Si yo estuviera en wakfu (Una feca peculiar)

Voz interior

Nuestros héroes se encontraban en el reino Sadida, Pin Pan había sido poseído por Rubilax y estaba luchando con los guerreros sadida.

Sofía se enganchó a uno de los cuernos de la cabeza de Pin Pan y lo utilizó como impulso para subir a su cabeza.

—Vas a volver a tu prisión—dijo intentando arrancarle a Rubilax.

—Más quisieras—le contestó Rubilax.

Rubilax sacudió la cabeza mandando a Sofía hacia arriba y cuando estaba cayendo le pegó un puñetazo que la lanzó volando contra una pared.

La feca solo veía blanco y su cuerpo no respondía, lo único que podía hacer era escuchar.

Escucho a sus amigos luchar contra Rubilax y fallar, escucho gritar de dolor a Evangelyne y escucho como Pin Pan se iba dando saltos.

Ella intentó ayudar a sus amigos, pero era incapaz de moverse.

—¡Ir a traerme a ese Yopuka!—Grito Armand—¡Y arrestad a ese anutrof!¡

—¡Pero Armand...!—intentó decir Amalia.

-¡Llevar a mi hermana y a Evangelyne a su cuarto y que no salgan! Y llevad a esa feca a la enfermería, pero en el momento en el que despierte,¡A los calabozos!

Y así sin que pudieran hacer nada, les separaron.

Volviendo con Sofía, una aniripsa estaba curando sus heridas.

—Bueno, sus heridas ya están curadas, pero no puedo hacer nada para que se despierte. Esta en estado de coma y dependerá de su voluntad si logra despertarse o no—le explicó la aniripsa a uno de los guardias.

—(Con que estoy en coma...)—pensaba Sofía—(¿La gente en coma puede escuchar conversaciones...? Qué mas da... tengo que salir de aquí .)

Sofía intentó moverse con todas sus fuerzas, pero era incapaz, al final por el esfuerzo se quedó dormida.

Cuando despertó seguía en estado de coma, pero algo había cambiado, ahora podía verse a sí misma y vio que estaba en un lugar oscuro.

Intentó salir de ahí, pero por mucho que corría no avanzaba.

—Mira quien a vuelto por aquí—dijo una voz pícara.

—No, ella otra vez no—pensó Sofía.

—Sí, yo otra vez sí—le respondió la voz.

La voz emergió de las sombras mostrando su aspecto.

—¡Creía que me había librado de ti!—le gritó Sofía furiosa.

—Por favor, no me hagas reír—le contestó la figura de forma condescendiente—solo me bajaste el volumen, pero estás lejos de librarte de mí.

—¿A que has venido?

—Simple he venido a convencerte de que es mejor que no te despiertes.

—Ni lo sueñes.

—Sabia que dirías eso, por eso me he preparado... ¿Recuerdas la enfermedad que mató a tu madre?

De repente la expresión de Sofía pasó de enfado a terror.

—Cállate—le pidió a la figura.

—La contrajo porque se encontraba débil...

—Cállate.

—Y dar a luz fue lo que la dejó débil...

—Por favor cállate.

—Así que está muerta por tu culpa, habría sido mejor si no hubieras nacido.

—¡Ellos se alegraron de que naciera!—replicó Sofía.

—Y ya ves tú de que les sirvió, al final tu padre también acabó muerto por tu culpa.

—¡Cállate!

—Si no te hubieras quedado paralizada tu padre aún estaría vivo...

—¡Qué te calles!

—Si no hubieras nacido él aún estaría aquí...

—¡He dicho que te calles!

Sofía intentó pegarle un puñetazo, pero la figura se desvaneció y apareció detrás de ella.

—Solo soy producto de tu imaginación, no puedes golpearme.

Sofía intentó pegarle otro puñetazo obteniendo el mismo resultado.

—Esos arranques de violencia siempre te llevan a dañar a los demás, por culpa de ellos te poseyó Rubilax.

—Al final acabó bien.

—Pero podría haber acabado muy mal, es por eso que no te has enfadado cuando Pin Pan a dejado que le poseyeran, porque ahora que te ha pasado a ti no te sientes capaz de enfadarte con nadie por eso, eres una hipócrita.

—¡Déjame en paz!

-Y por si eso no fuera suficiente, piensa en la situación, Yugo y Adamai están realizando una misión a kilómetros de distancia con escasas probabilidades de éxito, Pin Pan en paradero desconocido y los demás estáis arrestados a la espera de un xelor con una máquina capaz de matar a un dragón, acéptalo, pinta mal.

—Tienes razón, pinta mal.—admitió

—Me alegra que por fin entres en razón.

—Pero precisamente por eso tengo que seguir.

—¿Qué?—dijo la figura sorprendida.

—Mis amigos me necesitan más que nunca, además, me prometí que volvería a contarle mis aventuras a mi abuelo.

—¡Nooooooo!—gritó la figura.

—Y aunque las cosas ahora están mal, eventualmente se pondrán mejor.

-¡Escúchame!

—Por eso tengo que seguir esforzándome.

—¡Deja de ignorarme!

—Además, los yopuka nunca se rinden.

—¡Tu no eres una yopuka!—gritó furiosa la figura.

—Pero mi padre lo era, y es lo mismo.

—¡Nooooooooooooooo...!—gritó la figura desvaneciéndose.

Todo se volví blanco y... Sofía se vio en la enfermería del castillo Sadida.

—Estoy... viva.