Como vivir una aventura: El encuentro

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La feca estaba pensando en qué historia contaría aquella noche en el posada, estaba tan absorta en sus pensamientos que no miro por donde iba.

—¡Aaaaah!—Gritó antes de caer el suelo.

Se llevó la mano a la cabeza y levantó la cabeza para ver con quien había chocado.

—¡Pero bueno, es que no miras por donde vas!—Grito la sadida enfadada, ella también había caído al suelo.

La sadida iba acompañada por una ocra, un yopuka, un anutrof y un niño.

—¡¿Me estás escuchando?!—Grito otra vez la sadida.

La feca no prestaba atención a la sadida, estaba distraída con el niño, no tenía ni idea de qué especie era, y eso era algo raro en ella; debía conseguir que se hospedara en la posada, después de todo, una identidad tan misteriosa debía venir con una gran historia.

—¡No me ignores!—Volvió a gritar.

—Perdón, perdón—dijo rápidamente la feca mientras se recomponía. —Es que me distraje con vuestra apariencia, vosotros no sois de por aquí, ¿Me equivoco?

—No, solo pasamos de camino a la isla de Oma—contestó el niño.

—Me lo imaginaba, ¿Cómo os llamáis?

—Yo me llamo Yugo

—Yo soy Ruel, y estos son Tristepin, Amalia y Evangelyne —Respondió el viejo Anutrof.

—Es un placer conoceros, yo me llamo Sofía—dijo la feca—¿Podría preguntaros por qué vais a la isla de Oma?

—Bueno, es una historia un poco larga—contestó Yugo.

—Y si os invito a cenar a la posada de mi abuelo,—soltó Sofía de golpe—me la contáis mientras cenamos y luego podéis disfrutar de las historias de nuestros narradores.

—Un momento—dijo Ruel—¿No será La Posada De Las Historias?

—Pues sí—Respondió Sofía con orgullo.

—Esto es una trampa, primero nos invitas a comer y luego no cobras un ojo de la cara por una habitación, no pienso picar. —Contestó.

Sofía no esperaba esa reacción, pero sabía muy bien cómo convencerle.

—Sabéis, uno de nuestros narradores se a tomado unas vacaciones para hacer un viaje espiritual o algo así, la cuestión es que a dejado su habitación vacía, es más pequeña que las habitaciones para huéspedes, pero creo que todos cabréis de sobra, además, os saldrá gratis.—Dijo guiñando un ojo.

—¿¡Has dicho gratis!?, ¡A que estamos esperando! ¡Yuju!—Gritó mientras corría hacia la posada.

—¿El siempre es así?—Pregunto Sofía, sabia que le convencería, pero no esperaba que se emocionara tanto.

—Siempre—Respondió Evangelyne.

—Cuando hay algo gratis Ruel es el primero en la fila— Contestó Amalia.

Si yo estuviera en wakfu (Una feca peculiar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora