¿𝑑𝑖𝑒𝑧 𝑜𝑝𝑜𝑟𝑡𝑢𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠?

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Definitivamente era él, seguía teniendo la misma cara de niño travieso que hace 10 años, y su linda sonrisa seguía siendo tierna, seguía mirando su cara sin decir palabra alguna, quería que ese momento se congelara por 5 minutos, pero desgraciadamente no estaban solos.

—Hey, despierta— Habló Chenle —Sabemos que Jaemin esta guapo pero no es para tanto.

Jeno reaccionó, y le sonrió de vuelta —¿Como has estado?

—¿Ustedes se conocen?— preguntó un sorprendido Hyuck.

Era más que obvio el hecho, pero igual Donghyuck sentía la necesidad de preguntar a pesar de saber la respuesta con sus acciones, igual lo confirmaría todo más adelante. Siguieron comiendo, pues en la tarde tendrían que asistir a las clases correspondientes, Jeno no podia separar su vista de Jaemin, ansioso de poner conversar con él a solas y saber de su vida.

Aunque al contrario de Jeno, Jaemin no tuvo una vida relajada en los ultimos 10 años.

El día que su madre lo sacó del preescolar forzosamente, no fue el único día horrible de Jaemin, todo estaba apenas empezando. 

Al llegar a su casa ese día, Jaemin tuvo su primer ataque de ansiedad, no lograba respirar, sentía como si su pecho estuviera muy apretado, a tal punto que le dolía, su cuerpo estaba tenso y muy adolorido.

Sehun no dudó ni un instante en llevarlo a un hospital, en el cual lo lograron calmar, y le dieron algunas indicaciones, algunas eran uno que otro medicamento y una cita con un psicólogo, cosa que no le agradó a Mari, ella tenía su propia idea sobre los psicólogos y pensaba que solo era una pérdida de dinero.

Empezaron las discusiones, por quién le enseñaba mejor a Jaemin, Sehun aseguraba que Mari era muy sobreprotectora, y que Jaemin seguramente se sentía ahogado con tantas cosas, mientras que Kang Mari aseguraba que todo lo hacía por su bien, y que él ni siquiera le prestaba atención a su hijo, cosa que nunca fue cierta, Sehun siempre estaba al pendiente de Jaemin, solo que él nunca lo atosigaba con interrogatorios sobre su día y sus tareas.

A esas alturas Jaemin ya no se sentía cómodo en su propia casa, era una tortura comer en la misma mesa de ellos, donde cada frase se respondía de muy mala forma, y siempre terminaban peleados. Estaba más que claro que Sehun y Mari no se soportaban, cada acción del otro les irritaba, incluso si no era algo realmente malo.

Todo se fue al carajo cuando Sehun dijo que no iba a rechazar a su hermano solo por tener un hombre como pareja, y Mari le pidió el divorcio para poder llevarse a Jaemin con ella y criarlo a su manera, pero Sehun no iba a dejar a su hijo tan fácilmente, odiaba la idea de que Jaemin creciera bajo restricciones absurdas, haciendo que Jaemin no descubriera su propia manera de pensar y de actuar.

Jaemin bajaba las escaleras lentamente para ir a la cocina, pero escuchó la voz de su tío Johnny y quiso bajar rápidamente para saludarlo, llegó a la mitad cuando empezó a escuchar de lo que hablaban, y se sentó para no hacer ruido.

—¿Entonces que harás?— Johnny miró a Sehun el cual no despegaba su mirada de la servilleta —Espero que no dejes ir a Jaemin con ella, sabes muy bien lo frustrado que crecerá, y si lo vuelves a ver en un unos años será una asquerosa copia exacta de ella.

—Eso lo tengo muy en claro— dobló la servilla para bajar un poco la ansiedad —Estoy pensando en hacer un juicio, para poder quedarme con él de forma legal.

—Sehun, yo te apoyo en todo... ¿Pero estás seguro de que puedes ganar?

—No al 100%, pero tengo la esperanza de que si, hay muchas cosas por la que no le darían la custodia a ella.

𝐵𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora