabilizó lo suficiente.

Jin Ling, en un estado deplorable por la posible pérdida de su único familiar restante, limpiando con fiereza las lágrimas que caían a borbotones, ojeras y piel pálida, 'justo lo que quería evitar'

Y es que en el plan ideal de Wanyin, lograría criar a Jin Ling lo suficiente para estar listo antes de tomar el mando de su secta para que no resintiera su muerte.

Pero, como todo en la vida de Jiang Cheng, sus planes se fueron a la mierda y otra vez debió levantarse del suelo, sacudir toda la mierda que lo ensucia y tratar de volver a caminar con la barbilla en alto el mayor tiempo posible, explotar los restos de él a su límite.

Giró su rostro para dejar de ver el interesantísimo techo de la habitación, las cortinas blancas de gasa se movieron un poco con la corriente de aire que se coló por debajo de la ventana. Alcanzó a notar ropa sucia que fue aventada al azar en una de las esquinas, los pinceles y rollos (sumamente importantes para los Jin) se esparcieron en el piso, sobre un colchoncito y hasta en el estante cerca de su cabeza; un tazón yacía peligrosamente en la orilla del alféizar interior de la ventana. Y aún presenciando todo el desorden, Jin Ling ha mejorado.

Acostumbrado a tener sirvientes que hicieran su vida más fácil, y por ende, limpiaran todo el desastre que dejaba a su paso es que Jiang Cheng se autoimpuso la tarea de hacer de su sobrino un hombre autosuficiente. Y dioses, cuánto le estaba costando, que el tazón estuviera limpio y cerca de la entrada (con obvias intenciones de devolverlo a su lugar) era en sí un enorme avance.

Sonríe al recordar las múltiples veces que Fairy no podía ser encontrada por estar enterrada bajo capas y más capas de ropas, la última vez tardaron tres días en dar con ella, desde esa ocasión Jin Ling no ha vuelto a descartar sus montañas de ropas limpias en cualquier lado y ahora las pone en su sitio.

Proceso de sanación de un jade herido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora