Parte 1

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15 de Julio de 2018

11:10 p.m. Casa de Frank

El frío acero de las esposas rodeó mi muñeca derecha y el otro extremo se cerró rodeando la tubería de un radiador anclado a la pared del dormitorio. Miré a Frank sin entender nada de lo que ocurría. Esto era un sin sentido. Habíamos sido un equipo muchos años. No entendía el porqué de todo esto ahora. Solo podía observar como el chico iba y venía, tomando todo tipo de objetos. Metió varias armas en una bolsa de nylon y sacó los fajos de billetes de la caja fuerte oculta tras una de las paredes del armario empotrado del vestidor. Lo observé con rabia e impotencia. En mi mente surgían pensamientos de todo tipo y ninguno de ellos era bueno. Él me dedicó una mirada resignada, mostrándome sus ojos azules como el cielo despejado de una tarde de verano, y detuvo su acelerada carrera un segundo. Pensé que había cambiado de idea. Pensé que todo esto solo era un error. Mi corazón volvió a latir.

-Lo siento cielo, pero no podemos caer los dos. A ti no te harán nada-su mirada era de arrepentimiento, pero yo no lograba procesarlo

Aguanté la respiración, como si eso pudiera solucionar algo. De nuevo el miedo y la incertidumbre se adueñaban de mis pensamientos. Sentí un dolor inusual en mi pecho, una presión que logró que me costara respirar con normalidad.

-¿De qué demonios hablas?-increpé con perplejidad

No respondió.

-¡Frank!-grité con rabia e impotencia

Volvió a su labor y cuando hubo terminado, se colgó el pesado macuto al hombro y se acercó a mí para acuclillarse delante y coger mi mentón con su mano izquierda. Me obligó a mirarle. De nevo aquellos ojos zafiro que me observaban, dejándome ver el dolor y el arrepentimiento. Me besó en los labios con una delicadeza que logró destrozar el muro que contenía mis lágrimas. Anhelaba sus labios, pero no de esta forma.

-¿Por qué te marchas? ¿Qué ha pasado?-insistí con voz quebrada-No me dejes así...

-No lo entenderías. No ahora

Me tragué el nudo que residía en mi garganta y busqué la calma donde ya apenas la había. Mi corazón latía deprisa y mi cuerpo temblaba bajo tanta tensión. Mis ojos, cristalizados por las lágrimas, escocían mientras retenían las lágrimas que pedían salir a gritos.

-Frank...-apreté mis párpados, dejando que una lágrimas resbalara por mi mejilla

-Te quiero-señaló convencido-No pienso dejarte. Volveré a por ti, te lo prometo

Soltó mi cara y salió de la habitación a paso ligero. Es como si alguien o algo estuviese a punto de cogerle.

-¡¡FRANK!!-grité con rabia y tristeza entremezcladas-No te vayas, maldita sea. Vuelve aquí...no me dejes. Por favor...

Mi voz se fue apagando y ya solo se oía el eco de sus pasos acelerados alejándose por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras. Escuché como el sonido del motor se alejaba también y las luces se iban perdiendo lentamente en la lejanía. Me quedé allí esposada, casi a oscuras y sin entender qué había ocurrido. Ya no quedaban más lágrimas en mí, así que recorrí una vez más mi entorno y traté de asimilar una vez más todo esto. El tiempo se detuvo y mis ojos se quedaron fijos en el enorme ventanal que daba al exterior. Una parte de mí me decía que Frank volvería. Tardé demasiado en darme cuenta de que eso no ocurriría. Él no mintió cuando dijo que no podía ir con él. Ahora no. Un remolino de emociones se adueñó de mí. Ya no sabía si estaba triste, furiosa o confusa.

Me perdí en mis propios pensamientos una vez más. Solo podía oír los latidos de mi corazón, cada vez más calmados. Mi respiración lenta, a veces aún entrecortada, y ni siquiera fui consciente del tiempo que había pasado cuando pude divisar luces rojas y azules acercarse a la casa. El inconfundible sonido de las sirenas de la policía de Nueva York. Miré al suelo mientras asimilaba todo este caos repentino. Una vez más pensé que esto no era verdad, pero ahora estaba segura que Frank no mentía cuando decía que volvería a por mí. La duda residía en si yo querría volver cuando él apareciera de nuevo en mi vida. Lo amaba, pero ¿qué le impulsó a irse de aquella forma? Dinero y armas. Nada bueno. Estaba segura.

Tormenta GriegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora