𝑠𝑖𝑒𝑡𝑒 𝑎𝑛̃𝑜𝑠

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—¿Que haces?

Jeno detuvo lo que estaba haciendo y lo abrazó sin importarle nada.

—¿Por qué no habías venido? Estaba muy preocupado.

—Lo siento— dijo Jaemin avergonzado y mirando fijamente a la mesa, le dijo una parte de las razones —Me enfermé por eso no pude venir, pero ya estoy aquí.

Jaemin volvió a sonreír y Jeno amaba tanto esa sonrisa, para él era lo más lindo que jamás había visto en su corta vida.

—¿Ya estas bien?

A Jaemin se le revolvió el estómago por pensar en su fin de semana, pero claramente sabía que Jeno no le preguntaba por eso, le preguntaba por su salud.

—Si, ahora estoy muuuuy sano, ya puedo jugar de nuevo.

Se quedaron mirando a los ojos por unos minutos mientras sonreían, pero lastimosamente la maestra llegó pidiendo orden.

—¿Este puesto esta ocupado?— Jaemin señaló el asiento que estaba al lado derecho de Jeno.

—No. siéntate ahí, no quiero que estés lejos.

Ese comentario hizo que Jaemin se sonrojara inmediatamente, no se lo esperó, pero tuvo que reaccionar rápido, para poder comenzar la clase lo antes posible y así poder pasar tiempo juntos, lo que no pudieron pasar en los últimos cinco días.

Aunque no lo quisieran, inevitablemente volteaban a verse, sobre todo Jeno, quien había estado triste los primeros días de la semana.

No podía que creer que Jaemin era una parte importante de sus sonrisas, y por un buen tiempo podría parecer así, no quería que faltara más a clases.

Pero ya se acercaba el cierre de ese año académico, faltaban pocos días para diciembre, y entonces no lo volvería a ver hasta Marzo del próximo año, cuando finalmente estarían usando el nuevo uniforme con franela blanca.

Es por eso que debía aprovechar el tiempo.

La campana sonó y Jaemin no pudo evitar sonreír, agarró su merienda y jaló a Jeno de un brazo, un poco más fuerte y le disloca el hombro.

Jeno solo se dejaba arrastrar por él hasta llegar al banco a sentarse y merendar juntos.

Los primeros minutos no hablaron mucho, Jeno seguía pensando lo que le había dicho Renjun, pero no se atrevía a preguntar directamente de eso, aunque la curiosidad lo mataba por dentro, además... lo veía muy feliz, tal vez estaba exagerando y no fue nada grave.

Aunque en parte Jeno estaba en lo cierto, ya que el problema no era directamente con Jaemin, era con su tío, pero igualmente le afectó mucho.

Jaemin terminó de comer y cerró su envase para mirar a Jeno, este le devolvió la mirada con una sonrisa.

—¿Ya terminaste?

—Ya casi.

Jaemin observó el envase de Jeno, no le importó que no hubiera terminado, lo cerró y lo puso a un lado para que no estorbara.

—¡Oyee!— Jeno intentó agarrarlo nuevamente, pero Jaemin no se lo permitió

—Shhh— Jaemin le puso un dedo en su boca para que no siguiera reclamando —¿Quieres pasar más tiempo conmigo o no?

Jaemin quería sonar autoritatio, pero terminó viéndose más tierno de lo que normalmente es. Jeno solo asintió al mirarlo.

—Bien, que quiere hacer mi pequeño Jaemin.— Jeno se acercó más a él, y Jaemin no se quedó atras, hizo la misma acción

𝐵𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora