𝑡𝑟𝑒𝑠 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠

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¿Que es lo primero que piensas cuando quieres sorprender a alguien? Hacerte el valiente tal vez, o siempre tener buena educación en cualquier circunstancia.

Para Jeno, sorprender a alguien es como ir a un cumpleaños y dar un regalo, la mejor parte es cuando lo abren y ponen cara de sorpresa por lo que escogiste para ellos.

La parte favorita de ir a comprar regalos es ir pensando en la forma en que reaccionará la otra persona, es por ello que siempre le gustó prestar atención a todo lo que esa persona quería, para darle un toque más especial.

Esa alegría que lograba causar con una simple acción le encantaba, y era por ello que decidió regalarle algo a Jaemin.

Aunque tenía un pequeño problema, no sabía cuando era su cumpleaños, tenían 2 meses conociéndose pero jamás habían hablado de eso, y para Jeno le resultaba difícil preguntarle sin delatar su propósito, ya que después no sería una sorpresa y esa idea no le agradaba mucho.

Como siempre, Jaemin le indicó a Jeno que comiera con él, ya se había hecho costumbre.

Jeno sacó su sándwich, en el cual él había participado en ponerle los pedazos de queso, y miró a Jaemin, viendo como este estaba concentrado en limpiarse una mejilla sin dejar caer de sus manos el desayuno y el pequeño jugo que tenía en cada mano.

Tierno, Pensó Jeno

Entonces, Jeno quiso ayudar, y limpió las migas que tenía en la mejilla para que no estuviera sufriendo.

—Justo estaba por decirte que lo hicieras, es tan fastidioso tener algo en la cara.

Jeno sonrió, y siguió comiendo.

—Oh, perdona, ¡muchas gracias! Olvidé decirlo— le dió otro mordisco al emparedado —mi mafree me regfañaria ssi no doy lafs grafias— dijo con dificultad.

—Y también te regañaria si te ve hablando con la boca llena de comida.

Jaemin no pudo evitar sonreír, tenía tanta razón, su madre es muy estricta con él, pero igualmente no le hacia caso en muchas cosas, tal vez por eso lo regaña tanto...

—¡HEY MIRA!

Jeno lo miró curioso, se veía más emocionado de lo normal.

—Hay un gato, cerca de los árboles.

Era un gato grande, blanco con manchas grisaceas, llamó tanto la atención de Jaemin que no dudo en ir con el gato, lo tomó en sus brazos como si fuera un bebé, el gato no se lo impidió, estaba muy relajado y comenzó a ronronear; camino hasta Jeno para mostrárselo.

—Es muy lindo

—¿Lo quieres cargar?

—Soy alérgico a los pelos, por eso no puedo tener ni perros ni gato— Jaemin logró ver un puchero en la cara de Jeno —Pero me encanta verlos.

—Que triste, yo no tengo porque mi mamá los odia, pero ama a los perros, siguen siendo mascotas, no la entiendo.

Jaemin lo dejó en el suelo y el gato siempre en su estado tranquilo se fue caminando lentamente a las hojas caídas para luego acostarse en ellas.

𝐵𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora