Las cosas no son color de rosa, siempre hay otro lado de la moneda, detrás de un chico tímido puede haber algo más, detrás de un chico frío puede haber algo más, eso lo sé muy bien, por eso... quiero saber más de ti, y conocer todos tus lados
☕︎Tra...
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Este capítulo contiene escenas explicitas de contenido +13 Se recomienda discreción °• Espero lo disfruten •°
Te amo
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Cerraron la puerta de la habitación colocando seguro para no ser molestados, Aizawa recorre tu cintura con sus manos mientras que las tuyas están en su cuello y tirando levemente de su cabello
Aizawa se sentó en la cama y tu te colocaste a orcajadas en su regazo, siguieron besándose tranquilamente disfrutando de las caricias del otro sobre sus cuerpos
Tus manos se cuelan por debajo de la camisa de Aizawa pasándose por su abdomen delineando los músculos de este con tus dedos, los labios de Aizawa bajan lentamente a tu cuello donde deja besos húmedos y suaves mordidas, con cuidado de no dejarte marcas
Exploran el cuerpo del otro con sus manos, jugueteando y disfrutandose mutuamente
Un sutil movimiento de tus caderas hace al contrario gruñir levemente
—Takeshi...— Llama en voz baja —¿Estás segura.. de qué quieres continuar con esto?— Te preguntó mirándote a los ojos, sonries y tomas su mejilla dejando un pequeño beso en sus labios
—Si, lo estoy— Respondes con seguridad tomando los bordes de su camiseta negra
Aizawa sonrió levemente y dejó que le quitaras la camisa, tus labios se dirigieron a su cuello y clavículas, su piel es suave y cálida, se siente muy bien al tacto, dejaste una ligera marca en su clavícula y volviste a besarlo
Con cuidado te tomó con un brazo para girar y colocarse encima tuyo, tus piernas se enredaron sus caderas y las manos ajenas retiraron tu blusa lentamente, acarició tus pechos suavemente por sobre el sujetador seguido de tu cintura y abdomen
Jadeaste bajo su dulce toque acaricias sus hombros anchos y lo besas jugando con sus lenguas, sientes la presión de la erección de Aizawa en tu intimidad, mueves caderas provocandole mientras se siguen besando, cada quien se encarga de acallar los sonidos del otro
Acaricia tus mejillas y uno de tus pechos con sumo cuidado, separándose cada tanto para comprobar que estés cómoda y muerde tus labios con suavidad
—Eres... dios.. no puedo contigo..— Dijo en un suspiro varonil y a la vez tan dulce que te hizo temblar levemente
Dejó un camino de besos húmedos por tu clavícula, en medio de tus pechos y abdomen hasta llegar a tu pelvis
Con suma delicadeza bajó tu short sin parar los besos, te miró por debajo de las pestañas para comprobar que todo estuviera bien, le miraste suplicante dando a entender que continuara
