1. Lonesome Town

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-Creo... Que debemos terminar.

-¿Qué...?

-Lo siento, Tweek.

Las palabras de Craig daban vueltas una y otra vez en su cabeza. Sin ningún motivo ni alguna explicación, decidió acabar abruptamente lo que habían construido durante más de cinco años.

Tweek se encontraba acostado en su cama, dejando que las lágrimas salieran de sus ojos sin intentar detenerlas. Dolía, dolía mucho. Sentía un vacío en el pecho y su corazón destrozado... Realmente roto.

Después de la ruptura, el rubio entró directamente a su casa. Sus padres no estaban, por lo que no tuvo que dar explicaciones a nadie y pudo encerrarse en su cuarto a llorar libremente.

No lo entendía, ¿acaso Craig se había cansado de él? ¿Había dejado de quererlo? ¿Qué había hecho mal para que su ahora exnovio quisiera estar soltero nuevamente?

Abrazó su almohada y se acurrucó un poco más.

No podía manejar tanto dolor.

• ° • ° • ° • ° • ° • ° • ° • ° • ° • ° • ° • ° •

-Lo siento, Tweek.

Los ojos del rubio comenzaron a llenarse de lágrimas rápidamente. Si seguía mirándolo, se arrepentiría de su decisión, por lo que dió media vuelta y se alejó, dejando al otro chico solo en la puerta de su casa.

Sí, había tenido algo de tacto al pensar que lo mejor era terminarlo cerca de su hogar, para que no tuviera que caminar triste y solo. Pero, por alguna razón, no se imaginó que se largaría a llorar.

Pero era lo mejor para ambos. Al menos eso creía.

Un par de días antes, había escuchado a Wendy y a Bebe hablar sobre los noviazgos.

-¿Stan y tú volvieron otra vez? -preguntó la rubia.

-Si... -contestó Wendy con un suspiro- no sé cuánto más podremos alargar esto.

-¿De qué hablas?

-Bueno, es casi imposible que sigamos juntos cuando seamos adultos. Entonces, no lo sé, quizás estemos perdiendo el tiempo.

-Pero ustedes se quieren... Creo.

Wendy soltó una pequeña risa antes de contestar.

-Sí, pero el cariño no es suficiente. Creo que sería mejor terminar definitivamente, salir con otras personas, madurar y cuando seamos grandes intentarlo nuevamente. Si somos más maduros, estoy segura de que lo nuestro podría funcionar.

-Es un poco triste pensar así, Wendy.

-No... Lo triste es que no me atrevo a hacerlo. Estamos yendo y viniendo desde los diez años. Son muchos años con Stan, ya estoy acostumbrada a él. Por eso cada vez que terminamos, le doy otra oportunidad. Pero los amores de la niñez no son los mismos que en la adolescencia.

-Bueno, por eso mismo lo mío con Clyde no funcionó... Los zapatos eran lindos, pero después de un tiempo me aburrí.

-Sí... Lo mejor para las parejas que llevan tanto tiempo como nosotros es terminar y volverlo a intentar en unos años.

-Tal vez tengas razón.

-Claro que la tengo. De niños éramos ingenuos, pero ya tenemos 16 años. Tenemos que madurar. La próxima vez que tengamos una pelea, voy a terminarlo de verdad, aunque lo quiera tanto. Eso arreglará nuestra situación.

Luego de esa charla, las chicas fueron al baño, por lo que Craig no pudo oír más. Pero algo le quedó dando vuelta. Las parejas que se habían juntado de niños no duraban para siempre, a menos que terminaran. Y él quería estar con Tweek toda la vida.

Sí, su relación tuvo un comienzo inusual, por culpa de unas compañeras asiáticas, pero gracias a eso, logró conocer al rubio de otra forma.

Con él, se sentía más feliz y solo quería que Tweek también lo fuera. Cualquier problema lo arreglaban juntos y en todos esos años, nunca tuvieron ninguna gran pelea, solo pequeñas discusiones que arreglaban pronto.

Pero, ¿su novio entendería que debían terminar para seguir juntos más adelante? No sabía lo que pensaba sobre el futuro, nunca lo habían hablado, y temía decirle que él quería que estuvieran juntos para siempre, porque aún eran muy jóvenes y ese era un compromiso muy largo.

Además, eso impediría que Tweek conociera a más gente. ¿Qué tal si al final no estaban destinados el uno al otro y solo lo estaba forzando a estar con él?

Romper también significaba estar libre para probar otras cosas, estar con otras personas... Y sí, dolía, pero era necesario para que en el futuro se dieran cuenta de que estaban hechos para estar juntos.

Por eso tomó la drástica decisión y no le dió ninguna explicación. No quería -no podía- mentirle, así que lo mejor era quedarse callado.

Pero al llegar a su casa, sintió una angustia terrible. Solo el recuerdo de los ojos llorosos de Tweek le apretó el pecho.

-Hola Craig -los saludó su hermana menor al entrar a casa.

-Hola, enana -respondió como siempre.

-Ya vamos a almorzar -dijo su madre desde la cocina.

-No tengo hambre. Voy a subir a mi habitación.

-¿No tienes hambre? ¿Y ese milagro? -bromeó su padre, que estaba sentado en el sofá.

-Yo... Terminé con Tweek -explicó cabizbajo.

-¡¿Qué?! -exclamaron su madre, padre y hermana.

-Sí, solo... Quiero ir a mi habitación, ¿Está bien?

-Claro, hijo -dijo su madre, comprensiva.

Mientras el pelinegro subía la escalera, su padre no pudo evitar sentir una pequeña oleada de triunfo dentro de suyo.

Si bien había aceptado hacía años que su hijo era gay, y sabía que Tweek era un buen chico, muy en el fondo siempre esperó que algún día volviera a ser hetero... Si es que alguna vez lo fue.

Aunque se sintió mal al ver a su hijo tan triste, brilló la pequeña esperanza de que encontraría a una chica que lograra enamorarlo y con quién pudiera formar una familia. Eso sería lindo.

Su hermana, en cambio, estaba muy decepcionada. Quería mucho a Tweek, era gracioso y amable, y le podía dar cara a su hermano.

Había pensado que de grandes ella sería una tía genial para el hijo o hija que ambos tuvieran. Pero si terminaban, no podría serlo. Peor aún, ya no podría ver al rubio nunca más en su casa.

Para ella también era una ruptura, y nadie le había preguntado. Maldito Craig.

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