Tigres Y Gatos

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Había pasado una larga semana desde el incidente ocurrido, y para la mala suerte de Nakajima, Akutagawa no había vuelto a la escuela, no tenía su número, no sabía dónde quedaba su casa, no sabía nada de él.

En las prácticas del baile tuvo que estar solo, algo que no se le hizo agradable, y con eso nos referimos a que tuvo que mirar y no hacer nada.

Pero ese es el pasado, ahora era lunes, y Atsushi nuevamente tuvo una noche entera de pensar, cosa que hizo como toda la semana, se le hiciera tarde para la escuela.

Comía a la velocidad de la luz, hasta que por fin terminó de desayunar, para después salir muy apresurado de su casa, casi corriendo. Tenía la suerte de que la escuela quedaba cerca de su casa, era una ventaja.

Llegando a la escuela, vio un reloj, y se dio cuenta de que se había atrasado 20 minutos, y tuvo que correr mucho más rápido (si es que era posible) al salón de clases.

Por más que corrió, no alcanzó a llegar a tiempo, pues justo cuando iba a entrar al salón, sus compañeros por el otro lado de la puerta la abrieron antes que él, haciendo que todos salieran en manada, y Atsushi cayera al piso, ni siquiera lo notaron, pero fue pisoteado más de una vez, sus compañeros parecían animales saliendo desesperados del salón de clases.

Cuando pensó que nadie más saldría, suspiró, pero no se levantó, pero para su sorpresa, había alguien apoyado en el marco de la puerta que lo miraba expectante, y al parecer trataba de contener su risa, de inmediato lo reconoció; Akutagawa Ryunosuke, su pareja en el baile de la escuela.

- Sabes, ahora que lo pienso, pareces un tigre - Habló por fin el azabache.

Atsushi se avergonzó y no dijo nada, más bien pensó, ¿No iba a ayudarlo a levantarse del suelo o algo parecido? ¿Por qué no había venido en toda la semana?

Sus pensamientos fueron borrados cuando sintió una fría mano tomar la suya, trataba de ayudarlo a levantarse del suelo.

El albino se arrepintió de pensar que no iba a ayudarlo, pero eso no importaba ya, pues el azabache no podía escuchar sus pensamientos.

Ya ambos levantados, Ryunosuke habló. - Oye, no ignores lo que dije.

- ¡Joder, basta de avergonzarme! - Pensó. - Uhm... ¿Que parezco un tigre? - Trataba de sonar lo más normal posible.

- Sí, así que ahora te diré Jinko. - Luego de decir eso miró hacia otro lado, mientras sentía el latido de su corazón.

Atsushi se sorprendió, nadie le había puesto un apodo, sus amigos le decían Atsushi o Nakajima, pero un apodo era algo nuevo, y mucho más si el que te puso ese apodo era un chico del que estuviste esperando inconscientemente todos los días, pero se negaba a aceptar aquello.

- D-disculpa... Eh... ¿P-por qué no viniste en la semana? - Jugaba con sus dedos por el nerviosismo.

- Uh... Tuve cosas que hacer. Pero... ¿Me extrañaste, Jinko? - Lo último lo dijo con una sonrisa, y un tono burlón.

Atsushi sintió como su corazón se aceleraba y no se calmaba, a tal punto de que tuvo que tocar la zona de donde estaba su corazón, ¡Pero no se calmaba el desgraciado!, a eso agreguenle que sentía su cara muy jodidamente caliente, probablemente tenía un sonrojo muy notorio. - Ah... eh... N-no... ¡Es decir, si!.. O sea, no... Pe-pero si... AAAHHH - De inmediato se cubrió los ojos con sus manos, escondiendo su cara.

Esto le sacó una carcajada a Akutagawa, quien por dentro se sentía nervioso, esto era perfecto.

- Oye - Decía entre risas, tomó las manos del albino - Sinceramente me quedé con intriga de saber más de ti... Así que en pocas palabras tal vez también te extrañé. - Ryunosuke sonrió sincero.

Sway With Me || Shin Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora