Proceso de sanación de un jade herido.

Misión.

El olor a madera húmeda y tierra mojada penetra los sentidos, el sutil recordatorio del invierno que se avecina a pasos acelerados lo que significa para su pueblo recesar en las actividades al aire libre para dar paso a la época más tranquila de su gente, en la que se daría la tarea de apretar las riendas en los entrenamientos para el banquete y competiciones de inicio de año. Su agenda se apretaba cada vez más, el ritmo acelerado y sin pausas de los últimos casi veinte años comienzan a taladrar su salud con mayor insistencia pero a palabras de Sandu ShengShou, "no tiene tiempo para descansar, mucho menos para enfermar".

Al salir del Hanshi se dirigió a su recóndita habitación, donde su invitado lo esperaba desde que la conferencia vio su fin, terminando su reunión se desplazó al pequeño escritorio donde se apilaron una cantidad generosa de papeleo, varias fueron cartas de actualización de su personal que se distribuyó en las diferentes regiones para brindar apoyo y estrategias mientras otro tanto eran pergaminos, rollos y libros viejos que recabó de distintas bibliotecas para darle forma a su teoría con mayor peso. Partió de Cloud Recesses apenas los rayos naranjas del sol se asomaban de entre las rocosas montañas.

-¿Qué sucede A-Huan?- acunó su rostro entre ambas manos, delicadas y tibias ayudan a cargar el peso de sus lágrimas.- ¿No le dirás a madre qué pasa?-

Trató de sonreír, no quería que ella se preocupara se suponía que los días para verla tenían que ser alegres, disfrutar de su compañía y amor lo más posible para sobrevivir hasta la siguiente visita. Pero simplemente no lo lograba, - Lo siento, madre...- no pudo más y soltó en llanto. Madame Lan envolvió el pequeño cuerpo con sus delgados brazos, los cuales disminuían en densidad y fuerza con cada primavera pero que para un pequeño Xichen lucían igual a dos muros indestructibles que resguardaban su ser infantil.

Acarició su espalda desde sus temblorosos hombros hasta su pequeño torso y hundió su nariz en el sedoso cabello negro para darle pequeños besitos esporádicamente sobre su nuca. -Mi pequeño sol, aquí está mami.- No fue hasta que sus pies se entumieron por la posición fetal en la que se recostó sobre su madre que Xichen decidió despegarse de su abrazo para arrodillarse frente a ella, dispuesto a recibir su castigo tras visitar a su madre a escondidas pero ella habló a cambio - ¿Qué te parece si mejor me dices por qué viniste?.-

-amm...madre...- limpió sus húmedas mejillas con sus manos regordetas para que a sus siete años tratar de aparentar ser el niño grande que todos pedían que fuera, seguía siendo un niño más cerca de ser un bebé que estar en la adolescencia.- por nuestra culpa estás aquí- no era una pregunta, cosa que la descolocó.- Los niños más grandes dicen que hiciste algo malo y cuando pregunté a padre...-

-¡¿Viste a tu padre?!- le asintió con la cabeza.

-Él dijo que si no fuera por nosotros ya hubieras salido...-su llanto volvió a inundar la pequeña casita, intentó continuar pero la falta de respiración hizo que hipara y sus palabras tropezaran al salir.- Mami... yo no quiero que estés encerrada...A-Zhan y yo podemos cuidarnos...te prometo que seremos buenos si decides salir. -

Al ver la bola de tristeza y llanto de hijo que se sentó frente a ella no dudó en volver a envolverlo con su cuerpo, '¿Qué diablos le dijiste a mi hijo?'. 

Tal vez por la forma en la que su vida quedó atada a la secta de la nube o quizá porque sus hijos fueron condenados a una vida bajo las mismas reglas que la consumieron hasta la muerte, no pasó por su línea de pensamientos que lo que QingHeng-Jun intentó fue darle valor a su hijo, haciendo referencia a que su madre haría y aceptaría todo con la ilusión de permanecer en la vida de sus pequeños soles, que si no fuese por ellos no habría dudado en huir aún si la condena de muerte reclamara su vida. Pero qué podía esperar de un matrimonio por conveniencia, donde el enloquecedor amor de uno jamás llegaría a rozar el desbordante rencor del otro.