𝐵𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠

𝑜𝑐ℎ𝑜 𝑙𝑎́𝑔𝑟𝑖𝑚𝑎𝑠

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Jaemin había cometido un grave error la noche anterior, había sacado la caja que contenía los regalos de Jeno, mientras los revisaba nuevamente se le formaba una sonrisa recordando lo que le dijo mientras abría la caja.

Fue muy descuidado al dejar la caja a simple vista y no guardarlo en el anterior sitio, se fue a dormir como si nada, y en la mañana no se dió cuenta que la caja seguía estando arriba de la mesa de su habitación y salió sin más.

¿Ella la vió? ¿Vió los regalos y los dibujos que estaban dentro? Ella se veía tan furiosa que Jaemin podía jurar que podía ver fuegos saliendo de sus orejas y sus ojos tornándose rojos.

No podía hacer más nada que dejarse arrastrar por ella, su cuerpo temblaba de miedo, las lágrimas de desesperación no dejaban de recorrer sus mejillas y sus piernas se debilitaban cada vez más, sentía que podía caer en cualquier momento.

Ella no decía nada, solo caminaba muy rápido, hasta que finalmente llegaron a la dirección abriendo la puerta muy fuerte, haciendo que las dos señoras voltearan a ver que sucedía.

—Quiero sacar a mi niño de esta escuela ahora mismo.— dijo con una voz fuerte y autoritaria, tanto Jaemin como las dos señoras la miraron sin entender —Pero primero quiero llamar a la madre de un tal Jeno, necesito hablar con ella urgentemente.

Las dos señoras miraban a Jaemin, lo veían realmente aterrado y el como sus lágrimas no dejaban de caer.

—Primero quiero saber que pasó— habló primero la directora Lee y se acercó más a ellos —¿Por qué el niño está así y por qué quiere hablar con la madre de Jeno?

Kang Mari sonrió de lado con mala gana, y fijó sus ojos en ella.

—En cuanto la llamen y esté aquí, sabrán el porqué de todo.

El timbre finalmente sonó indicando el final del recreo, Jeno quién seguía escuchando la conversación de la madre de Jaemin con la directora, tuvo que dar media vuelta para volver al salón, pero se detuvo porque no quería entrar, se encontraba realmente mal y no paraba de llorar ¿Como podía entrar a una clase así?

—Ahi estás, ¿Puedes acompañarnos mientras tu madre llega?— dijo duramente para un niño que apenas podía procesar lo que estaba sucediendo.

Jeno la miró con miedo, y dando pasos lento entró, manteniendose cabizbajo.

—¿Jeno?— lo llamaba la directora —¿Me podrías explicar que pasó?

La directora pensó al principio que tal vez Jeno le había hecho algo a su compañero, como quitarle la comida o golpearlo, pero al ver a Jeno en el mismo estado que Jaemin, supo que ese no era el caso, le pareció realmente extraño que los dos estuvieran llorando tan desconsoladamente.

—Yo...— Jeno miró de reojo a Mari y vió como esta lo miraba con desprecio, entonces volvió su mirada la piso —Realmente no hice nada malo.

Mari rió descaradamente, para ella todo lo que vió era una aberración.

La directora Lee suspiró, tal vez no era la mejor idea que Jeno hablara sin alguien quien lo defendiera, sentía lo intimidado que estaba por esa mujer, la cual desde el instante que pisó la dirección no le dió buena espina. Se agachó a Jeno y lo agarró de los hombros para que la mirase.

—Esperemos a que tu madre llegué ¿Esta bien? Ya la llamé hace un rato y dijo que venía en camino, así que siéntate un rato mientras ella llega.

Jeno asintió y se sentó en una de las sillas del lugar, entonces fue cuando se atrevió a ver a Jaemin, este no despegada su mirada del suelo, y solo movía sus pies ligeramente.