Capítulo 2: Hermana mayor y menor

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A la mañana siguiente, Kokoro bajó las escaleras flotando e ingresó directamente hacia la sala de estar.

Se dirigió frente al televisor, donde se percató de que la consola de Arata no estaba conectada. Notó que esta se encontraba guardada ordenadamente en una caja junto al televisor. La miró extrañada recordando que ninguno de los dos la desconectó anoche.

Reaccionó y examinó toda la sala para, por fin, darse cuenta de algo que había ignorado desde que ingresó: estaba completamente limpia y ordenada.

El comedor estaba impecable, a diferencia de la noche anterior cuando nadie se tomó el tiempo de limpiar. El suelo estaba sin una sola partícula de polvo o suciedad y las envolturas de comida que habían consumido la noche anterior habían desaparecido.

"¿Por qué hoy la sala está como nueva? Arata y yo somos los únicos en esta casa. Acaso, podría ser... que Arata se encargó de limpiar durante la noche para quedar bien frente a mí. Sí, eso debe ser."

Conectó la consola, encendió la tele y comenzó a jugar. Cuando inició el juego, escuchó la puerta de la cocina cerrarse. Giró la cabeza hacia atrás.

"Seguramente Arata va a preparar el desayuno también."

Luego de unos minutos, mientras Kokoro se encontraba totalmente concentrada en el videojuego frente a ella, Arata bajó las escaleras e ingresó a la sala de estar.

Sus ojos se abrieron de sorpresa al ver lo limpio que estaba todo.

—Wow, veo que por lo menos te tomaste el tiempo de limpiar antes de comenzar a jugar.

Arata se dirigió a la mesa del comedor y vio un par de platos con Hot Cakes recién hechos sobre ella.

—Oye, deja de jugar y ven a desayunar.

—Ya voy.

Se levantó del suelo y se dirigió flotando hacía la mesa, donde Arata ya se encontraba sentado con una cara de satisfacción.

—Incluso cocinaste algo que se ve bien. ¿Creí que habías dicho que no sabías cocinar? Eres una mentirosa.

Al contrario de Arata, ella lo miró con una expresión confusa.

—El mentiroso eres tú. Incluso hiciste esa mísera sopa instantánea ayer para que no sospechara nada.

Arata cambió su gesto por uno igual al de ella.

—¿De qué estás hablando? Si tu bajaste primero. ¿No eres la que hizo esto?

—Claro que no, tú bajaste detrás mío y te metiste en la cocina. Te escuché.

Luego de que terminó de decir eso, se quedaron en completo silencio. Ambos se miraron inquietos, se mantuvieron así por varios segundos. Algo no estaba bien.

—S-si tu no cocinaste esto... y yo tampoco... E-entonces...

"Entonces... ¿Quién está ahí dentro?"

Miraron en dirección hacia la cocina, aun con la puerta cerrada. Desde ahí, se escuchó el sonido de un par de platos que los dejó petrificados. Observaron la puerta fijamente hasta que, sin previo aviso, esta se abrió por completo.

Para sorpresa de ambos, no había nadie detrás de la puerta: esta se abrió sola. Luego de una intrigante y estremecedora espera, una chica salió de la cocina junto a unos cubiertos y platos flotantes con más Hot Cakes detrás de ella.

Desde la distancia se podía notar que era más alta que ambos, quizá era un par de años mayor. Atado en una larga cola de caballo, su castaño cabello claro contrastaba con el color azul de sus ojos, los cuales los apreciaban con una mirada amistosa y amable. Llevaba un top deportivo celeste, el cual acentuaba el gran tamaño de su busto y un short de licra negro pegado a su cuerpo acompañado de zapatillas del mismo color.

Arata & las FantasmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora