C3 - Parte 3

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El último timbre del día reverberó por toda la preparatoria. Arata y Midori se dirigieron a la sala del club. Las chicas, por su lado, se encontraban en sus dijes.

—¡¿Dices que la presidenta Hotaru fue a tu casa ayer por la tarde?!

—Así es, no sucedió nada grave. Aunque pude descubrir algo muy interesante.

—¿Y eso es?...

—Hotaru Tsukino en realidad sabe que los fantasmas existen. Sin embargo, tiene razones para negar su existencia.

—Ja, ¿No crees que eso es imposible? —exclamó incrédula.

—Yo también lo creí poco probable, pero si su hermana misma lo dice, debe de ser cierto.

—¿Su hermana?

—Es una larga historia.

Arata le explicó lo sucedido el día anterior en su casa mientras caminaban hasta que llegaron a la puerta de su sala de club.

—Ya veo, pero sigo sin entender por qué lo ocultaría.

—Por ahora solo necesitamos intercambiar información con su hermana. El más mínimo dato nos es útil.

Abrieron la puerta y encontraron a Shou usando su celular.

—Ya están aquí, que oportuno. Acabo de recibir información que nos servirá para poder hacer una actividad.

—¿Enserio? Esas son buenas noticias. Entonces, ¿De qué se trata?

—Al parecer es una vieja historia de esta preparatoria. Parece que también es una historia real.

—Si es real, es mejor, supongo... —dijo Midori insegura.

—Eso mismo. Es en relación a...

La puerta se abrió de golpe. Erika entró al salón y observó a todos los miembros con una expresión como si se burlara de ellos.

—Hola, sobrenaturales. Tengo algo que informarles.

—¿Reconocerán nuestro club oficialmente? —adivinó Arata sin emoción por su repentina presencia.

—Al contrario, vine a decirles que ya hay otro club que realmente necesita esta sala —dijo observando lo amplia que era la habitación—. Su tiempo acaba mañana, viernes. Así que será mejor que comiencen a desalojar este lugar desde ahora.

Le gustara o no, ella tenía razón. Arata lo recordó, los clubes que solicitaban tiempo de prueba podrían comenzar a hacerlo a partir del viernes de la segunda semana de clases. Había olvidado por completo ese detalle.

—Aún no...

—¿Qué dices? —provocó Erika colocando una mano sobre su oreja.

—Aún no puedes echarnos de aquí. Todavía tenemos hasta el final del viernes.

—Tal vez tengas razón, pero de todas formas no tienen nada que mostrar.

Arata sostuvo el collar en su cuello.

Shou estaba a punto de revelar la información, pero los labios de Midori fueron más rápidos.

—Yo...

—¿Tienes algo que decir?

—Mi... mi padre, el director, p-puedo decirle que acepte la solicitud del club. ¡No tienen que ser ustedes!

Midori exclamó eso con inseguridad. Estaba dependiendo por primera vez de la posición de su padre para conseguir lo que quería. Ella detestaba que la conocieran por ser la hija del director, pero la presión no le dejó pensar en nada más.

Arata & las FantasmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora