𝑐𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜 𝑏𝑒𝑠𝑜𝑠

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Jaemin era una persona muy expresiva y muy sentimental, si por alguna razón un niño lo trataba mal lo primero que hacía era llorar, o incluso si era algo de lo que debía alegrarse, sus ojos se cristalizaban de la emoción, los niños siempre le decían que era tonto por llorar, ya que los niños no lloraban, pero no por eso iba a dejar de hacerlo, además de que no podía. Es por ello que si lloraba por algo, no decía la razón, seguramente le dirían que era algo estúpido y que llorar no valía la pena, decidía dejarlo así y no decir nada.

Fue entonces cuando conoció a Jeno, mientras llegaba por el pasillo hasta la entrada del salón, lo vio paralizado, tal cual una estatua estaría.

Al principio lo vió como cualquier otro niño, por lo que habló como si nada, pero Jeno hablaba poco o simplemente no hablaba, y eso fue una de las cosas que le gustaban ya que no lo podía interrumpir,  pero le tenía que preguntar cosas para que el respondiera y no quedara hablando solo.

Por alguna razón le cayó bien, tanto que dejo de correr como tanto le gustaba para sentarse a su lado y buscar opciones de juegos.

Jaemin le había pedido que jugarán a que Jeno se iba a casar mientras él le tomaba fotos.

¿La razón?

Fue lo primero que le llegó para salir del paso, y además hace poco su madre había ido a una boda y él la acompañó, eso fue todo.

Pero no pensó que de un momento a otro el pasaría a ser la novia en el juego, algo que le asustó un poco, no acepto porque un niño no debe estar con otro niño, o así siempre le inculcó su madre, eso estaba muy mal para ella, y por ello también estaba mal para él, pero aún así estando mal no pudo sacarselo de la mente.

Fue esa la razón por la cual nunca mencionó que conoció a Jeno frente a su madre, aunque ciertamente no iba a nombrar que jugaron... si solo decía que lo conocía no pasaba nada, pero aún así no lo dijo y él no sabía el porqué.

Ciertamente es un amigo, no tiene nada de malo, pero Jaemin se sentía de otra forma con él.

Jeno es diferente, o tal vez él no es diferente sino que Jaemin se siente diferente estando con él, pero no sabía que era.

Llegó a pensar cosas absurdas como... que habría pasado si decía que si, ¿Iban a estar casados de verdad? ¿Iba a tener una pareja? ¿¡IBA A PODER BESAR A JENO!?

Su imaginación había ido demasiado lejos, por lo que Jaemin trato de sacarlos de su mente, ES UN NIÑO, y no puede estar con otro niño, fin.

Es por ello que el día que Jeno le dijo Te amo no supo que responder, se quedó paralizado pensando en que decirle, por suerte no tuvo que responder pero aún así se sintió tan bien... con mariposas en el estómago pero bien.

habían pasado muchas semanas y ya se habian olvidado del primer juego que comenzó toda su amistad y la cual causó tantos sentimientos que no habían experimentado en su corta vida, Jaemin no sabía como sobrellevarlos, era demasiado para él cargar con eso.

Ese soleado lunes vió a Jeno entrar por la puerta, su corazón se sobresalto sin pedirle permiso, más tarde lo regañaria por esa acción, pero su corazón no era el único órgano llevándole la contraria, su cerebro también era culpable por hacerlo imaginar cosas.

Jeno llevaba consigo una cajita de color rosado y tenía pequeñas estrellas dispersadas por toda la caja, Jaemin se extrañó.

𝐵𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora