𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎𝑛𝑧𝑎𝑠

15 4 1
                                    

⊹⊹⊹


Jeno había decidido a partir de esa semana, que haría dibujos con las esperanza de entregárselos a Jaemin cuando lo viera, sabía que las probabilidades eran bajas pero no quería pensar negativamente, es por ello que siguió haciendo dibujos, pero a medida que pasaban los días, se encontraba solo en la escuela y se dió cuenta que tal vez todo lo estaba haciendo en vano.

Recuerda que solo hizo un total de seis dibujos, el último dibujo lo hizo en año nuevo, había cumplido siete años al igual que todos los niños nacidos en su año, por ende Jaemin también tenía esa edad.

Jeno suspiró recordando lo inocente que era, ahora se encontraba en una etapa completamente diferente con 17 años de edad, y se encontraba en el primer año de la preparatoria, aunque sentía que seguía siendo inocente, pues jamás quitó esos seis dibujos de su pared.

Pero ya deseaba hacerlo, quería dejar pasar la página y seguir su vida sabiendo que no volvería a ver ese niño que le revolvió las mariposas de su estómago a tan temprana edad.

—¡JENO LLEGARÁS TARDE!

—¡YA VOOOY!

Agarró su mochila y bajó rápidamente las escaleras, guardó el desayuno y se montó en el coche de Seulgi.

Estaban comenzando el año escolar, y Jeno estaba más que feliz por volver a ver a su grupo de amigos, el camino estaba lleno de arboles cargados con flores de cerezo haciendo el viaje más agradable.

Bajó la ventana para poder sacar la mano y sentir la brisa fresca de esa mañana.

Refrescante.

—Mamá, ¿recuerdas cuando dije que el otoño era mi estación favorita?

—Si, siempre peleabas con tu padre porque el prefería el invierno.

Jeno rió recordando eso.

—Pues, ya he cambiado de opinión, me encanta la primavera, no hay nada más lindo que esto.

Para él se sentía como algo refrescante, como si en ese momento estuviera escribiendo un nuevo libro o subiendo los primeros escalones de la torre Namsan, lo sentía como un nuevo comienzo.

Finalmente llegaron a la entrada de la preparatoria, la cual tenía un hermoso jardín con pavimento en el centro donde podían pasar las coches y dejar a los estudiantes a plena entrada.

—Jeno, no podré buscarte más tarde, asi que llamas a tu padre si no quieres caminar a la casa.

—Esta bien, nos vemos más tarde.

Bajó del coche y cerró la puerta con cuidado, Seulgi se despidió con una gran sonrisa y arrancó, llegando así otros coches para dejar a más estudiantes.

Jeno comenzó a caminar dentro de la gran plaza que tenía la entrada de la preparatoria, de verdad agradecía que su colegio es hermoso, en muchos aspectos, sobre todo estéticamente.

Entró al interior de la preparatoria, para ir a la dirección a retirar el horario de ese año escolar. El pequeño salón era bastante agradable, con pequeñas plantas decorativas, y una linda vista al jardín de afuera, el sillón de la directora estaba vacío y solo se encontraba la secretaria.

𝐵𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora